11 cosas que hace un experto en cócteles y que tú desconoces

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La autora, Emma Witman, es una camarera de Asheville, Carolina del Norte.
La autora, Emma Witman, es una camarera de Asheville, Carolina del Norte.

Al igual que las bailarinas, los expertos en cócteles tienen una manera de hacer que su trabajo parezca fácil.

Pueden girar la coctelera en sus manos sin dificultad. Asienten con la cabeza cuando nos pides un cóctel clásico como 'Last Word'. Y nunca dejamos de sudar. Además, tienen memorizadas decenas de recetas de cócteles. Son bases de datos humanas.

Pero hay muchas más cosas que tienen que hacer además de preparar bebidas. Los clientes probablemente no son conscientes de todo lo que sucede desde nuestra perspectiva, desde el inagotable trabajo de limpieza y preparación hasta controlar su comportamiento.

Estas son las 11 cosas que los expertos en cócteles hacen y que la gente no nota.

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Antes de que abra el bar, hay que hacer una maratón de trabajo preparado.

Antes de que abra el bar, tenemos que hacer un maratón de trabajo preparatorio.

Hay una razón por la que no nos gusta que aparezcas cuando se abren las puertas.

Recuerdo una vez cuando un amigo me comentó todo el trabajo que uno de los DJs que habíamos contratado hacía para montar y desmontar su equipo.

"Era esencial, seguro, pero nada comparado con toda la preparación que tiene que hacer un experto en cócteles", pensé.

Esa es la razón por la que pongo los ojos en blanco cuando la gente se pone en fila fuera de la puerta esperando para entrar nada más abrir.

Preparar la barra es un largo proceso que incluye exprimir innumerables cantidades de cítricos; pelar toda la fruta con destreza, pero con cuidado, para que los cliente no se atraganten; y transportar un montón de hielo desde la máquina hasta la barra.

Cada descanso para revisar el móvil, tomar un café o retocarte el maquillaje es una decisión calculada. Porque en última instancia, cualquier cosa que te haga perder el tiempo puede salir cara.

Algunas veces tengo que elegir entre salir corriendo a tomar un sándwich o doblar aviones de papel para tenerlos listos cuando alguien pida un cóctel de Paper Plane.

Y eso es sólo la barra.

Luego están todas las cosas más allá, como arreglar y recuperar muebles, lavar y pulir los platos que quedaron de la noche anterior. La lista no acaba aquí.

En algunos Estados de EE. UU. se necesita convencer a los distribuidores para que les vendan las mejores botellas.

En algunos Estados necesitamos convencer a los distribuidores para que nos vendan las mejores botellas.

Los distribuidores de bebidas alcohólicas son a menudo los guardianes a los que los bares reciben de forma especial para ganarse sus favores.

Estar en un estado ABC, donde el gobierno controla las ventas de licores fuertes, implica que los expertos en cócteles tengan que convencer a estos distribuidores para que les vendan las mejores botellas.

Cuando los representantes de las compañías de bebidas alcohólicas visitan nuestros bares, literalmente les rogamos que nos ayuden a conseguir más de una botella en el siguiente pedido, especialmente si se trata de una muy demandada, como la de Blanton.

Por supuesto, si conseguimos de más, probablemente sería a expensas de otro bar, que no conseguiría una segunda botella o directamente ninguna, debido a las bajas asignaciones por cada local.

 
 
 

Hay que pasar horas y horas mejorando los cócteles de la carta.

Pasamos horas y horas mejorando los cócteles de la carta.

La gente a menudo no se da cuenta de lo elaborados que están los cócteles. Hasta los más clásicos, como los mojitos, Manhattan o Gimlet, necesitan horas y horas de preparación para ser mejorados.

Tienes que tener en cuenta elementos como la marca que vas a usar para el licor base, cómo hacer tus mezclas, las herramientas de la barra, la forma en que está montada, y la cristalería que tienes disponible.

Un gimlet es bastante simple. Pero para diseñar la manera en la que lo servimos, hizo falta una larga preparación y mejora.

 
 
 

Hay que lidiar con los clientes que se comportan mal.

Los camareros tenemos que saber lidiar con los clientes más impacientes.

Una cosa que hacen los expertos en cócteles y que pasa desapercibida es la labor con los clientes más maleducados.

Da miedo la posibilidad de que tengas problemas por haber bebido demasiado alcohol cuando sales del bar en el que trabajan.

Por propio interés se cercioran de que consumes alcohol de forma segura. En la mayoría de los estados de EE. UU. están en peligro legal y financiero cuando sales del bar. Se enfrentan a riesgos si haces algo grave.

Debes tener esto en cuenta cuando consumes alcohol.

También pasan horas limpiando y recogiendo.

También pasamos horas limpiando y recogiendo.

A veces, ser experto en cócteles es como ser médico, pero a diferencia de estos profesionales, no se van a casa después de ver a su último paciente.

Cierran el bar mucho después de que el último cliente se haya ido. El proceso de limpieza es casi tan largo como el de preparación.

Limpian cada botella de licor, cítricos, alcohol y refrescos. Acaban con toda la superficie que se ha quedado pegajosa. Tienen que reabastecerlo todo. Lavar los platos. La lista parece interminable.

Por esta razón, no tienes que sentirte totalmente culpable como cliente por quedarte después del último aviso de cierre.

Pero deberías irte si los camareros ya no están limpiando, y te están mirando, esperando a que salgas para que puedan limpiar las últimas partes de la barra y el suelo.

Siguen mejorando sus habilidades después del trabajo.

Continuamos mejorando nuestras habilidades después del trabajo.

El campamento de verano para expertos en cócteles es tan divertido como suena, y tuve la suerte de ir yo misma el verano pasado. Experiencias como esa son parte de un gran esfuerzo que muchos camareros hacen para seguir estudiando el oficio fuera de las horas de trabajo.

Del mismo modo, muchas ciudades organizan semanas de cócteles que ayudan a los profesionales a continuar su educación.

La Semana de Cóctel de Portland, que acaba de terminar su décimo año, es una de las más conocidas, y ofrece cursos para los que son seleccionados para ser "estudiantes" en materias como Ciencias Aplicadas, Lucha contra los Desperdicios, y Consultoría.

A veces son tu psicólogo.

Somos tu psicólogo

Creo que la idea más emprendedora que se me ocurrió cuando era cóctelera fue abrir un bar donde todos los camareros fueran psicólogos licenciados.

Después de todo, ya se hace gratis. A pesar de que no están cualificados, terminan dándote muchos consejos sobre tus penas y angustias.

Este es un aspecto que no me importa hacer en absoluto.

Lo que sí me molesta es que un cliente siempre espere que estén sonrientes y sean muy simpáticos. No son robots.

 
 
 

Están continuamente memorizando recetas, órdenes y nombres.

Estamos continuamente memorizando recetas, órdenes y nombres.

Hay cientos de cócteles para memorizar. Y no voy a mentir, normalmente termino acudiendo a la carta para leer al menos una en una noche ajetreada.

Pero una cosa que no te da Google es el nombre de los clientes y el pedido que acaban de hacer. Este tipo de detalles mejoran tu reputación entre ellos.

Nos encontramos entre dos aguas, ya que por un lado hay que memorizar y por otro hay que centrarse en hacer un buen cóctel. En mi bar compiten por hacer que el mejor cóctel de cada uno se convierta en la bebida favorita de los clientes. De hecho, han conseguido que se formen colas para tomar algunos de ellos.

 
 
 

A menudo tienen que ayudar y formar a los nuevos camareros.

A menudo tenemos que ayudar y formar a los nuevos camareros.

Debido a la alta rotación en la industria de servicios, en cualquier noche, hay una alta probabilidad de que tengan que formar y ayudar a un nuevo camarero.

Prestarles atención a veces es complicado. Ya es bastante difícil responder a la pregunta de un cliente cuando estamos preparando cuatro cócteles diferentes, y mucho más cuando un nuevo compañero está preguntando también.

Es tan estresante que a veces he mandado a estos nuevos compañeros a hacer cosas raras, como buscar un tipo de fruta para la que han tenido que irse al sótano del bar. No lo hacía porque la necesitase, pero sí para tener un rato libre sin que me preguntaran nada.

A menudo hay que responder un montón de preguntas tontas de nuestros clientes.

Frecuentemente tenemos que responder un montón de preguntas tontas de nuestros clientes.

A pesar de que los aprendices pueden distraernos a veces, no consideraría ninguna de sus preguntas estúpidas, porque tienen mucho que aprender.

Los clientes, por otro lado, hacen preguntas tontas constantemente, como cuáles son nuestros trabajos "reales", y si sabemos hacer un empleo diferente a este.

Esas preguntas y comentarios son bastante agotadores emocionalmente. Y pueden tener un impacto en mi trabajo. Por ejemplo, pueden influir en que el trato que dispenso a los clientes no sea el más adecuado en un momento determinado.

Y, además, hay que pagar muchos impuestos. A pesar de lo que puedan pensar algunos.

Y, además, tenemos que pagar muchos impuestos. A pesar de lo que puedan pensar algunos.

Los camareros pagan muchos impuestos.

Puede parecer una afirmación rara y que haya que aclarar, ya que algunos no piensan lo mismo.

Pero, a no ser de que ganes muy poco, tienes que pagar tasas federales y puedo decir que cada uno de nosotros pagamos más en impuestos que FedEx en 2018.  

Las propinas de las tarjetas de crédito se gravan automáticamente en la mayoría de los sistemas, y la gran mayoría de los lugares de trabajo reportan y gravan el efectivo con precisión.

Así que, por favor, no pienses que las propinas que das en efectivo no tributan después.

 
 
 

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