15 divertidos chistes largos para niños y niñas que les ayudarán a desarrollar la memoria

Niña riendo
  • Los chistes largos no solo harán reír a los niños y niñas de casa; también pueden desarrollar su capacidad de memoria si quieren recordarlos para contarlos más tarde.
  • Otra posibilidad es que el infante se decida a modificar los chistes e incluso a crear los suyos propios, lo cual potenciará aún más su lado creativo.
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Los chistes largos no solo son un entretenido pasatiempo para que los niños y niñas de casa se rían con sus inesperados finales tras un poco de suspense. También les ayudan a desarrollar la memoria si se deciden a recordarlos para contárselos fielmente a sus amigos.

Además, este tipo de chistes de duración extendida indirectamente les ayuda a empezar a ganar confianza. Tras un poco de esfuerzo en recordarlos, descubren que, si son contados con entusiasmo y con un poco de teatro, su público (sean familiares o amigos) siempre responderá con carcajadas. Es un efecto positivo que enseña al pequeño a atreverse a exponerse en el mundo exterior.

A partir de ahí, el infante puede entrar en un círculo virtuoso y, con el tiempo y al aprendizaje, atreverse a hacer 2 cosas. La primera de ellas es modificar el chiste largo original. Puede alargarlo añadiendo nuevos diálogos o bien para alargar la tensión o para incluir pequeños chistes por el camino. La segunda consecuencia es que quiera crear sus propios chistes.

Este último paso es el más complejo de todos, ya que no es tarea fácil crear algo de la nada, pero es el que más beneficios tendrá: enseñará al pequeño a tener disciplina, costancia y a desarrollar una mirada creativa que le permite atisbar el lado gracioso o peculiar de la realidad que le envuelve.

Sin más, aquí tienes 15 chistes infantiles de extensión media-larga que, como mínimo, hará reír a su público.

1.

Entra un señor en un bar con 2 bolsas enormes llenas de piedras y pide un café. Se lo toma y se marcha. Al día siguiente, vuelve a hacer lo mismo. Y al día siguiente también, y así durante un par de semanas. Así que un buen día el camarero, que no podía aguantar más su curiosidad, se decide a preguntarle:

—Oiga, señor, disculpe mi intromisión, pero, ¿por qué siempre viene  a tomar café con esas 2 bolsas enormes llenas de piedras?

A lo que el extraño señor responde:

—Porque el médico me ha dicho que tome el café bien cargado.

2.

Va un autobús por una calle cuesta abajo, a bastante velocidad. Uno de los pasajeros ve que hay un señor corriendo al lado, tratando de alcanzar el autobús. Pero nunca lo logra: se acaba tropezando, luego tiene que volver a reanudar la marcha, cuando llega al lado del vehículo tropieza de nuevo... Así que el pasajero que le observa se asoma a la ventanilla y le grita:

—No corra, ¿no ve que no lo podrá alcanzar? Espere al próximo autobús.

—No puedo—responde el hombre que corre—, ¡soy el conductor!

3. 

Un bromista quiere burlarse de un médico. Va a su consulta y le explica la extraña enfermedad que presente tener:

—No puedo decir una sola palabra sin mentir.

El doctor, que ya ha adivinado la broma, plantea atraparle diciéndole:

—Tu caso es un poco raro, pero tengo una cura infalible. Venga mañana a la misma hora que ya tendré el medicamento preparado.

Al día siguiente, a la misma hora, vuelve el bromista a la consulta, con ganas de ver cómo acabará su broma. Entonces el doctor le entrega un frasco con píldoras de aspecto muy extraño y le dice:

—Tómese 2 y saboréalas lentamente.

El bromista obedece, pero no tarde en escupirlas con asco.

—¡Puaj, pero si esto es cada de perro!

—Así es. Como ha dicho la verdad, ya está curado.

4.

Este es un hombre que siempre le gusta parecer más importante de lo que realmente es, así que siempre finge que mantiene grandes conversaciones telefónicas en su oficina cada vez que llega alguien de visita, cuando en realidad no hay nadie al otro lado del teléfono.

Un buen día, entra una persona desconocida en su oficina, así que el hombre se apresura a coger el teléfono y, como de costumbre, hace como que está en medio de una gran conversación.

—Buenas tardes, señor ministro... ¿Cómo dice? ¿Qué quiere que nos veamos para cenar? Está complicado, señor ministro, porque justamente tengo hoy cita con el Señor Presidente. ¿Cómo dice? ¿Que su tema a tratar es más importante que el del Señor Presidente? Bueno, veré si puedo encontrarle un hueco en mi agenda aunque no prometo nada. Buenas tardes.

Después de fingir que hablaba con un ministro, el hombre cuelga el teléfono y pregunta a la persona desconocida:

—¿Qué desea, joven?

—Vengo de la empresa telefónica, para reparar su teléfono, que resulta que está estropeado.

5.

Esto son 2 hermanos, uno de solo 5 años y el otro de 10. 

—Te doy 5 euros si dejas que te rompa 3 huevos en la cabeza —propone el hermano mayor al pequeño.

—¿Me lo prometes? —pregunta el pequeño con duda—. ¿No vas a engañarme?

—Te lo prometo.

Muerto de risa, el hermano mayor rompe los 2 primeros huevos en la cabeza de su hermanito. Mientras este se queda quieto, para que la yema del huevo no manche su ropa, se extraña al ver que su hermano sigue con el tercer huevo en la mano.

—¿No vas a tirarme el último huevo?

A lo que el mayor responde mientras hace un gesto de irse de la habitación:

—Sí hombre, que me costaría 5 euros.

Bebe riendo

6.

En una granja aparece un buen día un inspector para hacer revisión. Le pregunta al granjero:

—¿Puede usted decirme que da de comer a sus animales?

—Pues les doy lo mejor de lo mejor: judías, arroz, carne, pollo, verduras... Todo de primera calidad.

—Pues le voy a poner una multa de tomo y lomo. No hay derecho que sus animales coman tanto mientras que en el resto del mundo hay personas sin dinero que no pueden comer suficiente todos los días.

Y en inspector se fue tras dejarle al granjero una multa tremenda.

Otro día viene un periodista:

—¿Puede hacerle una entrevista para mi reportaje sobre el mundo de la ganadería?

—Faltaría más, pregunta.

—¿Qué da de comer a sus animales?

—Pues lo más barato que encuentro. Las sobras de mi comida, pan seco, pieles de fruta... Muy poca cosa la verdad.

—Pues no sé cómo no se le cae la cara de la vergüenza. No hay derecho que maltrate así a sus animales. Pienso criticarle en mi artículo.

Y el periodista se fue y cumplió su palabra. El granjero quedó muy mal en el artículo y perdió muchos clientes por ello.

Al día siguiente, aparece otro periodista:

—¿Puedo hacerle una entrevista?

—¡Claro!

—¿Qué da de comer a sus animales?

—Mire, yo les doy 10 euros a cada uno y que se compren lo que quieran.

7.

El león, que es el rey del bosque, reúne a todos los animales porque tiene un anuncio importante:

—Vamos a organizar la mejor fiesta de todas.

Y la ranita dice sin parar:

—¡Qué bien, qué bien! ¡Cómo nos divertiremos!

—Y en la fiesta organizaremos la mejor carrera de sacos de la historia.

Y la ranita dice sin parar:

—¡Qué bien, qué bien! ¡Qué bien nos lo vamos a pasar!

—Y al final de todo daremos un gran banquete.

Y la ranita dice sin parar:

—¡Qué bien, qué bien! ¡Qué bien vamos a comer!

El león mira a la ranita enfadado y comenta:

—Pero habrá cierto animal verde muy bocazas que además vive en la orilla del río al que no dejaremos participar.

Y la ranita dice sin parar:

—¡Qué bien, qué bien! ¡Si no va el cocodrilo habrá más comida para mí!

8.

Jaimito estaba en clase con sus compañeros. Como la profesora no llegaba, todos realizaron un gran alboroto. Llega la profesora y al ver todo el desorden, se enfada y decide interrogar a sus alumnos.

—Juanita, ¿tú que hiciste?

—Dibujé en la pizarra.

—Pablito, ¿y tú qué hiciste?

—Yo tiré el pupitre contra el suelo.

—Jaimito, ¿qué hiciste tú?

—Yo tiré serpentina por la ventana.

—Pues aprended todos de Jaimito, que no ha sido tan malo como para desordenar la clase.

Al cabo de unos minutos llaman a la puerta. Entra una niña toda magullada y llena de chichones. La profesora le pregunta:

—¿Pero quién eres tú?

—Yo me llamo Serpentina.

9.

Un buen día Pepito le dice a su mamá:

—Mamá, déjame ir a la piscina hoy, que ponen el trampolín de 10 metros.

Su madre dice que sí. A los 15 minutos Pepito llega con un enorme chichón en la cabeza. 

Al día siguiente Pepito le dice a su madre:

—Mamá, déjame ir a la piscina que hoy ponen el trampolín de 25 metros.

Su madre dice que sí y a los 15 minutos Pepito llega con una herida enorme en la rodilla y tarda días en volver a caminar bien.

Semanas después, Pepito a su madre:

—Mamá, déjame ir a la piscina que hoy ponen el trampolín de 30 metros.

—Ni hablar, ¿pero no ves además cómo llegar siempre de la piscina?

—Jo, mamá, déjame ir que además del trampolín hoy también pondrán el agua.

Niños riendo

10.

3 ladrones planean entrar a robar un banco. Su plan es colarse por los conductos del aire acondicionado. Se están peleando por ver el orden y uno de ellos grita:

—¡Yo entraré primero!

De la emoción al entrar, se resbala, se da de morros y provoca un gran ruido.

—¿Quién anda ahí? —pregunta el policía que está de guardia.

—¡Miaaaaaaaaaau! —maúlla el primer ladrón.

—Ah, es un gato —dice el policía, y sigue haciendo la ronda.

Al cabo de un rato, el segundo ladrón también se resbala y del accidente provoca otro gran estruendo.

—¿Cómo? ¿Quién va? —pregunta el policía.

—¡Miaaaaaaaaau! —también finge el segundo ladrón.

—Vaya, hoy anda mucho gato suelto por aquí —comenta el policía, y vuelve a lo suyo.

Como no podía ser de otra forma, el tercer ladrón también resbala y forma un jaleo más grande que los 2 anteriores.

—¿Quién es? —pregunta el policía.

—¡Otro gato! —grita el tercer ladrón—. ¡Soy otro gato!

11.

—A ver, hijo, ¿qué es 4x4?

—Pues está chupado, papá. Un 4x4 es un coche todoterreno.

El padre, sorprendido por la respuesta, pero molesto por la burla de su hijo, sigue preguntando para intentar ponerle en evidencia.

—Muy bien, si tan listo eres, ¿qué es 3x2?

—Una oferta en el súper.

—Vale, probemos con otro problema y esta vez sí que me vas a responder. Si en un huerto tengo 400 melones y pongo 200 en el maletero porque no me caben más, ¿qué me queda?

—Pues muy fácil, papá: te queda otro viaje.

12.

Esto son 2 niños y uno le pregunta al otro:

—¿Cuánto es 2x4?

Y el otro contesta:

—No sebo.

Aparece la madre de uno de los niños, que ha estado escuchando la conversación, y les dice:

—No se dice no sebo, se dice: no sepo.

Y entonces aparece la madre del otro de los niños:

—No, no, No se dice ni no sebo ni no sepo.

Y le preguntan los niños:

—¿Ah, no? ¿Y cómo es entonces?

—No sé —responde la madre.

—Pues si no lo sabías, ¿para qué te metes?

13. 

Llama un vendedor por teléfono a un cliente, pero se sorprende cuando le contesta a un niño que debe tener unos 4 años.

—¿Está tu papá?

—No, está en el bar.

—¿Y tu mamá?

—Tampoco, está trabajando.

El vendedor, que quiere hablar con alguien adulto, se impacienta y pregunta:

—¿Hay alguien más en casa?

—Sí, mi hermana.

—¡Estupendo, dile que se ponga!

Se produce un silencio muy largo hasta que el vendedor escucha los pasos del niño regresando al teléfono.

—Nada, no puedo —dice el niño.

—¿No puedes el qué?

—Sacarla de la cuna.

14.

Un niño vuelve de la escuela y al entrar en casa su madre ve que tiene un supermoratón en el ojo, que le gotea sangre por la nariz, que tiene rasguños en la cara e incluso la camisa desgarrada. Corre al botiquín y vuelve con vendas para curarle.

—¿Es que te has metido en una pelea?

—Sí, y menuda pelea, mamá.

—¿Qué ha pasado?

—Pues que desafíe a Juan a una pelea y le dije que podía escoger armas. Jamás pensé que acabaría escogiendo a su hermano mayor.

15.

Se está jugando un partido de elefantes contra gusanos. Queda solo 15 minutos para finalizar y el equipo de los elefantes gana de paliza por 15 a 0.

En ese momento, cuando el partido ya parecía sentenciado, de repente el entrenador de los gusanos pide al árbitro un cambio de último momento: sale a jugar el ciempiés. Gracias a su infinidad de patitas, y a su talento en la hierba, acaba consiguiendo lo imposible y en solo 15 minutos logra remantar el partido. Los gusanos ganan 20 a 15.

Al retirarse a los vestuarios, el entrenador de los elefantes se acerca al de los gusanos y le pregunta que por qué tardaron tanto en sacar a jugar al ciempiés. A lo que el entrenador rival le responde:

—¡Porque estaba en el vestuario atándose bien todas las botas!

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