26 tipos de contaminación que puedes encontrar todos los días y que pueden dañar tu salud
- Los seres humanos contaminamos el aire, la tierra y el mar de muchas maneras: quemando combustibles fósiles, utilizando en exceso productos químicos y pesticidas, y vertiendo residuos al agua.
- Las consecuencias de esa contaminación para la salud son un claro riesgo. Según los últimos datos, la contaminación atmosférica causa unos 8,8 millones de muertes al año en todo el mundo.
- Los animales marinos ingieren microplásticos y metilmercurio debido a los residuos vertidos al mar. Estos contaminantes tóxicos se trasmiten a las personas que consumen estos pescados.
Los seres humanos consumimos muchos recursos naturales y creamos toneladas de residuos.
La contaminación, en todas sus múltiples formas, no sólo tiene un impacto negativo en el clima y en los ecosistemas del planeta, sino que también puede ser mortal.
Leer más: Cómo puede la contaminación estar reduciendo nuestra inteligencia
La quema de combustibles fósiles como el petróleo y el gas natural emite contaminantes nocivos en el aire como el benceno, una sustancia química relacionada con la leucemia y los trastornos sanguíneos infantiles, y el formaldehído, un carcinógeno conocido. Además, envía grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, lo que provoca que aumente la temperatura del planeta.
Cuando pensamos en contaminantes, los vertidos de petróleo, la basura y la emisión de CO2 son los que nos vienen a la mente. Pero hay otros menos conocidos, pero muy frecuentes. Hay hasta 19 tipos diferentes de contaminación que dañan el medioambiente y la salud cada día.
Cuando pensamos en la contaminación, las imágenes de coches, fábricas y plantas de energía arrojando grandes cantidades de CO2 es la imagen más recurrente. Esta es la contaminación del aire y está compuesta por dióxido de carbono y metano.
La mayoría de las emisiones de CO2 y metano provienen de la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural. A medida que estas emisiones de gases de efecto invernadero se acumulan en la atmósfera, el calor se queda en la Tierra en lugar de salir y aumenta el calentamiento global.
La quema de combustibles fósiles también envía partículas cancerígenas al aire.
Las fábricas y los vehículos a gas también producen otros contaminantes como óxido de nitrógeno, dióxido de azufre e hidrocarburos. Estos productos químicos pueden reaccionar con la luz solar y crear niebla.
Actualmente, el 91% de la población mundial vive en lugares donde la calidad del aire no cumple con los estándares de seguridad establecidos por la Organización Mundial de la Salud.
En algunas partes del mundo, como en China y la India, la niebla nociva puede volverse tan espesa que hace que la gente no pueda ver el sol y tengan que usar máscaras.
Algunas veces esas partículas de óxido de nitrógeno y dióxido de azufre pueden reaccionar con la humedad de la atmósfera y convertirse en ácido. Esa mezcla de agua y químicos regresa a la Tierra en forma de lluvia ácida.
La lluvia ácida puede matar árboles y contaminar con dureza lagos y arroyos. De hecho, si cae demasiada lluvia ácida en el agua se puede convertir en mortal para los peces y otras especies marinas.
Otro contaminante del aire es el clorofluorocarburo (CFC), un tipo de producto químico utilizado en productos como la espuma, las latas de aerosol y los refrigerantes para neveras
Los CFC hacen agujeros en la capa de ozono del planeta, que es la zona donde se absorve la radiación dañina del sol para proteger a los seres vivos que habitamos la Tierra. Sin una capa de ozono, las personas estarían expuestas a altos niveles de radiación ultravioleta y serían más propensas a desarrollar cáncer de piel y enfermedades oculares.
El Protocolo de Montreal, un acuerdo ambiental que han ratificado 197 naciones, pide la eliminación gradual de las sustancias que agotan la capa de ozono, como los CFC. Los Estados Unidos firmaron el acuerdo en 1988.
Pero no todo el ozono es "bueno". Mientras que el ozono atmosférico protege a la Tierra de la radiación, el ozono que se forma a nivel del suelo es perjudicial para la salud humana.
El ozono a nivel del suelo, u ozono troposférico, es el resultado de reacciones químicas cuando la luz solar interactúa con contaminantes emitidos por coches, plantas de energía, calderas industriales y refinerías.
Este tipo de ozono puede desencadenar una variedad de problemas respiratorios, particularmente en niños y ancianos. Según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA). La inhalación de ozono a nivel del suelo puede reducir la función pulmonar de una persona y dañar el tejido pulmonar, exacerbando afecciones como el enfisema y el asma.
También es uno de los principales ingredientes de la niebla nociva.
La exposición al aire contaminado puede desencadenar asma, cambiar la forma en la que se desarrollan los cerebros de los niños y hacer que los ancianos sean más propensos a sucumbir al deterioro cognitivo.
Los estudios realizados en China y Canadá muestran que los niños que respiran aire contaminado tienen más probabilidades de desarrollar problemas respiratorios y asma. Un estudio en el que participaron estudiantes de la ciudad de Nueva York también descubrió que los niños que respiran este aire nocivo tienen más probabilidades de necesitar ayuda académica extra.
La investigación hecha en Estados Unidos ha descubierto que las tasas de demencia y deterioro cognitivo también son más altas en lugares con mayor contaminación atmosférica.
Los investigadores calcularon que la contaminación del aire provoca 8,8 millones de muertes en todo el mundo cada año, casi el doble de lo que señalaban las estimaciones anteriores.
El nuevo estudio, publicado en marzo, también aseguró que cerca de 800.000 europeos murieron por problemas derivados de la contaminación atmosférica sólo en 2015. El 48% de esas muertes se debieron a enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.
Además de los gases de efecto invernadero, la actividad humana también genera contaminación lumínica.
Si miras el cielo nocturno de Times Square, no verás ninguna estrella. Esto se debe a que el área tiene una enorme cantidad de contaminación lumínica.
La contaminación lumínica es el uso excesivo de luz artificial, incluyendo la iluminación del cielo sobre áreas habitadas (llamada skyglow). Esta contaminación también provoca resplandor, que se puede definir como el brillo excesivo hasta el punto de provocar incomodidad visual.
Para muchos de nosotros, la contaminación lumínica significa que ya no estamos experimentando noches verdaderamente oscuras. De acuerdo con la Asociación Internacional de Cielo Oscuro, la luz artificial en la noche aumenta nuestro riesgo de obesidad, depresión, trastornos del sueño, diabetes y cáncer de mama. También suprime la producción de melatonina, una hormona que induce el sueño y estimula el sistema inmunológico.
La contaminación lumínica global es tan mala que más de un tercio de la humanidad no puede ver la Vía Láctea nunca.
Según un estudio de 2016, el 80% de la población mundial vive bajo el brillo natural del cielo. Sin embargo, en Estados Unidos y Europa, el 99% de la población vive bajo cielos con contaminación lumínica.
Otra forma sutil de contaminación es la contaminación acústica, aunque igual no habías pensado en ella.
Las bocinas de los coches, las sirenas y los trenes contribuyen a aumentar los niveles de ruido ambiental que nos rodean.
La EPA define la contaminación acústica como un exceso de un tipo de sonido que es "no deseado o perturbador". Según la agencia, existen vínculos directos entre el ruido y la mala salud. Los problemas relacionados con la exposición prolongada a ruido excesivo incluyen enfermedades relacionadas con el estrés, presión arterial alta, pérdida de audición, interrupción del sueño y pérdida de productividad.
Un informe de 2011 reveló que en Europa se pierden al menos un millón de años de vida cada año debido a la contaminación acústica.
El informe, publicado por la Organización Mundial de la Salud, clasifica el ruido del tráfico como una de las peores amenazas ambientales para la salud pública, después de la contaminación del aire.
Y luego están los desechos sólidos que los humanos creamos.
Un informe de 2012 del Departamento de Desarrollo Urbano del Banco Mundial estimó que para 2025, la cantidad de residuos sólidos municipales generados en todo el mundo ascendería a 2.400 millones de toneladas.
La mayor parte de esa basura proviene de desechos orgánicos, como la comida. Casi el 60% de esta cantidad va a parar a los vertederos.
Los vertederos filtran contaminantes nocivos como el metano en el aire y el lixiviado en el suelo y en las aguas subterráneas cercanas.
Con el tiempo, los residuos orgánicos que se almacenan en los vertederos se descomponen y producen metano, un gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático.
Algunos de los desechos sólidos en los vertederos pueden liberar toxinas dañinas que se filtran en el suelo. Las bombillas fluorescentes liberan mercurio, mientras que los aparatos electrónicos como los ordenadores y las pilas gastadas pueden filtrar arsénico y plomo.
Otro contaminante importante de los vertederos se llama lixiviado, que es un cóctel líquido que se forma cuando el agua se filtra a través de los desechos del vertedero y recoge toxinas. El lixiviado puede incluir varios contaminantes tóxicos, metales pesados y compuestos de amoníaco-nitrógeno que son tóxicos para la vida acuática, según la Water Quality Association.
Los humanos también hemos estado vertiendo una cantidad muy alta de plástico en el océano. En promedio, 8,8 millones de toneladas de plástico entran al océano cada año.
Esa es sólo la cantidad promedio, sin embargo, el máximo podría estar más cerca de los 14 millones de toneladas.
Estos plásticos se acumulan en zonas contaminadas del océano como el Gran Parche de Basura del Pacífico.
El plástico en el océano amenaza la vida marina, los animales a veces confunden los deshechos con comida y los consumen. Esto puede hacer que cambien su comportamiento, sufran estrangulamiento y mueran.
Algunos plásticos tardan cientos de años en descomponerse. Incluso entonces, se fragmentan en trozos muy pequeños llamados microplásticos, que probablemente nunca se biodegradarán.
Estos microplásticos están en todas partes, incluyendo los alimentos que comemos y las bebidas que bebemos. Incluso aparecen en nuestra caca, según el Instituto Smithsonian.
Esto se debe a que los peces y mariscos que comemos ingieren estos microplásticos. Según un estudio de 2013, los animales marinos pueden acumular sustancias químicas potencialmente peligrosas al comer esos plásticos, y pueden tener tumores y problemas hepáticos debido a ello.
Esas sustancias químicas se transmiten en la cadena alimenticia
Los derrames de petróleo de los petroleros y las perforaciones en alta mar también contaminan el océano.
El petrolero Exxon Valdez tuvo un accidente y derramó de 41 millones de litros de petróleo en el Golfo de Alaska en 1989, mientras que el desastre de Deepwater Horizon arrojó unos 757 millones de litros de petróleo en el Golfo de México en el transcurso de 87 días en 2010.
Sólo se recuperó el 25% del petróleo filtrado de Deepwater Horizon, dejando más de 582 millones de litros en el océano. Según el Centro para la Diversidad Biológica, dañó o mató a unas 82.000 aves, 6.100 tortugas marinas y 25.900 mamíferos marinos.
Mientras que los derrames de petróleo son formas involuntarias de contaminación, los seres humanos también han vertido intencionadamentesustancias químicas tóxicas como el metilmercurio al agua.
Entre 1932 y 1968, una compañía japonesa de fertilizantes llamada Chisso Corporation vertió aguas residuales industriales contaminadas con unas 30 toneladas de metilmercurio venenoso en la bahía de Minamata.
El producto químico tóxico terminó en los estómagos del pescado y los mariscos locales, que los ciudadanos japoneses consumían. Esto les llevó a sufrir de una enfermedad llamada de Minamata, que causa estragos en el cerebro, en el sistema nervioso y provoca deformaciones físicas.
Otros contaminantes tóxicos vienen en forma de fertilizantes, pesticidas e insecticidas que se usan para la ganadería o la agricultura y que pueden acumularse en el suelo.
Un informe de la Comisión Europea señala que algunos suelos están contaminados por el amianto, una sustancia química relacionada con el cáncer de pulmón.
A veces, esos productos químicos pueden pasar del suelo a los ríos y arroyos cuando llueve.
La llamada escorrentía se produce cuando el agua y los contaminantes que contiene atraviesan el suelo y con el tiempo se unen a las vías fluviales locales que pueden desembocar en el océano.
La escorrentía puede acumular aceite de motor, residuos sólidos, pesticidas y fertilizantes, y llevar consigo esos productos químicos tóxicos.
Según la NOAA, el 80% de la contaminación del medio marino proviene de la escorrentía de la tierra circundante. Las fosas sépticas, los automóviles, los camiones, los barcos, las granjas y los fábricas contribuyen a la escorrentía contaminada.
Cuando los humanos talan un área, la ausencia de árboles conduce a una contaminación aún mayor.
La deforestación contribuye a la erosión del suelo, lo que aumenta la cantidad de agua contaminada que desemboca en ríos y arroyos. También provoca más inundaciones.
Cada año, más de 7 millones de hectáres de bosque desaparecen en todo el mundo. Eso es aproximadamente 27 campos de fútbol por minuto, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
Los contaminantes de granjas, sistemas sépticos y sitios industriales también pueden filtrarse en el agua subterránea que bebemos.
Los pesticidas, fertilizantes, herbicidas y desechos animales son fuentes de contaminación del agua subterránea. Mientras que los sistemas de eliminación de aguas residuales también pueden filtrar desechos al agua subterránea y a los pozos de agua potable cercanos.
El agua subterránea abastece de agua potable al 51% de la población total de los Estados Unidos y al 99% de la población rural del país.
La industria y las operaciones mineras son una fuente primaria de contaminación de las aguas subterráneas. A menudo, los desechos industriales contaminan el agua con arsénico, plomo, mercurio y cromo 6, todos ellos cancerígenos conocidos.
Las compañías químicas liberan la mayoría de los contaminantes, según reportó el Centro de Integridad Pública. Los fabricantes de plásticos y caucho, las empresas mineras y los productores de petróleo y carbón también están entre los más contaminantes.
Estos tipos de metales pesados pueden causar problemas gastrointestinales, respiratorios, reproductivos y de desarrollo en los seres humanos.
Las actividades industriales también liberan dioxinas, conocidos carcinógenos que se han relacionado con enfermedades cardiacas y diabetes, según los Institutos Nacionales de Salud.
Los residuos radiactivos son otra forma de contaminación que tiene efectos devastadores para la salud de los seres humanos y la vida silvestre.
La contaminación radiactiva se produce cuando se liberan sustancias radiactivas en el medio ambiente. Esto puede ser causado por pruebas, producción y desmantelamiento de armas nucleares, explosiones nucleares y por el manejo y disposición de desechos radiactivos.
Los accidentes en centrales nucleares como Chernobyl y Fukushima también han contribuido a la contaminación radiactiva del aire y el agua circundantes.
La catástrofe de Chernóbil contaminó vastas zonas de Europa y Eurasia, así como la fauna que vive en la zona.
Chernobyl liberó 400 veces más radiactividad a la atmósfera que la bomba lanzada sobre Hiroshima en 1945, según el Organismo Internacional de Energía Atómica.
En comparación, el desastre de Fukushima de 2011 liberó sólo una décima parte de la cantidad de material radiactivo, informó la organización. Sin embargo, después de Fukushima, los peces de la costa japonesa tenían niveles elevados de radiación, lo que llevó al gobierno japonés a prohibir o limitar su venta.
Los animales en ambos sitios ahora tienen poblaciones más pequeñas y menos diversas. Las aves y otros mamíferos de Chernobyl tienen cataratas en los ojos y cerebros más pequeños, según un estudio realizado en 2016. Algunas aves tienen espermatozoides malformados o son estériles.
La exposición a altas cantidades de material radioactivo como el cesio es perjudicial para los seres humanos. El cesio puede causar enfermedad por radiación, que incluye náuseas y vómitos a corto plazo y a veces la muerte en los días o semanas siguientes.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la exposición a la radiación también puede resultar en efectos de salud a largo plazo como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
Otros artículos interesantes:
Conoce cómo trabajamos en Business Insider.