12 hábitos de higiene personal "saludables" que en realidad arruinan tu cuerpo sin que te des cuenta

Ducha ducharse
  • Ducharse durante un buen rato, exfoliarse día sí día no, cepillarse los dientes justo después de comer... Parecen buenos hábitos para mantener un cuerpo saludable y limpio, ¿verdad? Pues en realidad son errores tremendos que debes solventar cuanto antes.
  • A grandes rasgos, los extremos son malos. Un cuidado obsesivo de tu cuerpo puede ser tan perjudicial como una ausencia total de hábitos de higiene personal.
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Posiblemente te consideres una persona higiénica. Al fin y al cabo, ¿quién no quiere asegurarse de que su cuerpo está bien limpio? Te duchas cada mañana, te lavas el cabello, te cepillas los dientes... Aunque a primera vista todo parece estar correcto, puede que en algunas de estas actividades estés cometiendo errores escondidos bajo la etiqueta de "buenos hábitos". Identifícalos y rectifícalos de inmediato para evitar problemas de salud a medio y largo plazo.

1. Pasas demasiado tiempo en la ducha

Ducha

Seguro que cuando piensas en actividades relajantes, piensas tarde o temprano en una larga ducha calentita. Aunque es verdad que puedes salir mentalmente renovado de ello, tu cuerpo se resiente cuando pasas mucho tiempo bajo el agua.

Los especialistas advierten que una obsesión por ducharse puede acabar secando tanto la piel como el cabello, y puede desprenderte de aceites naturales esenciales para una buena protección. Con la piel seca y sin defensas, los poros se abren y tienes más posibilidades de padecer una infección cutánea.

"Las duchas deben ser muy activas", alerta la dermatóloga Lauren Ploch para Today. "No permanezcas muchos minutos bajo el agua. Es más, si tienes dermatitis atípica o una piel muy seca, no te duches durante más de 5 minutos".

2. Te lavas la cara mientras duchas

mujer cuidándose la piel, rostro, cara, cremas de belleza

Aunque aprovechar el agua de la ducha para limpiarte la cara no es malo de por sí, puede ser peligroso si lo haces con agua caliente.

“En exceso, el agua y la temperatura calientes acabarán dilatando tus vasos sanguíneos y capilares”, explica la dermatóloga Rachel Nazarian para Marie Claire. “Esto puede provocar enrojecimiento de la piel o agravar condiciones como la rosácea. A largo plazo, puede romper permanentemente los vasos sanguinos”.

A rasgos generales, si te lavas la cara mientras te duchas, debes hacerlo rápido y evitar repetirlo cada día.

3. Te lavas el cabello todos los días

Ducha a fondo

El problema de este mal hábito inconsciente es el champú, compañero indispensable cuando te lavas el cabello. 

Para entender por qué demasiado champú es perjudicial, debes saber antes que tu piel está cubierta por millones y millones de bacterias. Calma y tranquilidad: son benignas. Te ayudan a mantener un buen pH y precisamente defienden tu piel de las bacterias dañinas.

Usar champú con demasiada frecuencia acaba por desestabilizar esta relación de simbiosis entre las bacterias benignas y tu piel. Si se debilitan, hay más posibilidades de que tu piel acabe infectada por hongos o que sufras inflamación y otras dolencias.

Dominic Bug, científico especializado en la salud capilar, recomienda, a través de Byrdie, que solo te laves el cabello un máximo de 3 veces por semana.

4. Cepillarse los dientes inmediatamente después de una comida

Mujer cepillándose los dientes.

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Si quieres evitar una visita dolorosa al dentista, seguramente te vas al baño a lavarte los dientes después de cada comida. Pues es otro error.

Muchos de tus alimentos diarios contienen ácido cítrico que debilita el esmalte de los dientes, es decir, su capa protectora. Por suerte, tu propia saliva se encarga de neutralizar dicho ácido después de comer y además fortalece el esmalte.

Si no dejas que la saliva actúe correctamente, sino que la diluyes al cepillarte inmediatamente, anulas sus efectos y ayudas al ácido a distribuirse por toda tu dentadura. Es por eso que los expertos te recomiendan que esperes unos 30 minutos después de una comida. Habrás dado tiempo a la saliva a hacer tu trabajo y, ahora sí, tu cepillado añadirá una capa de protección en lugar de quitarla.

5. Te cepillas los dientes con excesiva dureza

hilo dental, limpieza de dientes

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Otro mal hábito higiénico muy extendido es el de cepillarse los dientes como si fueran enemigos a batir. "Me he encontrado con pacientes y amigos que se lavan los dientes con excesiva dureza", explica el dentista Joseph Salim para Eat This, Not That!. Este método daña el esmalte en lugar de protegerlo. Por suerte, tiene fácil solución: disminuye la presión del cepillado.

6. Usas demasiada pasta de dientes

Exceso de pasta de dientes

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Este es un problema especialmente preocupante para los más pequeños de la casa. Demasiada pasta de dientes puede provocar que un niño se agobie y acabe tragando un poco para aliviar la carga. Tragar demasiado fluoruro, parte de dicha pasta, mientras los dientes se están desarrollando puede provocar descolorización de la dentadura, marcas blancas o infección dental.

7. Tapas el estornudo con la mano

Estornudo

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En la teoría es de buena educación tapar el inminente estornudo con la mano, ¿verdad? En la práctica no es recomendable. Al hacerlo, envías una buena cantidad de bacterias a tus manos, que son tus herramientas básicas para tocar la comida, el dinero u a otras personas. Pones en peligro a ti y a los demás. Arréglalo tapando el estornudo con tu hombro.

8. Te lavas los oídos con bastoncillos

Bastoncillos de algodón

Puede que como parte de tu rutina de limpieza matutina repases tus oídos con los bastoncillos de algodón. Al fin y al cabo, en parte para eso están. No obstante, si se lo explicas a un médico seguramente negará con la cabeza.

En general, no se recomienda lavar personalmente los oídos. Ni con bastoncillos ni con horquillas ni con recursos extremos como la punta de un boli. Según alerta Healthy Hearing, esta mala práctica puede causar pérdida de oído o dañar el tímpano, entre otros accidentes.

En la mayoría de los casos, los oídos no necesitan ser lavados de forma particular. La cera o la suciedad de su interior se desprenden de forma natural cuando entra agua durante tus lavados más generales. La cera también suele desprender por la noche, mientras duermes.

Así que lo uses los bastoncillos para limpiar los oídos. En caso de sufrir un tapón serio lo mejor que puedes hacer es consultar a un especialista.

9. Utilizas los secadores de manos de los baños públicos

Secadora de mano

Es otro clásico: vas a los baños de un centro comercial o de un restaurante y antes de salir te estás un rato con la secadora. 

Según una investigación de la Clínica Mayo, es más seguro secarte con el papel de toda la vida que con estas máquinas. Estas no son efectivas para eliminar las bacterias restantes y, por desgracia, acaban distribuyendo los gérmenes por todo el espacio.

10. Te hidratas la piel siempre que puedes

Crema de manos.

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Los anuncios de productos higiénicos te han dicho que tu piel necesita hidratarse, así que quizás llevas muchas lociones contigo para aplicártelas cada vez que notas que tu piel se seca. Este hábito crea más problemas que soluciones.

Por ejemplo, demasiada hidratación mediante lociones y cremas provoca que la piel"“aprenda" que debe general menos aceites naturales porque aplicas sustancias sustitutivas. Como resultado, tu piel se reseca cada vez con más frecuencia.

Sigue siendo importante hidratar la piel, pero hay que hacerlo con moderación para evitar un círculo vicioso en el que necesitas cada vez más cremas y su uso, a su vez, provoca que tu piel sea más lenta generando sus propios aceites y defensas.

¿Cómo saber si te estás pasando? La gran señal es el tiempo que tardas en gastar un producto especializado en hidratar tu piel. Una crema, loción y demás te debe durar meses, y no semanas. Si cada 7 o 14 días compras nuevos productos, significa que te estás excediendo.

Garnier recomienda el siguiente nuevo hábito: exfoliar tu piel una vez a la semana para acabar con la piel muerta (que impide una buena absorción de este tipo de productos) y luego añadir un poco de loción o de crema.

11. Te exfolias demasiado

Exfoliarse demasiado
Exfoliarse demasiado

“Pasarse con el exfoliar es uno de los grandes errores que hace la gente cuando se lava”, explica la dermatóloga Aanand Geria para Healthline. "A rasgos generales, puedes exfoliar la piel una o 2 veces por semana para ayudarla a desechar piel muerta".

Exacto: 2 veces por semana como mucho. Un exceso puede provocar irritación, rojeces o inflamación. Si aparecen algunas de estas dolencias, significaba que te exfolias demasiado y que es mejor detenerse ahora que estás a tiempo.

En caso de que se te haya irritado la piel, lo mejor que puedes hacer es aliviar la zona con un paño frío o bien extender por ella crema con hidrocortisona. Luego deberás reajustar tu rutina de cuidado de la piel para que no vuelva a ocurrir.

12. Utilizas desodorantes u otras fragancias en tu ropa interior

Spray desodorante

Una escena muy típica de las comedias románticas de los 80/90 es que, justo cuando el timbre de la puerta suena, señalando que ha llegado la chica, el prota corre al baño para echarse un poco de desodorante dentro de los calzoncillos. En el mundo de la ficción es divertido, pero en la realidad no lo es tanto.

Cualquier sustancia química que entre en contacto con tus genitales puede interferir con su pH natural. Dicha alteración puede provocar infección bacteriana que, irónicamente, puede generar mal olor y hacerte entrar en un círculo vicioso al echar aún más desodorante. Lo mejor que puedes hacer es dejar que tu cuerpo se encargue de limpiar esas partes.

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