3 motivos por los que el PIB y el empleo de España y en el sur de Europa sufren más el impacto del coronavirus que en el resto de la UE

Una camarera con mascarilla sirve 2 cañas en una terraza de Barcelona tras la reapertura de la hostelería
  • El Banco de España ha augurado este jueves que en el segundo trimestre la caída del PIB oscilará entre el 16% y el 21,8% y la tasa de paro se aproximará al 20%.
  • El FMI actualizó esta pasada semana sus previsiones económicas, en las que calcula que el PIB de la zona euro caerá un 6% este año, mientras que España e Italia serán los países que sufrirán una mayor contracción, hasta un 12,8%.
  • Juan Abellán, profesor de Finanzas en EAE Business School, afirma que existen 3 motivos por los que la caída del PIB en los países del Sur de Europa está siendo más acusada que en el resto de la UE.
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El sur de la Unión Europea (UE), y en especial España e Italia, no solo ha sufrido un mayor impacto sanitario de la pandemia de coronavirus, sino que también afronta peores perspectivas económicas que sus socios del norte, ahora que el proceso de desescalada se afianza en ambos países y la economía europea vuelve a retomar poco a poco su actividad.

Esta semana, la edición de verano del World Economic Outlook, en la que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado al alza sus pronósticos sobre la recesión en la economía mundial, situaba a España e Italia como los países cuyo PIB sufrirá un mayor retroceso en 2020, de un 12,8%, más del doble de la media de la eurozona y casi 8 puntos más que la caída prevista para la economía mundial, que se ha fijado en un 4,9%.

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Pocas horas más tarde, el Banco de España ofrecía una visión más localizada de las expectativas a corto plazo en su Informe Trimestral de la Economía Española, en el que auguraba “la posibilidad de que las consecuencias de la crisis tengan un componente duradero” y señala que 2020 traerá "severos retrocesos del PIB en las distintas áreas geográficas mundiales, a pesar del rebote esperado en el segundo semestre del año".

La institución monetaria española señala que “desde la entrada en vigor del estado de alarma hasta el inicio del proceso de desescalada” la actividad económica en el país habría disminuido en torno a un 30% respecto al nivel previsto antes de la pandemia, que llegó hasta un 50% durante la suspensión de actividades no esenciales entre el 30 de marzo y el 9 de abril.

En concreto, el Banco de España cifra el retroceso que sufrirá la economía estatal a lo largo de 2020 entre el 9% y el 15,1%, dependiendo de si se produce una recuperación temprana o gradual. Esos 2 escenarios se repiten en sus previsiones para el segundo trimestre del año, para el que augura una caída del PIB de entre un 16% y un 21,8%, como se observa en la gráfica siguiente.

Previsión del Banco de España sobre el PIB de España en el segundo trimestre de 2020

Ese desplome económico se cobrará un elevado precio en el mercado laboral, según el informe del banco central, que prevé que "la tasa de paro experimentará un aumento significativo en el segundo trimestre", hasta situarse cerca del 20%, casi 6 puntos por encima del 14,4% que marcaba la Encuesta de Población Activa del primer trimestre

Para el profesor de Finanzas en EAE Business School Juan Abellán, la fuerte caída del PIB en el sur de Europa en comparación con el resto de socios de la Unión Europea se debe a 3 motivos: se han tomado medidas más restrictivas de confinamiento, el alto endeudamiento ha impedido un mayor apoyo estatal a las empresas y la propia composición del tejido productivo.

Abellán destaca que "por un lado, la parada, es decir, las medidas que se han tomado han sido mucho más agresivas en Italia o en España que en el resto de los países de Europa". De hecho, ambos países han establecido protocolos de aislamiento social y paralización de la actividad económica durante más tiempo al haber sufrido un mayor volumen de contagios en los primeros meses de la pandemia.

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En cuanto al uso de fondos públicos para sostener al sector privado afectado por el coronavirus, Juan Abellán afirma que "las ayudas recibidas por las empresas han sido mucho mayores en los países del Norte, entre otras cosas, porque el endeudamiento que tenemos los países del Sur, mucho más grande, no nos ha permitido tomar medidas mucho más drásticas para ayudar a las empresas".

El profesor de Finanzas de EAE Business School destaca que la diferencia entre la financiación de las líneas de avales públicos a empresas que se ha puesto en marcha en Alemania, de 800.000 millones de euros, 8 veces más de lo previsto en España, donde los avales del Instituto de Crédito Oficial han repartido algo más del 65% de los 100.000 millones previstos inicialmente y que podrían aumentar próximamente.

"Nada tiene que ver un tejido empresarial con otro", reconoce Abellán, "pero lo que está claro es que recibir en Alemania el 100% del aval en lugar del 80% en España hace que las empresas alemanas sean mucho más competitivas". Además, critica que "con estas diferencias estamos rompiendo uno de los principales pilares de la UE, donde la libre competencia y las ayudas deben ser homogéneas en todo el territorio".

De este modo, Juan Abellán destaca que "en España y los países del Sur tendremos que esperar al menos a enero para que se pongan de acuerdo los países de la UE en torno a cómo se canalizan las ayudas anunciadas por la Comisión Europea", cuyo programa de ayudas todavía tiene que ser consensuado entre los 27 tras 2 cumbres fallidas entre sus jefes de Estado y de Gobierno.

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Por último, el tercer factor al que alude el profesor de Finanzas es "la estructura empresarial española, que tiene mucho peso en turismo y en construcción y crea una estacionalidad enorme", que ha cifrado en un 28% en España frente al 15% de media en Europa. Además, Abellán señala también que las pymes son "demasiadas y demasiado pequeñas" y que la rigidez en el empleo provoca "baja productividad".

A la vista de estos 3 factores, Juan Abellán propone "medidas a medio-largo plazo muy necesarias para incentivar que las empresas crezcan, que se creen nuevas, tener menor rigidez en la normativa de empleo y, como están demandado los empresarios, dar peso a la industria y a otros sectores" para compensar la exposición de la economía española al turismo y la construcción.

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