Para los ecologistas el coche eléctrico es el único que puede salvar al planeta

Raul Salinas
Coche eléctrico carga
Getty Images
  • Los ecologistas quieren el fin de los motores de combustión en un escenario mucho más próximo.
  • Afirman que ni híbridos ni coches movidos con pila de combustible pueden ser tan eficientes como un eléctrico.
  • Eso sí: cuentan con que la generación de la electricidad necesaria para mover el coche eléctrico sea 100% renovable. ¿Hay algún país preparado para ello?

El coche eléctrico es clave en la movilidad del futuro, de eso no hay duda, pero para algún sector de la población, parece convertirse en el salvador del planeta tierra.

Diferentes grupos ecologistas, como Ecologistas en Acción, Greenpeace o WWF, han lanzado un mensaje claro al Ministerio para la Transisición Ecológica: aprueban los planes impulsados por el Gobierno de España pero los ven insuficientes: los ecologistas quieren el coche eléctrico, por decreto, mucho antes de lo que dicta la medida del Gobierno. 

Un hombre cargando un coche eléctrico.

Para llegar a tiempo al Acuerdo del Clima de París, afirman, la prohibición de vender coches gasolina o diésel se tiene que adelantar al año 2028. Esa será la única manera de que se pueda cumplir con el objetivo de reducir las emisiones globales de CO2 en un 45% en el año 2030. “El transporte —el 27% de las emisiones totales producidas por el ser humano, de los cuales el 43% corresponde al automóvil— es más sencillo de descarbonizar.

Ya hay tecnologías que permiten no generar emisiones directas, y suplir a otros sectores cuyo recorte es más complejo” Comenta Isabell Buschell, delegada de T&E España, a ABC.

Ni hidrógeno ni combustibles alternativos

Según esta empresa, la única solución viable son los coches eléctricos.

Ni los combustibles alternativos como el gas natural o los biocombustibles, ni los combustibles sintéticos, ni siquiera el hidrógeno.

Esta afirmación se basa en la cantidad de energía necesaria para suministrar cada tipo de vehículo. Según esta empresa, el coche eléctrico necesitaría un 15% de la energía eléctrica renovable que se produce en Europa.

Con el hidrógeno haría falta el 38% y con los combustibles sintéticos un 70%.

El gran problema del coche eléctrico es la producción de dicha energía. ¿De qué nos sirve tener un coche eléctrico si la electricidad generada proviene de una generación que contamina?

Esta es la cuestión clave que debemos resolver, la principal, antes incluso que pensar en cómo erradicar los coches contaminantes de nuestras carreteras. Por poner un ejemplo: España debería duplicar su capacidad de generación actual de energías renovables para poder recargar apenas un 10% de la flota de coches eléctricos, según el profesor Samuele Furfari.

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El principal problema del coche eléctrico es este: la tecnología está disponible, las marcas de coches que más invierten en I+D+i están poniendo muchísimo dinero sobre la mesa para su desarrollo, pero todo ese esfuerzo no servirá de nada si no hay electricidad limpia suficiente para cargar los coches.

¿Coche eléctrico sin energía limpia y renovable?

Parece claro que en un mundo ideal, el coche eléctrico es la mejor opción. Imagínate: un punto de carga rápida por inducción en un tramo de autopista alimentado por placas solares o energía eólica.

Ese es el modelo hacia el cual debemos caminar, una tecnología que sea 100% respetuosa con el medio ambiente y que no suponga un problema de movilidad cómo puede ocurrir a día de hoy por la mala infraestructura de carga. La tecnología está ahí, lo único que se necesita es voluntad en todos los frentes para desarrollarla.

Carga por inducción

¿Inventarán de aquí al año 2040 algún combustible capaz de contaminar 0 y cuya producción también sea totalmente limpia?

Eso está por ver y probablemente, dentro de 20 años, este informe carezca de sentido porque la tecnología habrá evolucionado hacia algún nuevo frente.

Lo que parece claro es que a día de hoy el coche eléctrico alimentado por energías renovables es lo más interesante a nivel ecológico, lo malo es que es una quimera imposible de llevar a cabo con nuestra actual (o incluso prevista) capacidad de generación de energía limpia.

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