Indefinido, pero a medias: el 51% de los contratos fijos firmados en 2022 son discontinuos o a tiempo parcial

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En el campo no existe el contrato indefinido, por algo a quienes lo labran se les conoce como temporeros. En el caso de los viñedos, por ejemplo, como mucho llegarán a los 150 días de cosecha, es decir, menos de la mitad del año trabajando y, luego, a otra cosa.

La reforma laboral puede combatir la temporalidad, pero no la estacionalidad inherente a algunos sectores, como la agricultura, el turismo o la construcción. Por eso en 2022 aumenta la contratación indefinida, pero a medias.

En lo que va de año se han firmado 1,7 millones de contratos fijos, un 180% más que en los primeros 4 meses de 2021, según los últimos datos de afiliación y paro publicados ayer. Sin embargo, podría decirse que algo más de la mitad son indefinidos de peor calidad.

El 51% de los contratos indefinidos firmados en 2022 son fijos-discontinuos o fijos a tiempo parcial. Es decir, son contratos que, aunque son fijos, esconden algún tipo de temporalidad. 

"El secreto de los buenos datos de empleo se basa en cambiar temporales por fijos-discontinuos y el contrato por obra y servicio por el indefinido especial de la construcción. Ese es el efecto estadístico de la reforma laboral", observa Gonzalo Bernardos, profesor Titular de Economía de la Universidad de Barcelona.

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Sin embargo, como Bernardos matiza, eso no significa que la reforma laboral no esté funcionando, es sólo que sus efectos más inmediatos tienen que ver más con un efecto estadístico que con un cambio estructural. "El efecto inmediato es este. Terminará convirtiendo los temporales en fijos, pero tardará un tiempo", añade.

'Boom' de fijos-discontinuos

Los contratos indefinidos que más crecen son, de hecho, los fijos-discontinuos. Entre enero y abril la firma de este tipo de modalidad se ha disparado un 623,7% respecto al mismo periodo de 2021. 

La contratación a tiempo parcial, por su parte, aumenta un 185% y refleja la conversión de temporales a tiempo parcial en indefinidos a tiempo parcial. Pero los contratos a tiempo completo tampoco crecen poco: un 116% respecto a los primeros 4 meses de 2021.

El fijo-discontinuo es un tipo de contrato indefinido, con la particularidad de que sirve para trabajos que se desarrollan de forma intermitente. Por ejemplo, el empleado de un hotel que sólo trabaja en temporada alta. Con este contrato formaría parte de la plantilla de forma fija, pese a no trabajar todo el año, y la empresa estaría obligada a llamarle cada vez que inicie su actividad.

Ese vínculo con la empresa se traduce en que, aunque los fijos-discontinuos sean una modalidad a caballo entre lo temporal y lo indefinido, implican mejores condiciones laborales que las de un contrato temporal.

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El efecto de la agricultura y la construcción: los contratos fijos se disparan hasta un 661%

Muchos de estos fijos-discontinuos provienen del sector de la agricultura. "Está creciendo mucho la contratación indefinida en sectores donde había mucha estacionalidad", apunta Octavio Granado, analista de la Fundación Alternativas y ex secretario de Estado de Seguridad Social.

En el campo, por ejemplo, la contratación indefinida se ha disparado un 661% respecto a los primeros 4 meses de 2021. 

"Se está llegando a sectores en los que no había contratación indefinida. En las actividades agrarias nunca ha existido el contrato indefinido. El fijo-discontinuo es el único indefinido que puede haber en este sector", añade Granado.

Ocurre más de lo mismo con la construcción, donde los fijos se disparan un 455%. Éste era un sector donde, según apunta Granado, el 80% de los empleados tenían contratos de obra o servicio. La reforma laboral ha puesto punto final a esta modalidad de contratación, y en su lugar ha brindado a las constructoras un contrato fijo especial para su sector.

El empujón de la Semana Santa en el sector servicios

En términos absolutos, el gran beneficiado es el sector servicios. Si en abril de 2021 se firmaron 121.310 contratos fijos, un año después la contratación indefinida se ha disparado hasta los 493.400 contratos. 

Esta mejora podría explicarse por el empujón de la Semana Santa y su impacto directo en la contratación del sector servicios. "En comercio, muchos temporales a tiempo parcial se están convirtiendo en fijos a tiempo parcial", apunta Granado.

En el resto de sectores, en cambio, el contexto no es precisamente bueno, y, sin embargo, aumenta la contratación indefinida mientras la temporal cae. "En agricultura no hay ninguna campaña, en construcción están sufriendo la falta de materiales y en industria la interrupción de las cadenas logísticas", añade Bernardos.

"Por ahora no estamos viendo efectos de la guerra. Ya han pasado 2 meses y tenemos datos de empleo de los 2 últimos meses y son muy buenos", dijo el ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, hace dos semanas.

La reforma laboral nació con el objetivo de ampliar la duración de los contratos y poner coto a la temporalidad, y la realidad es que los contratos temporales caen, y los indefinidos suben. Lo corrobora el Banco de España, y casas de análisis como BBVA Research o Fedea. 

Que parte de ese empleo indefinido sea de peor calidad no tiene tanto que ver con los defectos de la regulación, cuanto con el propio carácter estacional intrínseco a determinados sectores y actividades, y la estructura productiva no puede cambiarse con una ley.

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