No es una ecuación: (10+2)*5, el truco de productividad que te ayudará a empezar y acabar más tareas en un día

Concentración
  • La procrastinación es un gran mal moderno. Resulta muy fácil encontrar muchas excusas para no empezar esa tarea que te ayudaría a escalar en el trabajo o desarrollar nuevas habilidades.
  • Por suerte, últimamente surgen muchos trucos y técnicas de productividad para convertir la desidia. Es el caso del método (10+2)*5 que, pese a parecer una ecuación, es más sencillo de aplicar de lo que crees.
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La procrastinación es la gran enemiga moderna de la productividad. Es muy fácil encontrar 1000 excusas para retrasar una tarea, no importa lo relevante o crucial que sea para tu éxito en el trabajo o para tu desarrollo personal.

La buena noticia es que cada vez aparecen más trucos de productividad que te ayudan a ponerte en marcha. Uno de los métodos más efectivos tiene un nombre aparentemente complicado que parece sacado del mundo de las matemáticas: se trata de la técnica  (10+2)*5 y su objetivo consiste en acabar con todas las excusas posibles para que te pongas manos a la obra cuando antes.

Pese a su nombre confuso, el método (10+2)*5 es muy fácil de entender y de llevar a la práctica.

Así es como debes comenzar tu día, según un experto en productividad

Tal y como explica Life Hacker, el nombre del método es una ecuación que transmite que debes dividir cada hora productiva en 5 ciclos compuestos por 10 minutos de trabajo más 2 minutos de descanso.

10 minutos de trabajo y otros 2 de descanso son 12 minutos en total. Multiplica 12 por 5 y tienes 60 minutos, es decir, una hora.

El método se basa en utilizar esos 2 minutos de descanso como recompensas que te motiven a trabajar en primer lugar. Al saber que solo debes concentrarte durante breves períodos de 10 minutos, se vence esa gran barrera que es ponerse en marcha.

Al adoptar esta mentalidad, entras rápidamente en un círculo virtuoso de trabajo e incluso puede ocurrir que te acabes saltando esos 2 minutos de descanso porque habrás entrado en flujo.

Aquí tienes un ejemplo que estructura una hora usando este método. Es el caso de una persona que quiere escribir una novela y encuentra 1000 excusas para no ponerse a escribir. Si se aplica la ecuación, así quedarían sus 60 minutos de productividad:

  • 9:00 - 9:10 - Escribir
  • 9:10 - 9:12 - Descanso para mirar Twitter
  • 9:12 - 9:22 - Escribir
  • 9:22 - 9:24 - Descanso para comprobar que, en efecto, nadie ha whatsappeado durante los últimos 10 minutos.
  • 9:24 - 9:34 - Escribir
  • 9:34 - 9:36 - Fisgoneo breve del estado de los pedidos en Amazon
  • 9:36 - 9:46 - Escribir
  • 9:46 - 9:48 - Mirar los estrenos de cine del finde
  • 9:48 - 9:58 - Escribir, último esfuerzo
  • 9:58 - 10:00 - Tomarse un café a modo de recompensa

Si te fijas, los 2 minutos de descanso son muy, muy breves. Está hecho adrede. Si eres disciplinado y no te excedes en el momento de relax, solo tienes tiempo para desconectar un poco. Eso evita que entres en la trampa de decir por ejemplo "Bueno, ya que estoy me voy a Youtube un rato". Cuanto más entres en fase de ocio, más te costará volver a ponerte a trabajar.

Asimismo, como únicamente son 10 minutos de trabajo concentrado, cuesta poco invertir tiempo y esfuerzo en ello. Seguro que tu mente se relaja ante la perspectiva y es precisamente esta combinación de relax y concentración la que puede invocar la llamada fase de flujo. Es cuando estás tan centrado en tu trabajo que las ideas fluyen, no te cansas ni un ápice y nada logra desviar tu atención.

Potencia tu concentración

Ahora bien, si estás tan cómodo que decides saltarte 2 minutos de descanso, no intentes jugar a "acumular descansos". No hagas 4 minutos de break luego o no decidas que entonces puedes descansar en cualquier momento. Es importante mantener siempre la regla de 10 minutos de trabajo y luego, si quieres, 2 de relax. Si vales de descuento acumulable.

El motivo por el que te puede funcionar este método es que la procrastinación es más fuerte antes de dar un primer paso productivo. Cuando quieres hacer una tarea, pero no has acordado contigo mismo el tiempo de productividad y su estructura, la mente crea un sinfín de buenos motivos para convencerte de que va a ser demasiado trabajo y que es mejor esperar a que tengas más ganas.

Spoilers: nunca acabarás teniendo ganas si sigues los consejos de la mente.

El secreto del método Ivy Lee, una técnica centenaria para potenciar tu productividad

En cambio, si tienes claro que aplicarás este o cualquier otro método de productividad, la procrastinación pierde fuerza, las negociaciones de tu mente no funcionan, y es tremendamente fácil ponerte en marcha. Total, son solo 10 minutos de concentración y luego tienes 2 para fisgonear Twitter.

En caso de que no te acabe de funcionar, recuerda que cada persona es un mundo. Coge la filosofía del método (fraccionar una hora en mini-tareas abarcables con breves recompensas de no hacer nada) y adáptalo cómo te vaya bien. Quizás necesitas crear 10 ciclos compuestos por 5 minutos de trabajo y solo uno de descanso, por ejemplo.

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