Agotamiento del modelo, poderosos enemigos y falta de innovación: estos son los 3 motivos que explican el desencanto del público con Netflix, según una experta

Logo de Netflix que ilustra su bajada en bolsa

REUTERS/Dado Ruvic

Semana horrible para Netflix. Tras anunciar por primera vez en más de una década pérdida de suscriptores, la plataforma se ha dejado más del valor de sus acciones un 40%, lo que ha conducido a las mismas a valores de hace más de un lustro.

Y eso que, analizados fríamente, los datos no dan todavía como para encender las alarmas. Netflix cuantifica la pérdida de suscriptores en unos 200.000 usuarios, una nimiedad considerando que la plataforma cuenta en el mundo con más de 200 millones de usuarios.

La dinámica, sin embargo, no es positiva

Con la propia Netflix reconociendo que esperan que los datos sean todavía peores en el próximo cuatrimestre (por ahora, hablan de una pérdida que rondaría los 2 millones de usuarios), no han faltado en los últimos días analistas apresurándose a explicar los motivos del desencanto que vive el público con la plataforma líder del streaming.

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Una de las más notables ha sido Vanessa Thorpe, corresponsal de medios en periódicos como The Guardian y The Observer que en un artículo en el rotativo inglés se ha lanzado a aventurar los motivos de la crisis que vive el idilio que mantienen público y Netflix desde hace más de una década.

1. El agotamiento del modelo de suscripción

Paga y disfruta. Esto es lo que han prometido siempre los modelos de suscripción sin importar que estos provinieran de gimnasios, periódicos, revistas, clubes de lectura, de fútbol, de campo o de amigos del lince ibérico. 

En esencia, la idea de la suscripción es siempre la misma: paga una razonable cantidad al mes (con su correspondiente descuento, por ejemplo, si pagas todo un año de una sola vez) y accede a los productos y servicios que solo una determinada empresa o entidad pueden ofrecer.

La fórmula, que ya sirvió hace más de un siglo, entre otras cosas, para la generalización de la prensa escrita, tiene poco de novedosa, aunque pronto sirvió a Netflix para hacer crecer exponencialmente un poderoso y muy lucrativo negocio.

Sin embargo, hay quien piensa que se trata de un modelo a punto de agotarse.

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"Estamos viendo el final de algo que empezó con el muro de pago. No es sostenible porque ya no funciona para los clientes ni para los creativos. Creemos que todas estas suscripciones de contenidos, con su fácil incorporación y su muy tramposa cancelación, son casi un fraude", afirman a Thorpe Måns Ulvestam y Karl Rosander, fundadores de Sesamy.

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En esencia, Ulbestman y Rosander vienen a decir que el modelo "Paga y disfruta" tiende a convertirse en realidad en "Paga y olvídate", con millones y millones de usuarios o bien cautivos durante meses en un servicio que ya no quieren o bien casi ignorantes de que siguen pagando por un servicio que una vez quisieron pero que ahora ya casi ni siquiera saben que tienen.

2. Netflix tiene poderosos enemigos

Como sucede siempre con todo el que desafía un cierto estado de cosas, Netflix se ha ganado una buena cantidad de poderosos enemigos.

Para empezar, por supuesto, los canales de televisión

Mientras algunas de las cadenas más exitosas se las han visto y se las han deseado en los últimos años para mantener a los espectadores pegados a su modelo de consumo gratuito de entretenimiento a cambio de anuncios, Netflix ha visto crecer su bolsa de usuarios sin encontrar límites hasta hace apenas una semana.

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Y eso que la plataforma nunca ha querido la guerra con la televisión convencional. Más bien al contrario, ha tejido interesantes alianzas que han servido para rescatar del olvido más de una producción.

En Reino Unido, por ejemplo, The End of the F***** World gozó de una popularidad renovada en Channel 4 cuando se estrenó en el canal la segunda temporada tras pasar por Netflix tras un discreto estreno en televisión.

En España, por supuesto, el ejemplo más conocido es La casa de papel, un éxito mundial que en un principio pasó sin pena ni gloria por Atresmedia pero que, a su paso por la plataforma líder del streaming mundial, se convirtió en todo un fenómeno de masas.

Por otro lado, Netflix se ha topado también estos años con la resistencia del cine.

"Para los cinéfilos, la noticia de la caída de las suscripciones de Netflix tuvo el dulce aroma de la venganza. Estos todavía están dolidos por la forma en que el streamer desafió el equilibrio financiero del modelo de distribución de las salas de cine", ha explicado al respecto Thorpe.

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Y ha añadido: "Una vez que Netflix empezó a fabricar sus propios largometrajes, el festival de cine de Cannes trató de tomar cartas en el asunto prohibiendo las películas que no se habían estrenado en los cines franceses. Los organizadores advirtieron de una amenaza existencial para la experiencia de la gran pantalla".

Pero ninguno de ellos puede cantar todavía victoria

Como ha recordado la experta, parte de los malos resultados de Netflix es atribuible, por ejemplo, a la inestable situación que se vive en Europa a causa de la invasión rusa de Ucrania, así como al hecho de que, muy probablemente, todo el que quería suscribirse a Netflix en Occidente ya lo ha hecho.

3. La plataforma nunca innovó en casi nada

En mitad del aluvión de críticas que está recibiendo la empresa en los últimos días, los hay incluso que se han atrevido a ir más allá para afirmar que Netflix, en realidad, nunca ha sido nada del otro mundo.

Entre estos se encuentra la propia Thorpe, que empieza diciendo: "Hemos asumido erróneamente que Netflix es un innovador tecnológico simplemente porque su extraordinaria expansión llevó a muchos imperios mediáticos a copiarlo, como Disney, Warner Brothers, NBC y Paramount, por no hablar de Amazon y Apple".

"Pero Netflix no se basa realmente en la tecnología: es solo un proveedor de entretenimiento que se convirtió en un estudio de producción, y eso es siempre un negocio muy precario. Como dijo el guionista William Goldman, en el mundo del espectáculo 'nadie sabe nada". 

Sencillamente, dice la experta, no hay una fórmula infinita para el éxito de las producciones, no hay receta mágica, ni siquiera si se gastan 55.000 millones de dólares en los últimos 3 años, como ha hecho Netflix.

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Esto no significa que Netflix se vaya a rendir. Como parte de su respuesta a la crisis, Reed Hastings, consejero delegado de la compañía, ya ha anunciado un ambicioso plan para rascar entre los más de  100 millones de personas que, calculan, están viendo Netflix gratis gracias a la contraseña de algún amigo o familiar.

Par Thorpe, no faltan razones para este movimiento.

"Ni los mercados de consumo ni el entretenimiento de calidad son infinitamente ampliables. Si todos queremos una oferta de buenas películas y televisión, tenemos que asegurarnos de que su precio sea justo y de que los artistas estén bien pagados", dice la analista.

"De lo contrario, como señala Rosander, la cultura televisiva corre el riesgo de volver a la situación del Renacimiento, en la que solo los ricos pueden permitirse lo bueno: 'Por eso todos los cuadros de entonces eran de la mujer del duque".

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