6 mitos que pueden llevarte a cometer grandes errores: de raparte la cabeza para que te crezca más el pelo a succionar veneno de serpiente

Los mitos son mentiras que con el paso del tiempo parecen convertirse en verdades. Sin embargo, no por ello dejan de ser falsos. 

Los hay más inofensivos, como el de que hay que esperar 2 horas para hacer la digestión antes de bañarse porque si no se te puede cortar la misma —un mito que los padres han utilizado convenientemente— y los hay más peligrosos, como el de que si te ataca un tiburón debes intentar pegarle un puñetazo la nariz (los ataques de tiburón, algo que podría considerarse otro mito en sí mismo). 

Creerte lo primero que escuchas sin pararte a pensar si será verdad no es lo más recomendable. Primero, porque en la era de las redes sociales puede que no conozcas a esa persona y no tengas forma de averiguar si te está mintiendo; y segundo, porque podrías poner en riesgo tu propia integridad física o emocional. 

Los mitos pueden inocuos, pero, a veces, creer en ellos te puede llevar a cometer grandes errores o a hacer las cosas realmente mal. 

Por este motivo, Business Insider España ha recopilado 6 mitos que a partir de ahora vas a encargarte de desmontar cuando los oigas, con el fin de que ni tú ni la gente que te rodea se los crea y acabe haciendo alguna barbaridad. 

1. Echarte orina en la picadura de una medusa

Una de las principales contribuciones a este mito se debe a un capítulo de la archiconocida serie Friends en el que los protagonistas se van a pasar el fin de semana a la playa. La mala suerte llega cuando a Mónica le pica una medusa y, ante el dolor insoportable, le pide a Chandler que le orine en la picadura para aliviar la irritación. 

El mito puede deberse a que la orina está compuesta, entre otras sustancias, por amoniaco, un elemento químico que puede aliviar el escozor que produce la picadura (o también puede empeorarlo). 

Hacer pis sobre la picadura de una medusa es una mala idea, según la American Chemical Society, porque, cuando te pica, el animal deja en la piel una serie de orgánulos que pueden continuar generando veneno incluso cuando se han separado de la medusa. Eso puede deberse, por ejemplo, a entrar en contacto con otras sustancias químicas como es el caso de la sal de la orina.  

2. Raparte la cabeza para que el pelo te crezca más fuerte

El estigma social que existe con la alopecia lleva a hombres —y también a mujeres, aunque en ellas sea menos frecuente— a intentar cualquier tipo de solución o remedio para intentar frenarla o, incluso, revertirla. Sin embargo, raparse la cabeza es una idea que, de niño puede resultar graciosa, pero de adulto puede suscitar bromas o comentarios que te hagan bastante daño a nivel emocional. 

La realidad sobre este mito se cimenta en el hecho de que los folículos capilares —los pelos— son más finos en su parte superior que cuando son largos. 

Esto lleva a pensar que cuando se rapa, el pelo sale con más fuerza, pero la realidad es que "la porción inferior del vello afeitado ya era más gruesa", como explica el biólogo que ha estudiado cabello humano durante más de 30 años, Kurt Stenn.

3. Intentar succionar con la boca el veneno de una mordedura de serpiente

Hay algunos mitos que ni siquiera debería ser necesario explicar por qué, incluso siendo verdad, sería muy poco recomendable ponerlos en práctica por el peligro extremo que conllevan. 

Este podría ser el caso de la teoría que recomienda succionar con la boca el veneno de una picadura de serpiente para intentar salvar a esa persona de "una muerte segura". El caso es que, si la mordedura de una serpiente contiene veneno, este entrará inmediatamente en el sistema circulatorio de la persona mordida, por lo que succionarlo ya no será posible. 

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Pero, además, al colocar la boca sobre la mordedura se le podrían trasladar todavía más bacterias a la herida y se podría ingerir por accidente el veneno, haciendo que en lugar de una única persona envenenada de repente hubiese 2. 

Lo más recomendable en este caso es intentar mantener la extremidad que ha sido mordida por debajo de la altura del corazón hasta que esa persona llegue a un hospital. 

4. Pensar que las vacunas pueden hacer que desarrolles autismo

Con la pandemia de COVID-19 prácticamente ha habido una inmunización en lo que respecta a la cantidad de bulos y mitos que se han difundido en relación a las vacunas. 

"No se ha demostrado que las vacunas salven vidas", "¡Todo es una farsa!", "Las vacunas causan más muertes que la enfermedad", "Los futbolistas están colapsando por las vacunas", "Las vacunas no están funcionando" o "están matando a mucha gente", son solo algunas de frases que se han oído desde que comenzó la pandemia. 

Aun así (y desgraciadamente), el negacionismo sobre las vacunas ya venía de antes del COVID-19. Uno de los mitos más extendidos a este respecto es la asociación que se hizo entre la vacuna triple vírica y el desarrollo de autismo. Esta se debió a un estudio del doctor Andrew Wakefield que fue publicado en la prestigiosa revista científica The Lancet.

El estudio fue retirado por la propia revista al reconocer que se habían falseado los resultados del mismo. Además, otro estudio —este sí— realizado sobre más de un millón de niños demostró que esa relación era falsa. 

5. Al invertir en algo, compra cuando su valor caiga

En el ámbito económico y empresarial también existen mitos que te pueden llevar derecho a cometer grandes errores. En concreto, en temas relacionados con inversión, existen toda clase conocimientos populares que no por el hecho de repetirse son más ciertos o se sostienen en una base fundamentada. 

Uno de esos mitos tan extendidos es el de invertir en algo cuando su valor cae para así sacarle rentabilidad cuando su valor vuelva a subir. 

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Esta creencia puede tener parte de verdad, ya que ha habido ocasiones en la historia en las que se ha cumplido (como con el pequeño susto que supuso para los mercados el Brexit), pero la realidad es que no siempre se cumple. No se cumplió durante la crisis de las puntocom y, desde luego no lo hizo con la recesión de 2008.

Hay que tener mucho cuidado al invertir, ya que, en ocasiones, aquellos que perpetúan estos mitos son los que menos dinero pierden.

6. Cuando vayas a emprender, enamórate de tu idea

Otro mito del ámbito económico que te puede llevar a hacer las cosas realmente mal es el de enamorarte de tu idea cuando vas a emprender. 

Es cierto, para sacar un proyecto adelante tienes que creer en él, desde luego. El problema llega cuando existe una fe ciega en una idea y no se abre la mente a propuestas que te puedan hacer o nuevas líneas de negocio de las que te puedas favorecer. 

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Según un estudio de CB Insights, el 42% de las startups no consiguen contar con una idea que resuelva un problema concreto, lo que supone una de las principales razones por las que estas empresas no acaban de funcionar y, por consiguiente, no son compradas o financiadas a través de fondos de inversión. 

Hay que creer en la idea que hay detrás de tu negocio, pero no hasta el punto de cerrarte en banda y no abrirte a nuevas ideas que la puedan mejorar. Si no, lo más probable es que tu negocio no funcione.