5 alimentos normales que pueden causarte alucinaciones

Si te preguntan si conoces algún alimento alucinógeno, seguramente respondas que existen setas mágicas y hongos con potencial psicoactivo, estudiados en la actualidad en ensayos clínicos por el potencial de la psilocibina para "resetear el cerebro" y tratar problemas como la depresión. 

Sin embargo, al margen de las setas existen muchos otros alimentos que esconden componentes alucinógenos capaces de afectar a tu sistema nervioso. Desde hortalizas demasiado verdes que no deberías comer crudas, a chiles cuyo picante podría despertar a los muertos, o determinados pescados con toxinas que causan visiones y alteraciones de la realidad. 

En general, no debes preocuparte: para que aparezcan estos efectos alucinógenos, las dosis deberían ser realmente muy elevadas, salvo en el caso de determinadas setas tóxicas. 

Como curiosidad, el hongo del cornezuelo del centeno, que puede infectar a una gran variedad de cereales y hierbas, provocó graves intoxicaciones y alucinaciones colectivas en la Edad Media. Ya sabes: el centeno mohoso puede darte un disgusto. 

Chile picante

Tal y como recoge un artículo publicado en la revista gastronómica Bon Appetit, el productor de NPR Marshall Terry reveló haber sufrido alucinaciones y vómitos y expresado palabras incongruentes después de probar el pimiento HP22B, presentado al Libro Guinness de los récords y cultivado por un tal Ed Currie de Carolina del Sur.

No se conoce bien la razón por la que el picante extremo podría causar alucinaciones, ya que no contienen ninguna molécula psicoactiva en su composición. No obstante, se cree que las sensaciones podrían ser mezcla del pánico que causa el dolor y la invasión de endorfinas del cuerpo para mejorar.

Salema, el pescado que intentan colar por dorada o besugo

Existe un pez mediterráneo de escaso interés para la industria pesquera, ya que su carne no tiene una calidad óptima, cuyo consumo ha resultado alucinógeno en algunos casos extraños. Se trata de la Sarpa salpa, más conocido como salema, y que en ocasiones se ha comercializado bajo la denominación falsa de besugo o dorada. 

No es que la composición de este pescado sea tóxica en sí misma, sino que en su dieta herbívora tienen cabida algas tóxicas como la invasora Caulerpa taxifolia, que acaban en su carne, y especialmente en la zona de su cabeza.

Hay casos de personas que han padecido alucinaciones por comer este pescado, incluso durante varios días: de hecho, la intoxicación por pescado alucinógeno tiene un nombre: la ictioalieinotoxicidad.

Un informe de caso publicado en Clinical Toxicology describe a un ejecutivo de 40 años de vacaciones en Cannes que, dos horas después de comer besugo al horno, comenzó a sentirse un poco enfermo. De la noche a la mañana experimentó signos de intoxicación alimentaria, y el día siguiente empezó a ver "animales agresivos y gritones" y "artrópodos gigantes alrededor de su coche". 

El mismo documento también describe a un hombre de 90 años en St. Tropez que él mismo cocinó el besugo y comenzó a escuchar "gritos humanos y chillidos de pájaros". 

Patatas con brotes o zonas verdes

Seguramente hayas visto alguna vez como las patatas de tu alacena se tornan de un color verdoso o les salen brotes de color verde. Nada tiene que ver con su madurez, sino con un componente alucinógeno: el glucoalcaloide de sabor amargo llamado solanina.

Un informe de la OCU basado en los criterios de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) advierte de los riesgos en los alimentos que contienen solanina, concretamente en tomates, berenjenas, patatas y derivados. Sin embargo, en el caso de tomates y berenjenas no se ha llegado a conclusiones.

En el caso de las patatas, no deberías comer aquellas que tienen brotes o manchas verdes. Eso sí, sería preciso ingerir un miligramo por kilo de peso corporal al día de glucoalcaloides. Por tanto, el peligro es mayor en bebés y niños pequeños.

El alcaloide puede irritar la mucosa intestinal, la faringe y la boca; provocar vómitos, náuseas, diarrea y apatía. Además, los efectos para el sistema nervioso incluyen alucinaciones, delirios, temblores y parálisis. No comas estas partes de la patata.

Nuez moscada (y otras especias)

En las dosis adecuadas, la nuez moscada puede tener un efecto psicoactivo. En concreto, necesitarías entre 5 y 15 gramos de esta especia rallada (alrededor de dos cucharadas o dos semillas enteras) para desencadenar alucinaciones, que se producirían entre 3 y 6 horas más tarde, junto con náuseas, paranoia, problemas para orinar problemas de concentración u ojos enrojecidos. 

En su autobiografía, Malcom X cuenta sus experiencias con la nuez moscada en la prisión de Charlestown, donde empleaban la especia para asegurarse un potente colocón, mezclándola con agua. Según relata el diario El País, el saxofonista Charlie Parker también reconoce haberla consumido en alguna ocasión con fines festivos. 

Otras especias como el perejil o el eneldo también contienen la misma sustancia que la nuez moscada, aunque en menor cantidad. 

No son los únicos toppings que pueden darte un disgusto: las semillas de amapola, prohibidas en Arabia Saudí, pueden tener efectos tóxicos similares a sus derivados si se consumen en grandes cantidades. De sus compuestos se extraen opiáceos como la morfina, la codeína y la noscapina. Según el blog I Can Has Science, harían falta unos 40 gramos para empezar a alucinar. 

Cafeína

SegúnLivescience, un estudio británico de 2009 reveló que las personas que beben 3 tazas de café al día (o el equivalente a un total de 315 miligramos de cafeína) tenían más probabilidades de alucinar, puesto que esta hormona podría elevar los niveles de cortisol, la hormona del estrés y "asustar" al cerebro hasta el punto de una ligera alucinación.

Otra posible perspectiva aportada por los autores es que es posible que la asociación entre el consumo de cafeína y las alucinaciones se deba al hecho de que las personas que son propensas a ellas tiendan a usar la cafeína para ayudarles a sobrellevar sus experiencias.

Cabe recordar que en exceso, la cafeína puede provocar nerviosismo, irritabilidad, ansiedad, espasmos musculares, insomnio, dolores de cabeza y palpitaciones cardíacas.