7 consejos para aliviar nuestras finanzas con la cuesta de septiembre y la vuelta al cole

Una madre con su hija concienciando sobre el ahorro
  • La entrada del mes de septiembre supone el punto de inflexión para la mayoría de los españoles.
  • Por eso, es importante seguir una serie de pautar para volver a la normalidad y cuadrar nuestras cuentas: los pasos a seguir parten de la base de que seamos lo más realistas posibles y hacer tantos ajustes como sean necesarios.
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Se acabó lo bueno. La entrada del mes de septiembre supone el punto de inflexión para la mayoría de los españoles. Es cuando terminan las vacaciones de manera generalizada y eso puede suponer algún susto para nuestros bolsillos. No siempre el presupuesto del que disponemos se respeta y la vuelta a la rutina se puede hacer bastante cuesta arriba.

La vuelta al colegio y los excesos vacacionales se pueden pagar presupuestariamente. Por eso, es importante seguir una serie de pautas para volver a la normalidad y cuadrar nuestras cuentas. Los pasos a seguir parten de la base de que seamos lo más realistas posibles y hacer tantos ajustes como sean necesarios

He aquí una serie de consejos que puedes tener en cuenta para afrontar la cuesta de septiembre y la vuelta al cole. Quizá puedan servirte de utilidad.

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1. Elaborar un presupuesto realista

Claves para hacer un presupuesto que funcione
Danilo Andjus

Haz un cuadro que incluya los ingresos recurrentes con los que podemos contar y los gastos fijos que afrontamos cada mes (hipoteca/alquiler, transporte, comida, luz/gas, letras, seguros…). 
Desde EFPA España apuntan que es importante tener en cuenta dos premisas básicas: “no debemos contraer deudas que no podamos pagar ni gastar más de lo que ingresamos”.

Siempre que sepas que te va llegar un gasto adicional o diferente del normal, debes “actuar con antelación”, concretan desde Cofidis. Lo mejor es determinar, por un lado, el importe que te costará la educación de tus hijos en el conjunto del año académico, y por el otro, aquel que deberás hacer frente cada mes. 

Una vez lo hayas hecho, y establezcas la cuantía de las principales partidas, incrementa el total en un 15%. Es el que generalmente te costarán como máximo los imprevistos. Cuando hacemos un presupuesto, siempre debemos guardar un comodín debajo de la manga para no quedarnos sin dinero. Una de las principales reglas de su elaboración es “más vale que sobre a que falte”.
 

2. Evitar gastos superfluos

Gastos Hormiga

Sobre todo, si nos centramos en los gastos de la vuelta al colegio. Para conseguirlo, realiza un inventario de lo que ya tienes: ropa, material escolar, utensilios, etc. A partir de entonces, adquiere únicamente aquello que tus hijos verdaderamente necesitan. 

Es vital en este momento eliminar todas las compras que “suponen un capricho”, afirman los expertos de Cofidis. Por ejemplo, es posible que tu hijo mayor tenga ropa que le sirva ahora al pequeño y no sea necesario estrenar ropa el primer día de colegio; o que la mochila del curso pasado este como nueva y la puedan reutilizar.

Asimismo, la vuelta de las vacaciones y el inicio del nuevo curso es el momento idóneo para analizar todos los gastos recurrentes, con el fin de eliminar algunos productos o servicios que no utilicemos, o renegociar o cambiar de proveedor, aprovechando mejores ofertas en el mercado. Incluso, “puede ser un buen momento para revisar si merece la pena amortizar alguna deuda o renegociarla con la compañía en cuestión”, sostienen desde EFPA.
 

3. Desarrolla con tu asesor un buen ejercicio de planificación financiera

Cliente recibiendo asesoramiento financiero

Una vez analizados los gastos fijos, según exponen los expertos de EFPA España, es el momento de “sentarnos con nuestro asesor financiero de confianza para realizar un correcto ejercicio de planificación financiera”, teniendo en cuenta nuestro horizonte temporal, perfil de riesgo y situación personal. 

La volatilidad de los mercados y el entorno de tipos bajos prolongados nos pueden ofrecer algunas oportunidades de inversión atractiva y financiación más económica, reduciendo el importe de nuestros préstamos, pero “cualquier decisión final debe contar con la ayuda de un profesional cualificado”, añaden.
 

4. Piensa en cambiar algunos hábitos de consumo y compartir gastos

El crédito al consumo, emblema de la banca

Septiembre es un mes perfecto para plantearnos qué gastos son necesarios y cuáles son prescindibles. Entre otros, podemos valorar opciones como ir al trabajo andando, en bicicleta o compartiendo coche, e incluso, llevar la comida a la oficina para ahorrarnos el menú de cualquier restaurante.

5. No te dejes atrapar por los productos ‘gancho’

Una mujer haciendo la compra en Mercadona.

Existen algunos productos financieros que tienen como finalidad ayudar en momentos de escasez de tesorería, pero que también cuentan con riesgos importantes. Un buen ejemplo son los préstamos y las tarjetas de crédito, opciones de financiación rápida pero que suponen productos arriesgados que solo son aconsejables para aquellos que tengan la certeza absoluta de que podrán hacer frente a las cuotas. La mejor opción es invertir el tiempo necesario para informarse y revisar la letra pequeña del contrato para no sufrir ningún contratiempo.

6. Explora nuevos productos financieros

Cómo elegir tu asesor financiero

Después del verano, algunas entidades lanzan nuevos productos financieros, como planes de pensiones, fondos de inversión, cuentas de ahorro…Conviene consultar toda la información para ver si nos encaja alguna de las ofertas y que nos ayude a diversificar nuestros ahorros e inversiones. 

7. Piensa en empezar a ahorrar para la jubilación

Ahorrar es muy importante para los millennials

Tu jubilación no se parecerá a la de tus padres, por la reducción de la cuantía media de las pensiones públicas en los próximos años y el incremento de la esperanza de vida. Este nuevo escenario nos obliga a explorar otras fórmulas de ahorro que complementen la pensión pública y nos ayuden a mantener nuestro poder adquisitivo cuando dejemos de trabajar. Después del verano, es un buen momento para trazar una estrategia, siempre bajo una premisa clara: cuando antes empecemos a ahorrar, menor tendrá que ser el esfuerzo y las aportaciones a realizar. El interés compuesto y el amplio abanico de alternativas de inversión juegan a nuestro favor.

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