2022 fue un año de altibajos en la lucha contra la crisis climática.
Olas de calor extremo, huracanes e inundaciones costaron miles de vidas y miles de millones de euros en pérdidas en todo el mundo. Las catástrofes pusieron de manifiesto lo que nos espera si no tomamos medidas inmediatas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, que siguen aumentando debido a la combustión de carbón, petróleo y gas.
Sin embargo, también hubo un puñado de hitos que podrían hacer de 2022 un punto de inflexión para el planeta, como las nuevas leyes sobre el clima en Estados Unidos y Australia, el rápido crecimiento de los mercados de vehículos eléctricos y energías renovables, y los acuerdos mundiales para combatir la contaminación por plásticos y la pérdida de biodiversidad.
Estos acontecimientos deberían darnos esperanzas para 2023 y más allá sobre la vida en la Tierra.
Los países firmaron acuerdos sobre la contaminación por plásticos y la protección de la biodiversidad
Los líderes mundiales empezaron 2022 acordando hacer frente al creciente problema de los residuos plásticos y cerraron el año con un acuerdo para proteger al menos el 30% de la tierra y los mares del planeta con el fin de evitar una extinción masiva de especies animales y vegetales.
Ambas cuestiones están relacionadas con el clima. El plástico se fabrica a partir de gas natural y petróleo crudo, y su producción se ha disparado desde la década de 1950.
La tala de bosques y la contaminación de los cursos de agua no solamente dañan el hábitat de la fauna salvaje, sino que estas actividades también liberan emisiones a la atmósfera y amenazan la capacidad de la Tierra para almacenar carbono en tierras y océanos, lo que frena el calentamiento global.
Otra victoria de la diplomacia mundial se produjo en noviembre en la cumbre de la ONU sobre el clima, cuando casi 200 países acordaron crear un fondo de pérdidas y daños para compensar a los países en desarrollo por los desastres climáticos a los que ya se enfrentan hoy en día.
Aunque los acuerdos mundiales de este tipo no tienen el mejor historial de resultados, al menos proporcionan una estrella polar a la que dirigir los esfuerzos de los países contra el cambio climático.
Estados Unidos y Australia impulsaron leyes sobre el clima
El presidente estadounidense Joe Biden firmó el 16 de agosto la Ley de Reducción de las Emisiones de Carbono, que supone la inversión climática más importante de la historia de Estados Unidos.
Estados Unidos es el segundo país que más contamina del mundo, solamente superado por China, y los analistas calculan que la ley reducirá las emisiones de carbono estadounidenses en un 40% esta década, en comparación con los niveles de 2005, al impulsar el despliegue de energía solar y eólica, combustibles más limpios, vehículos eléctricos y electrodomésticos.
La nueva legislación autoriza unos 370.000 millones de dólares (346.000 millones de euros) en créditos fiscales, reembolsos y programas de préstamos y subvenciones a lo largo de una década.
En septiembre, Australia, el tercer mayor exportador de combustibles fósiles, se comprometió por ley a reducir las emisiones de carbono en un 43% esta década y a alcanzar las emisiones netas cero en 2050.
La ley supuso un rápido cambio de rumbo este año, después de que el Partido Laborista del país derrotara a un gobierno conservador que había paralizado durante una década la adopción de medidas climáticas más enérgicas.
En diciembre, la Unión Europea también acordó prohibir las importaciones de productos como el aceite de palma, la soja, la carne de vacuno y el café. Todos estos productos contribuyen a la deforestación, un factor clave de la crisis climática.
Los vehículos eléctricos y la carrera por las renovables avanzan
La Agencia Internacional de la Energía ha pronosticado este mes que en los próximos 5 años el mundo desplegará tanta energía renovable como en las 2 últimas décadas. Esta expansión significa que las energías renovables superarán al carbón a principios de 2025 y se convertirán en la mayor fuente de electricidad mundial, impulsada por la expansión en China, la UE, EE. UU. e India.
La energía solar es ahora la opción más barata para obtener nueva electricidad en la mayoría de los países. Además, la crisis energética mundial provocada por la invasión rusa de Ucrania, "está acelerando la transición hacia energías limpias en Europa", según la AIE.
Mientras tanto, 2022 fue el año en que los vehículos eléctricos empezaron a atraer a las masas, al menos en los países más ricos como Estados Unidos. Casi todos los fabricantes de automóviles están lanzando sus propios modelos, incluido GM, que ha resucitado el Hummer con una versión eléctrica después de dejar de fabricar su predecesor hace más de una década.
Según la AIE, los vehículos eléctricos podrían acaparar el 13% de las ventas mundiales de coches nuevos en 2022, una cifra sin precedentes. A ese ritmo, el sector está en vías de alcanzar el objetivo de emisiones netas cero a mediados de siglo.