5 bulos sobre alimentación infantil que pueden hacer que tu hijo termine siguiendo una dieta poco saludable

niño tomando desayuno
  • Una mala dieta en menores contribuye entre otras cosas al sobrepeso, la diabetes y un mayor riesgo de otras posibles afecciones.
  • Para no contribuir a ello, aquí se desmienten 5 grandes mitos sobre alimentación infantil que debes dejar de creer.
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A veces tener claro lo que está bien en lo relativo a la alimentación no es tan fácil. Pasa para los adultos y también para los niños.

A este problema contribuyen aspectos como la desinformación, las estratagemas de la industria alimentaria e incluso ciertas falsas creencias en materioa de nutrición que llevan asentadas en la opinión general sin saber muy bien de donde vienen.

Para hacerse una idea, alimentación acapara más de la mitad de los bulos en alimentación detectados por los médicos. Y en este aspecto se incluyen mitos destinados a la alimentación de los más pequeños.

Para tener claro qué es real y qué no en lo relativo a una dieta sana para niños, desde el blog Consumer de Eroski señalan algunos de los bulos más llamativos que circulan sobre alimentación infantil.

Recurrir a jarabes para abrir el apetito en niños que se niegan a comer

niños comiendo frutas

La relación de los niños con la comida suele ser compleja. Es frecuente que a edades tempranas se niengen a menudo a comer. Y el resultado sea padres desesperados obligándoles a hacerlo por miedo a posibles consecuencias en su salud.

No obstante este tipo de productos que prometen abrir el apetito de los más pequeños son en la mayoría de los casos realmente innecesarios.

Lo cierto es que la frecuencia de ingesta de los niños no parece vinculada a su índice de masa corporal, según apunta la ciencia.

Y existen muchos motivos por los que el pequeño puede negarse a comer. Por ejemplo, que realmente no tenga hambre o que haya comido entre horas. Como remarca el nutrucionista Julio Basulto, si en ciertos periodos no come más posiblemente sea porque no lo necesita. Mientras que cuando dan el "estirón" seguramente se encuentren más hambrientos.

Ciertas patologías podrían causar la falta de apetito. Por lo que puede ser conveniente consultar con un médico si se trata de algo frecuente.

No obstante, obligar a comer no suele ser recomendable porque podría generar una relación negativa y de rechazo del pequeño hacia la comida, lo cual a la larga se traduzca en una dieta menos equilibrada y sana.

Tomar alimentos enriquecidos con vitamina D para mejorar las defensas y fortalecer los huesos

niños comiendo galletas

La vitamina D acapara desde hace tiempo bastante atención. Sobre tod a raíz de haber sido señalado como uno de los nutrientes importantes en la pandemia.

Clave en la modulación del sistema inmunológico, también destaca su papel en la absorción del calcio, por lo que ayuda a mantener la salud de los huesos. Un déficit acusado de vitamina D puede conllevar problemas óseos incluyendo el raquitismo en menores.

Aunque está presente en ciertos alimentos y el cuerpo la asimila de la exposición al sol, numerosos productos destinados al público infantil, como yogures, leches o cereales, promocionan el estar enriquecidos con vitamina D.

No obstante, no se trata más que de un reclamo publicitario, a tenor de lo que indican los expertos,

Desde el Grupo de Educación Sanitaria y Promoción de la Salud del PAPPS (Programa de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria) insisten en que no hay estudios rigurosos que lo avalen y sí muchos que refrendan que estos productos son innecesarios.

De ahí que recomienden la "exposición al sol del medio día sin protección durante 10-15 minutos al día durante la primavera, el verano y el otoño "para la adecuada producción de vitamina D" en niños mayores de un año o adolescentes.

De manera similar se posiciona la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria al recomendar para estos grupos de edad "seguir un estilo de vida saludable, tomar una dieta variada con alimentos que contengan vitamina D y realizar actividades al aire libre con exposición solar sensata".

No obstante, para los mayores de un año de edad que no obtengan el ingreso adecuado de esta vitamina recomiendan un suplemento, en ningún momento acudir a yogures o galletas para alcanzarlo.

Los alimentos ricos en este nutriente incluyen pescados azules y grasos como el salmón, el atún o las sardinas, lácetos, huevos o setas.

Creer que los zumos sustituyen a una pieza de fruta

Mujer e hija bebiendo zumo

Getty Images

Los zumos no sustituyen la ingesta de una pieza de fruta. Ni siquiera aquellos hechos de forma casera. Mucho menos los envasados, equiparables a los refrescos en cuanto a su impacto en la salud.

Esto se debe a que la forma en que tomemos la fruta influye tanto en cómo el organismo absorbe el azúcar como en la cantidad de nutrientes ingeridos.

Al exprimir el alimento eliminarás de este la fibra y la glucosa es digerida de manera mucho más rápida, lo que genera picos de azúcar en sangre que a la larga puede aumentar el riesgo de diabetes.

Por lo cual, la fruta siempre debe ser consumida entera.

Pensar que dar fruta por la tarde o por la noche altera a los niños

mujer dando fruta a un niño, plátano.

Comer fruta es saludable sea a la hora que sea. Incluso en la merienda o cómo postre en la cena.

De ahí que los expertos señalen como un bulo la creencia de que este alimento a dichas horas puede alterar a los más pequeños y hacerlos más hiperactivos.

“El azúcar no influye en el comportamiento de los niños", explica al respecto la nutricionista Beatriz Robles una de las autoras de la Guía sobre bulos en alimentación. "La supuesta relación de la ingesta de azúcar con la hiperactividad infantil es un mito que se remonta a los años 70, cuando un médico sugirió la eliminación de algunos compuestos como tratamiento contra la hiperactividad”.

Optar por yogures diseñados para bebés pensando que son saludables

niña comiendo yogur

En los últimos años los estantes de los supermercados se han llenado de productos diseñados para los   niños que comienzan a tomar sus primeros alimentos.

Entre los más comunes están los yogures para bebés, muchas veces anunciados bajo el nombre de "Mi primer...".

Si bien entre los reclamos publicitarios pueda enfatizarse que estén adaptados a sus necesidades o enriquecidos de nutrientes esenciales, lo cierto es que están lejos de ser saludables. 

En la mayoría de los casos se trata de productos ricos en azúcares, un ingrediente que en exceso puede causar efectos nocivos en el desarrollo de los más pequeños.

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