7 cosas malas que pueden pasarte con el cambio de hora de verano

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  • El eterno debate sobre el cambio de hora sigue sobre la mesa: en España, los relojes se adelantarán y atrasarán por lo menos hasta 2026. 
  • Sin embargo, muchos datos sobre la mesa exponen las consecuencias malas para la salud del cambio al horario de verano, como la mayor cantidad de accidentes de tráfico, la somnolencia o el riesgo más elevado de infarto. 
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La primavera, la sangre altera, reza el dicho popular. Pero más lo hace —o al menos, de forma más súbita— el cambio de hora de verano, asociado en múltiples estudios científicos a diferentes riesgos para la salud.

A la época por excelencia para la astenia primaveral y las alergias al polen se suma la alteración que el adelantamiento de los relojes produce en el organismo. Este año, el primer cambio de hora de 2024 tendrá lugar en plena Semana Santa, el domingo 31 de marzo. En esa madrugada a las 02:00 pasarán a ser las 03:00, un horario de verano que se mantendrá hasta el próximo 27 de octubre.

El cambio en las manecillas no solo se produce en nuestro país, sino que salpica a todos nuestros vecinos. De hecho, se rige por la Directiva 2000/84/CE, la cual obliga a todos los países pertenecientes a la Unión Europea a aplicar el horario de verano a finales de marzo y el de invierno a finales de octubre.

 

A la población no le parece muy bien este vaivén en los relojes: según el barómetro de septiembre de 2022 del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un 64% de los españoles son partidarios de acabar con el cambio de hora entre el invierno y verano, y la opinión casi unánime de todos ellos es que se ponga fin al cambio cuanto antes.

El principal argumento que se esgrime es el del ahorro energético: los especialistas apuntan que con el cambio de hora de invierno es posible ahorrar entre un 5% y un 10% de energía. En concreto, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) calcula que se llega a economizar un 5% del consumo eléctrico en iluminación, equivalente a unos 300 millones de euros en nuestro país. 

Pero muchas organizaciones y expertos cuestionan las bondades de esta medida. Desde la ONG ecologista WWF señalan que el cambio de hora no tiene ningún impacto sobre el ahorro y la eficiencia. Un artículo publicado en el International Association for Energy Economics Journal señala que ampliar el uso de las horas de luz diurna anima a utilizar más aire acondicionado y calefacción.

Más allá de las opiniones encontradas, hay evidencias científicas de lo que el cambio de hora de verano puede hacerle a tu cuerpo, y son las siguientes.

Más riesgo de infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares

Este es el cambio de hora "malo": según recoge la BBC, los científicos de la Universidad de Alabama, (Birmingham) hallaron un riesgo 10% mayor de sufrir un infarto durante los 2 días siguientes al cambio de horario de verano. En cambio, cuando el reloj se retrasa en invierno, el peligro de un ataque al corazón se reduce un 6%. 

En el laboratorio, experimentos con ratones avalaron este riesgo cardiovascular al cambiar el reloj biológico: sus sistemas inmunes mostraron respuestas alteradas. Un consejo es levantarse 20 minutos antes los días anteriores para preparar el shock antes del temido lunes posterior al cambio de hora.

Empeora los trastornos del estado de ánimo

Si ya la astenia primaveral provoca en quienes la sufren mayores índices de apatía, tristeza y ansiedad, el cambio de hora de verano se asocia a un mayor riesgo de alteraciones del estado de ánimo e ingresos hospitalarios, así como a una producción elevada de marcadores inflamatorios en respuesta al estrés.

Un estudio de 2020 publicado en PLOS sugiere que este adelantamiento de los relojes agrava los trastornos del estado de ánimo, la depresión, la ansiedad y el abuso de sustancias. 

Duermes peor y te cuesta más conciliar el sueño

Al exponerte súbitamente a una mayor cantidad de luz a última hora de la tarde, puedes alterar la producción de melatonina y trastocar tu ciclo de sueño-vigilia, provocando que te cueste más conciliar el sueño y quedarte dormido en las siguientes jornadas.

Por otro lado, restar esa hora de sueño puede provocar somnolencia diurna, cansancio y fatiga en los días posteriores, con mayor dificultad para concentrarte, mayor irascibilidad y distracción. 

Determinados grupos de población tienen más riesgo de desajuste

Según datos del Instituto John Hopkins, las poblaciones que viven en los bordes occidentales de los husos horarios —que amanecen y anochecen más tarde— y las personas con poco control sobre sus horarios, como los trabajadores por turnos que van a trabajar muy temprano, tienen más riesgo de experimentar un desajuste. 

Además, los adolescentes que duermen menos suelen tener problemas de comportamiento, aprendizaje y atención, así como un mayor riesgo de accidentes, lesiones, hipertensión, obesidad, diabetes y problemas de salud mental. 

En este sentido, un estudio de 2015 publicado en el Journal of Clinical Sleep Medicine averiguó que los estudiantes tenían más sueño, tiempos de reacción más lentos y estaban menos atentos en los días lectivos posteriores al cambio de hora de verano. 

 Peor capacidad para memorizar las cosas

Un artículo para La Vanguardia recoge que la doctora Mercedes Atienza, catedrática de Fisiología de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla y miembro del Grupo de Trabajo Cognición y Sueño de la Sociedad Española del Sueño (SES) señala que "alterar el sueño de una sola noche tiene efectos negativos sobre la adquisición y posterior consolidación de la memoria".

En este sentido, la profesional aludió a un artículo del Laboratorio de Neurociencia Funcional de la Universidad Pablo de Olavide relacionado con el cambio de hora de invierno, que confirmó que retrasar la hora de acostarse dificulta la capacidad de absorber conocimientos al día siguiente. Y al contrario, dormir bien ayuda a recuperar los recuerdos más débiles, según Infosalus.

Más papeletas de sufrir un accidente de tráfico

Un estudio publicado Current Biology tras analizar más de 732.000 accidentes mortales durante dos décadas mostró un aumento del 6% en el riesgo de accidentes mortales en Estados Unidos tras el cambio de hora. El peor impacto se detectó por las mañanas en los días inmediatamente posteriores a adelantar las manecillas. 

En parte, este fenómeno se explica por la falta de sueño, una peor concentración y función cognitiva, fatiga o las mañanas más oscuras, ya que, de repente, pasa a amanecer una hora más tarde. 

Falta de apetito (o hambre intempestiva)

El ritual anual de adelantar una hora el reloj no solo afecta al descanso o al estado anímico, sino que también incide sobre el apetito. Hambre a deshora o pocas ganas de comer son algunas de las consecuencias más comunes del cambio de hora de primavera. 

Desde Cinfa Salud explican que esta desadaptación horaria —aunque más suave y mitigada— puede causar síntomas similares al jet lag, por lo que puedes sentir hambre a horas intempestivas o falta de apetito o excesiva sensación de plenitud tras la comida.

Recuerda que para adaptarte mejor al cambio de hora es importante comenzar el día con una buena dosis de luz natural, hacer ejercicio durante el día en el exterior, cenar unas tres horas antes de ir a dormir —apostando por alimentos ricos en melatonina y triptófano— y evitar las pantallas y la contaminación lumínica por la noche, ya que retrasan la aparición del sueño.

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