10 accesorios muy extendidos para recién nacidos que los pediatras no usan para criar a sus bebés

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Tener un hijo conlleva muchas cosas, entre ellas nuevos gastos.Comprar ropa, adecuar el cuarto y sobre todo invertir en alimentación. Por no decir, la inversión que puede suponer tener que acudir a guardería una vez se acaban las bajas.

Así, el primer año del niño supone un gasto de casi 8.000 euros, según detectó un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de 2020.  En concreto la encuesta realizada por la organización ha encontrado que el coste medio anual para el hijo durante el primer año asciende a 7.706 euros.

Un gasto que puede dispararse fácilmente si te dejas llevar por las garras del marketing neonatal e infantil. Para los bebés hay todo tipo de artículos pensados en hacer la vida a los padres y madres más sencilla. Sin embargo, la realidad es que aunque parezca que no puedes criar tus hijos sin ellos, muchos de estos artilugios resultan realmente inservibles.

Así lo ponen de manifiesto los pediatras Elena Blanco y Gonzalo Oñoro en un artículo de su blog Dos pediatras en casa de 20 minutos.

"La mayoría de estos objetos no tendrán un impacto que mejore la salud de sus hijos, por lo que al final se traducen en pérdida de dinero y en la falsa sensación de que hay que tener algo para que todo vaya bien", comentan.

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Para evitar gastos innecesarios los pediatras han revelado 10 objetos que nunca utilizarían para criar a sus hijos.

1. Un esterilizador de biberones

Si tu bebé toma leche de fórmula necesitarás limpiar sus biberones. Pero para ello simplemente requieres usar agua y jabón.

"Lo indicado es lavar bien los biberones y las tetinas con agua y jabón y secarlos para que no queden restos de leche. Con este sencillo acto es más que suficiente para que los recipientes con los que dais de comer a vuestros pequeños estén limpios", recomiendan los pediatras.

El mismo consejo que ofrece la Academia Estadounidense de Pediatría  o La Organización Mundial de la Salud. También desde los organismos sanitarios españoles.  Como por ejemplo, la guía del programa de atención al niño de la Consejería de Sanidad de la Región de Murcia donde se señala que "para la preparación de biberones deben lavarse bien las manos con agua y jabón. No es necesario hervir los biberones, es suficiente con lavarlos con agua y jabón utilizando un cepillo adecuado para la limpieza".

Los estudios así lo evidencian. Tras contaminar de manera voluntaria biberones y tetinas y someterlos a varios procesos distintos de limpieza, el enjuague con agua jabonosa y aclarado con agua del grifo fue el método más eficaz.

Si bien es posible que tu madre y tu abuela hayan usado agua hirviendo para esterilizar los biberones, los médicos desde hace algún tiempo indican que ya no es necesario hacerlo. Si ahora el agua de tu grifo es lo suficientemente segura para beber, es lo suficientemente segura para limpiarla, podría ser el resumen. Otra cosa es que no sea así. Lo que en el pasado dio origen a este hábito.

2. Un aspirador de mocos

Los niños pequeños no saben sonarse los mocos por lo que es necesario ayudarles a ello. Sobre todo cuando, por catarros u otras afecciones, estos se acumulan.

Sin embargo, una vez más, los médicos no aconsejan gastarse dinero en un objeto en concreto, como es el aspirador de mocos, sino en usar la versión "casera".

"Qué hacemos los pediatras para limpiar los mocos de nuestros hijos. Pues cuando de verdad hay un tapón de moco que al niño no le deja respirar realizamos lavados nasales con suero fisiológico", escriben. "En el mercado tenéis muchos dispositivos, pero nosotros preferimos usar una botella de suero fisiológico grande e ir cargando una jeringuilla de 5 o 10 mililitros".

3. Un humidificador

La humedad, señalan los pediatras, "ayuda a que la vía aérea esté más lubricada". Lo que puede hacer respirar mejor.

Ahora bien, si no quieres invertir dinero en este aparato hay formas más baratas de favorecer la humedad en un cuarto.

"Cuando queremos que haya un poco más de humedad en el ambiente ponemos unos cuencos de agua encima del radiador (si es invierno) o colgamos una toalla mojada y escurrida en la habitación de los niños. Con ello suele ser suficiente para que la humedad ambiental aumente y que a nuestros retoños no se les reseque la nariz por las noches".

4. Un chupete con forma de cereza

El motivo por el que el chupete calma a tu bebé es porque la succión no nutritiva " hace que los niños pequeños segreguen endorfinas con efecto relajante", explican los especialistas.

Ahora bien, este hábito también tiene sus riesgos, pues puede alterar el desarrollo de la mandíbula, los dientes y la cavidad oral. Por lo que lo ideal es retirarlo antes de los 2 años, aconsejan.

Además hay chupetes que generan más deformidad que otros. Entre los que podrían incluirse los chupetes de cereza, actualmente tan de moda.

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"El problema de estos chupetes es que tienen una tetina muy grande y, sobre todo, un cuello (la zona del chupete que une el cuerpo de la tetina con el escudo) muy ancho, justo las 2 cosas que más influyen en el desarrollo de alteraciones mandibulares".

El consejo de los pediatras, si vas a darle un chupete, optar por aquellos que tengan "la tetina anatómica o fisiológica más pequeña y con el cuello lo más estrecho y fino posible".

5. Un aparato para vigilar por la noche la frecuencia cardiaca y la saturación de oxígeno

Monitorizar estos datos mientras el bebé duerme puede dar a los padres más tranquilidad. 

Pero lo cierto es que hasta la fecha "estos dispositivos no han demostrado que disminuyan el riesgo de muerte súbita del lactante ni de que sean capaces de anticipar que al niño le pasa algo", subrayan los pediatras.

Si lo que realmente buscamos es un ambiente seguro para que duerman vuestros hijos, lo que recomienda la Asociación Española de Pediatría es que los niños duerman en la misma habitación que sus padres hasta los 12 meses de vida. 

6. Un cojín para la plagiocefalia

La plagiocefalia es una enfermedad en la que el macizo craneal se deforma por un excesivo apoyo de la cabeza en un mismo punto en su parte de atrás.

La mejor forma de prevenir la plagiocefalia, aconsejan los pediatras "es dejar que el niño se mueva libremente para que el apoyo de la cabeza se reparta por igual en distintos puntos de la zona occipital". 

Por lo que no es necesario el cojín con forma de mariposa y un agujero en el centro para distribuir el peso de la cabeza. Solo es recomendado su uso "en un niño que ya tiene plagiocefalia y que ésta no progrese". 

Si te preocupa cualquier aspecto relacionado con la cabeza del bebé lo adecuado es consultarlo con el pediatra antes de recurrir a comprar cualquier objeto. 

7. Un cojín antivuelco

"No creo que ningún pediatra en su sano juicio haya comprado este objeto para tenerlo en la cuna de sus hijos", sentencia el artículo.

El cojín antivuelco está diseñado para prevenir que el bebé se gire a boca abajo o boca arriba. Lo cual "no es que no sea recomendable, es que es hasta peligroso".

"Lo que se recomienda actualmente es que los niños duerman boca arriba para prevenir la muerte súbita del lactante". Pero algunos padres consideran que esto podría generar atragantamiento si se regurgita leche.

Para prevenir esa aspiración de leche colocan al niño de lado y colocan el cojín antivuelco, explican. "Lo peligroso de esto es que si colocas a un niño de lado le habrás colocado a mitad de camino para ponerse boca abajo, que es lo que se ha relacionado y mucho con la muerte súbita del lactante". 

8. La barrita de árnica para los golpes

Este producto está diseñado para evitar la salida de chichones tras un golpe. Sin embargo los pediatras aseguran en su artículo que no existe evidencia científica de esto. Tampoco de que mejoren la inflamación de un golpe ni de que eviten que el niño pueda tener una lesión grave tras un traumatismo craneal.

"Cuando mis hijos se dan un golpe, lo que hago es aplicarles hielo o darles un antinflamatorio como el ibuprofeno, que es lo que se recomienda en las guías clínicas de atención a un niño con un golpe en la cabeza". 

Apostar por el frío es algo que también recomienda en Infosalus el doctor Francisco Javier Gonzalez-Valcarcel Sanchez-Puelles, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Infanta Elena de Valdemoro (Madrid). Donde además advierte que la árnica no es inocua.

"Por eso está contraindicada su ingesta, o bien el ser utilizada en partes cercanas a las mucosas (la zona de alrededor de la boca o de los ojos), y puede provocar efectos secundarios neurológicos bastante importantes", señala González-Valcarcel.

9. Un dispositivo antiatragantamiento

En el caso de que un niño tenga un atragantamiento que compromete su vida lo que hay que hacer es la maniobra de Heimlich si tiene más de un año. En menores de esas edad se deben aplicar golpes interescapulares o compresiones torácicas. En el caso de que sobrevenga una parada cardiaca empezar con la secuencia de RCP, puntualizan los pediatras.

Sobre esto los aparatos antiatragantamieto "no han demostrado de forma fehaciente que mejoren la supervivencia de una persona que se atraganta, por lo que emplearlos puede ser incluso contraproducente al retrasar las maniobras que sí que han demostrado ser eficaces". 

"No son recomendables y lo que debería hacer la gente que trabaja habitualmente con niños es formarse en reanimación cardiopulmonar", concluye.

10. Una redecilla para probar comida

En esta redecilla se mete comida y el niño la chupa para así extraer el jugo del alimento. 

"Desde nuestro punto de vista, este artilugio es innecesario ya que no hay ningún inconveniente en que los niños prueben directamente nuevos alimentos"

Mejor optar por alimentos estén preparados para que no exista riesgo de atragantamiento. Lo que implica que "sean blandos para que el niño los pueda aplastar y que no sean ni muy fibrosos ni redondos".

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