Errores cotidianos que están destrozando tus sartenes y 5 consejos para evitarlo

Pocas cosas desesperan más que una sartén donde se queda todo pegado. En la mayoría de ocasiones, no es que la sartén tenga muchos años y su desgaste sea inevitable, es que la tratas mal. 

Tanto en su uso cuando cocinas, como en su posterior limpieza, secado y guardado. Todo importa. Eso sí, son pequeños detalles que puedes cambiar y que no te llevarán ni 5 minutos. 

Las señales que indican que ha llegado la hora de cambiar la sartén (o cocinar en ella podría resultar peligroso)

Pon estos consejos en práctica y celebra la larga vida de tus sartenes:

1. Mimo después de cada uso

En Servimenaje, recomiendan que la primera vez que vayas a usarla, y después de cada uno, laves la sartén con agua caliente y jabón, y lo más importante, la seques con un trapo. 

No dejes que el agua se seque por sí sola. 

2. No, no las puedes meter en el lavavajillas

Lava las sartenes a mano, incluso si vas con prisa, porque a la larga lo agradecerás. Según los expertos de la revista El Mueble, también puedes usar sartenes específicas para lavavajillas, ya que cuentan con revestimientos que resisten mejor los detergentes tan agresivos.  

3. El estropajo que usas podría dañarla

Cuidado con los estropajos de aluminio, porque aunque pueda parecer que limpian en mayor profundidad rayan la superficie de la sartén, y hace que se pegue comida y pierda efectividad. 

Lo mejor para limpiar las sartenes son estropajos suaves. Y el truco de toda la vida, si algo no sale, déjalo en remojo con agua caliente. 

4. Utiliza utensilios de madera y plástico

Los utensilios de cocina de metal también dañan las sartenes, de la misma manera que si utilizas cubiertos. Lo mejor es que optes por utensilios de cocina que no rayen la superficie, como la madera, el plástico o la silicona.

5. Sin aceite hay más probabilidad de que se pegue

Porque la sartén sea antiadherente no quiere decir que no necesite aceite. Por supuesto no se habla de cantidades enormes, ni mucho menos. 

Lo más útil es poner unas gotas, y esparcirlo con papel de cocina. Te garantizarás una comida mucho más sana y sin riesgo de quedar pegada.