Los 40 días y 40 noches que han agitado a un Pedro Sánchez que vuelve a hacer de la política española un escenario imprevisible

Pedro Sánchez anuncia el adelanto electoral para el próximo 23 de julio.

REUTERS/Remo Casilli

  • Desde el primer anuncio de viviendas de la Sareb que se destinarían a alquiler social hasta la celebración de las elecciones del 28M han transcurrido 40 días.
  • Cerca de 6 semanas que han activado a un Pedro Sánchez "en estado puro", como indican expertas, y que vuelve a hacer de la política española un campo imprevisible.

Pedro Sánchez dobla la apuesta tras los resultados electorales del 28M. 

No habían pasado ni 24 horas desde que se conocieran los resultados de las elecciones autonómicas y locales, en las que el PP fue proclamado vencedor en la mayoría de las plazas, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció un adelanto electoral. 

El próximo 23 de julio los españoles volverán a vivir la "fiesta de la democracia", pero esta vez para elegir a su presidente. Sin embargo, este anuncio ha pillado a todo el mundo por sorpresa —incluido su propio partido y socios—. 

"Agotar la legislatura" era una de las premisas del primer Gobierno de coalición de la historia de nuestro país. Una intención que finalmente se ha quedado en eso, una intención, a tan solo 6 meses de cuando se preveía la convocatoria ordinaria.

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"Aunque las elecciones de ayer tenían un alcance municipal y autonómico, el sentido del voto traslada un mensaje que va más allá". Con estas palabras, el presidente justificaba este giro de timón y ponía sobre la mesa la última carta que le queda para intentar frenar "el cambio de ciclo" que empezó la noche del pasado 28M. 

Un autoplebiscito definido por el goteo de medidas anunciadas por el Gobierno de Sánchez

Pedro Sánchez puso toda la carne en el asador cuando se involucró personalmente en las elecciones autonómicas y municipales. 

La presencia del presidente en los actos de los diferentes barones socialistas y de algunos candidatos a las alcaldías vislumbraba una estrategia personalista que ostentó, especialmente, con las medidas desplegadas por el Gobierno de la nación.  

La gestión del Ejecutivo era la baza más potente para los candidatos socialistas que se presentaban a presidir las comunidades autónomas y los ayuntamientos: las subidas del salario mínimo interprofesional, la reforma laboral, la gestión de los fondos europeos, la senda de crecimiento de España, y sobre todo, la ley de vivienda y los primeros 50.000 pisos de la Sareb que se destinarían a alquiler social.

Aquel anuncio se produjo el 18 de abril, exactamente a 40 días de que se celebraran las elecciones municipales del 28 de mayo. La precampaña y campaña han sido cerca de 6 semanas que han acabado provocando que la política española vuelva a ser, una vez más, imprevisible.

De esta forma, el Gobierno trató de establecer el marco y los primeros compases de una campaña electoral y de unas elecciones convertidas así en un plebiscito a Sánchez. 

Sánchez, en un esfuerzo por impactar positivamente en la campaña, sumó nuevas medidas, además de las del alquiler social de la Sareb, tanto en ruedas de prensa del Consejo de Ministros como en los mítines del PSOE en diferentes plazas.

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Avales públicos para la compra de vivienda, la financiación del 50% del interrail europeo para jóvenes de entre 18 y 30 años, la inversión de 580 millones de euros para reforzar la atención primaria y 276 millones de euros para hacer frente a la sequía, fueron algunas de las promesas más sonadas llevadas a cabo por la parte socialista del Ejecutivo. 

Claro que la importancia de estos comicios también venían dados por el empate técnico que se podía producir en los diferentes territorios por parte de los dos bloques: el PP tendía que pactar con Vox para gobernar y los socialistas tendrían que revalidar el Gobierno de coalición con Unidas Podemos.

Una última carta tras la incontestable victoria del PP frente al PSOE

La derrota del PSOE en autonomías y ayuntamientos ha sido una derrota en una de las últimas batallas del líder socialista. 

Pero Sánchez aún no se ha dado por vencido. El presidente ha conseguido que con el anuncio del adelanto electoral el resultado de las elecciones del pasado domingo hayan quedado en un segundo plano y desaparecido de la conversación pública. 

No habían pasado ni 24 horas de los resultados y la victoria del PP cuando Sánchez anunció la convocatoria de elecciones generales anticipadas, jugando así su última carta. 

"Todavía hay partido", aseguran algunos politólogos. 

No es la primera vez que se da por muerto políticamente a Pedro Sánchez: ya pasó cuando dejó su escaño en el Congreso en 2016 al negarse a facilitar la investidura de Rajoy con su famoso "no es no". Al cabo de un año regresaría, ganaría contra todo pronóstico las primarias de su partido y en 2018 presentaría la histórica moción de censura a Rajoy que le haría presidente. 

El anuncio de Sánchez de este lunes pone patas arriba el escenario político que se contemplaba para el resto del año, evitando 6 meses de más desgaste frente a la narrativa de un PP crecido por los los resultados del 28M. 

La mayor perjudicada del adelanto electoral es Yolanda Díaz, quien pretendía liderar la suma de izquierdas a la izquierda de los socialistas, articulando Sumar por todo el territorio nacional sin necesitar del entendimiento de Podemos. Sin embargo, Sánchez solo le ha dado 10 días para que las 2 formaciones lleguen a un acuerdo, sin el cual, su caída es más que previsible. 

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Un movimiento muy calculado también por el presidente, quien durante todo este tiempo ha estado haciendo de más a su vicepresidenta segunda mientras aumentaba la distancia con sus socios de coalición primigenios, Unidas Podemos. 

Ahora, la urgencia tras la victoria del PP hace que Sánchez plantee un escenario del "todo o nada" en el que buscará captar voto útil y aglutinar todo el electorado de la izquierda, frente a un PP que tendrá que pactar con Vox si tampoco llega a la mayoría. 

Hasta la próxima cita electoral quedan 83 días en los que aún pueden pasar muchas cosas. 

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