Del abandono de patinetes y bicicletas compartidas en las ciudades a la búsqueda de la rentabilidad: los 4 grandes retos que tiene por delante el sector de la micromovilidad

Mujer en patinete eléctrico
  • Las startups de micromovilidad llevan unos años entrando en el sector de las bicicletas y los patinetes para cambiar el transporte urbano, pero ahora la pandemia del coronavirus ha acelerado la posible consolidación del sector a la vez que también ha aumentado la demanda.
  • Un nuevo informe que ha publicado la consultora estadounidense CB Insights remarca que cada vez se verán más de estos vehículos en las calles de las ciudades de todo el mundo y que las empresas que sobrevivan florecerán en un mercado multimillonario, en el que un creciente número de inversores está invirtiendo enormes cantidades de capital.
  • Estos son los principales retos que CB Insights vaticina para las compañías de bicicletas y patinetes compartidos en los próximos años.
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Las startups de micromovilidad están entrando en el sector de las bicicletas y los patinetes para cambiar el transporte urbano. Llevan haciéndolo unos años, pero ahora la pandemia del coronavirus ha acelerado la posible consolidación del sector a la vez que también ha aumentado la demanda en un contexto en el que más ciudadanos prefieren viajar solos para evitar contagios.

En esa dirección apunta un nuevo informe que ha publicado la consultora estadounidense CB Insights, que remarca que cada vez se verán más de estos vehículos en las calles de las ciudades de todo el mundo y que las empresas que sobrevivan florecerán en un mercado multimillonario, en el que un creciente número de inversores está invirtiendo enormes cantidades de capital.

Pero como en cualquier industria emergente, las empresas de sharing tienen todavía un camino pedregoso que recorrer.

Estos son los principales retos que CB Insights vaticina para las compañías de bicicletas y patinetescompartidos en los próximos años:

Aún están buscando su rentabilidad

Patinetes eléctricos compartidos en una calle de París, Francia, en diciembre de 2019.
Patinetes eléctricos compartidos en una calle de París, Francia, en diciembre de 2019.

Dada la juventud de estos negocios, las compañías del sector aún están buscando alcanzar la rentabilidad y la sostenibilidad, recuerda el informe, y todo a pesar de que estas startups han levantado millones de dólares a través de inversores.

El documento destaca que la empresa de bicicletas chinas Ofo está al borde de la bancarrota y que el gigante americano de los patinetes Bird —que compró a su rival europeo Circ en enero— ya tenía problemas para alcanzar la rentabilidad antes de la pandemia, algo que terminó con el despido de 1.400 personas en abril.

Algunas han anunciado que entrarán pronto en rentabilidad como es el caso de la compañía de motos eléctricas Cooltra —que no se dedica como al sharing, sino que lo combina con el renting o alquiler tradicional— o la de patinetes Lime, que pretendía alcanzar la rentabilidad en 2020 y ahora lo ha retrasado a 2021. 

La regulación sigue siendo un impedimento

Patinetes eléctricos compartidos en Madrid

El estudio de CB Insights señala la falta de regulación en la mayoría de las ciudades como otra dificultad clara para el desembarcode bicis y patinetes compartidos.

Muchas ya han empezado a crearla, pero hay diferentes posturas: las que prefieren establecer sus propios sistemas de movilidad compartida, las que celebran la llegada de estas compañías o las que las prohíben por "el caos que llevan a las calles"

"El Gobierno chino ha estado creando nuevas regulaciones para ayudar a controlar el emergente mercado de la micromovilidad, incluyendo multas a individuos que dejan las bicis compartidas fuera de las áreas compartidas o a quienes las vandalizan", reza el informe.

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"Barcelona", cita también el estudio, "ha dado el paso de prohibir el uso de patinetes eléctricos compartidos completamente", como también es el caso del Reino Unido. Todo ello generó un caos generalizado en 2019 en España, con muchas ciudades no permitiendo operar a estas compañías.

En cambio, estas empresas de micromovilidad han crecido rápidamente en Asia, con regulaciones por lo general muy leves o inexistentes.

A vueltas con abandonos de dispositivos y con los robos

Patinetes eléctricos compartidos Bird

El abandono de dispositivos en las calles ha sido otro causante de problemas en muchas ciudades donde han operado bicicletas y patinetes de sharing —como pasó con Coup en España o con Ofo: se encontraban sus vehículos abandonados en las calles—.

A la vez, la poca capacidad de respuesta de las empresas a la hora de arreglarlos ha llevado a que usuarios de todo el mundo se hayan visto obligados a probar uno, otro y otro más hasta encontrar uno que no estuviese dañado o que funcionase, y también la expansión desmedida de empresas que han terminado cerrando ha llevado a la creación de "cementerios" masivos de bicicletas.

Todo ello se ha sumado a los robos de los vehículos y al vandalismo —en Madrid, incluso se han podido encontrar piezas de esos patinetes, desguazadas, en la web de venta de artículos de segunda mano Wallapop—.

"Así, las compañías de micromovilidad deben hacer frente a los gastos asociados con la sustitución del hardware robado y también con los de contratar a la fuerza de trabajo suficiente para reparar los dañados", dice CB Insights.

El tiempo atmosférico no les permite desembarcar en todas partes

Patinetes eléctricos compartidos Bird en Zúrich.
Patinetes eléctricos compartidos Bird en Zúrich.

Los climas más duros, como los del norte de Europa, dificultan el negocio de las empresas que disponen vehículos en la calle, a la vista del usuario, para que este pueda cogerlos cuando los necesite.

Además, cuando hace demasiado frío, la demanda simplemente baja, así que las compañías están buscando cómo desarrollar patinetes más duraderos y seguros incluso en climas complicados y otras, como Skip, han repartido guantes para los meses de invierno.

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"Pero cuando las condiciones climáticas son demasiado duras, las compañías de patinetes y bicicletas compartidas podrían estar forzada a llevarse sus flotas de las calles y posiblemente perder preciosos beneficios", apunta el estudio.

Todo ello debe sumarse al total parón en sus ingresos al que las compañías se han debido enfrentar durante los últimos meses por la pandemia del coronavirus, aunque ellas aún mantienen la esperanza de ver crecer sus ingresos ante la huida de ciudadanos del transporte público en este periodo de desconfinamiento.

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