4 errores financieros que pueden interponerse en tu camino hacia la riqueza

Max Mumby/Indigo/Contributor/Getty Images
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  • He pasado 5 años estudiando todo tipo de situaciones financieras y he identificado algunos patrones de comportamiento que empujan a tomar malas decisiones en la creación de riqueza.
  • Esos patrones incluyen dejar que el ego controle las decisiones financieras, permitir que las emociones se interpongan en el camino de las elecciones, sobrestimar (o subestimar) las elecciones económicas y tomar decisiones por miedo o estrés.
  • Al igual que en cualquier otra área, las malas decisiones financieras pueden convertirse en un hábito, por lo que es aconsejable enfrentarse a ellas lo antes posible.
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En mi investigación de Rich Habits pasé 5 años entrevistando y estudiando a personas en los extremos opuestos del espectro de riqueza: 233 individuos con al menos 160.000 dólares en ingresos brutos anuales y 3,2 millones de dólares en activos netos, y 128 personas con menos de 35.000 dólares en ingresos brutos anuales y menos de 5.000 dólares en activos líquidos.

Mientras desentrañaba la situación, aprendí mucho sobre cómo las personas manejan su dinero y por qué tanta gente tiene problemas económicos.

Gracias a mi investigación, aprendí que los malos hábitos monetarios pueden originarse en 12 errores financieros muy específicos. Aquí los agrupo en 4 tipos que se interponen en el camino hacia la creación de riqueza.

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1. Dejar que tu ego dirija las decisiones financieras

Las decisiones financieras impulsadas por el ego te impiden administrar de manera prudente cualquier dinero que tengas. Algunos de los ejemplos específicos en mi estudio incluyeron la compra de objetos costosos destinados a crear la percepción de que se está mejor económicamente de la realidad, sentirse invencible (esta es una de las razones por las que muchas personas no compran un seguro de vida adecuado) y pensar que eres más inteligente de lo que realmente eres: esta es una de las razones por las que algunas de las personas estudiadas no contrataron expertos ni buscaron consejos de especialistas, tomaron riesgos sin realizar debidamente su tarea.

Este tipo de decisión está estrechamente relacionada con otra: dejar que factores externos decidan qué hacer con tu dinero. Mantenerse al día con las decisiones de gasto es un ejemplo, al igual que la presión de un cónyuge, familiar, amigo o compañero de trabajo.

2. Permitir que tus emociones se interpongan en el camino

Las decisiones que se basan en emociones espontáneas casi nunca salen bien. Lo mismo ocurre con las compras espontáneas, que podrían estar relacionadas con errores basados ​​en la emoción, pero también podrían ser causadas por la fatiga de la decisión. Por ejemplo, recibes una gran bonificación o un aumento de sueldo y, en el calor del momento, te encuentras en un concesionario de automóviles comprando un nuevo coche de lujo.

3. Abrazar la ignorancia o pensar demasiado en tus elecciones

Operar desde un lugar de ignorancia (no hacer tu tarea, ya sea por ego o por otra razón) o pensar demasiado en tus elecciones son extremos opuestos del espectro, pero ambos pueden conducir a errores perjudiciales.

Tomar decisiones por impaciencia también es un mal movimiento. Por ejemplo, liquidar inversiones durante una recesión en el mercado puede ser una acción basada en el miedo o impulsada por la falta de paciencia. Hacer cualquier compra importante sin querer pasar el tiempo suficiente investigando (ignorancia) es otro ejemplo.

Las soluciones simples suelen ser las correctas. Buscar soluciones más complicadas conduce al caos.

4. Tomar decisiones por miedo o estrés

Nunca tomes decisiones de dinero por miedo o estrés. Nuevamente, considera como un mal movimiento liquidar inversiones a largo plazo durante una recesión en el mercado de valores. Los estudios han demostrado que el estrés reduce tu cociente intelectual un 13%. Nunca tomes decisiones financieras cuando estés bajo estrés, si puedes evitarlo.

Una causa estrechamente relacionada con las malas decisiones es la desesperación: decisiones tomadas desde una posición de debilidad. Por lo general, son el resultado de malas elecciones anteriores y siempre son forzadas por un tercero, como un prestamista, agencia gubernamental, compañía de tarjetas de crédito, empleador, cónyuge, familia o amigos.

Una vez que comienzas a tomar malas decisiones con frecuencia, puede convertirse en un hábito como cualquier otro. En primer lugar, es mejor comprender qué impulsa esas malas decisiones, algo que puede ayudar a evitar tomarlas en el futuro.

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