Trabajo en 'party hostels' por todo el mundo: 7 cosas que deseo que los viajeros dejen de hacer

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Taylor Futch en primer plano.
Taylor Futch en primer plano.

Cortesía de Taylor Futch.

  • Taylor Futch viaja por todo el mundo haciendo paradas en el camino para trabajar en party hostels.
  • Futch asegura que a menudo tiene que lidiar con el mal comportamiento de los huéspedes y solucionar situaciones desagradables.

Este artículo se basa en una conversación con Taylor Futch, una joven de 25 años de Ocala, Florida, que se dedica a viajar por todo el mundo trabajando en party hostels. El texto se ha editado por motivos de extensión y claridad.

Durante los 2 últimos años he viajado por todo el mundo y he trabajado en diversos albergues —en los que la gente se aloja solo para estar de fiesta— de Centroamérica y Europa. Ahora mismo estoy en Colombia, mi vigésimo país, y este verano me iré a Croacia de 3 a 5 meses a partir de finales de abril.

Me encanta lo que hago. Es una forma increíble de ver mundo desde una perspectiva local, empapándote de las diferentes culturas y conociendo a muchísima gente. Pero, como cualquier otro trabajo, tiene sus retos.

Los party hostels suelen tener precios competitivos porque la mayoría de los dormitorios, baños y cocinas son compartidos. Es importante que los huéspedes tengan esto en cuenta a la hora de hacer una reserva porque convivirán con más personas durante su estancia.

Estas son las 7 cosas que me gustaría que todos los viajeros de albergues dejaran de hacer. Aunque quiero pensar que todas estas cosas se basan en el sentido común, han sido demasiadas las veces que he visto a la gente hacer exactamente lo contrario y por eso es necesario recordarlas. 

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1. Enrollarse en espacios comunes

Esta es la regla número uno de las normas de este tipo de albergues, pero a menudo es la que menos se respeta.

Aunque algunos albergues tienen habitaciones privadas, la mayoría son dormitorios compartidos. El problema es que la gente no entiende que tener una cama propia no te da derecho a someter a tus compañeros de litera a ser testigos de tus diferentes líos.

Por lo menos una vez cada 2 semanas hay huéspedes que se quejan de esto, pero lo más probable es que ocurra mucho más a menudo, ya que algunos no se molestan en decir nada y otros hablan directamente con las partes implicadas.

Es muy inapropiado, así que no lo hagas. Si no puedes cumplir esta norma, probablemente deberías reservar una habitación privada o buscar otro tipo de alojamiento.

2. Hacer demasiado ruido

Los viajeros pueden llegar al albergue a cualquier hora. Los que ya están instalados, muchas veces vuelven después de salir de fiesta a altas horas de la madrugada. 

Sin embargo, se debe mostrar respeto por el resto de huéspedes que han decidido dormir. No se puede irrumpir en las habitaciones causando alboroto y encendiendo todas las luces, despertando a todo el mundo. 

En algunos party hostels, las zonas comunes cierran sobre las 10 de la noche, pero no existe una política de apagarlas en los dormitorios. Es una regla tácita que una vez que un huésped apaga las luces por la noche, se debe estar en silencio y utilizar la linterna del móvil para andar por la habitación.

La mayoría de las personas viajan con tapones para los oídos que amortiguan el ruido que pueda haber, especialmente para los ronquidos de los compañeros de habitación, pero no tienen por qué estar expuestos a ruidos innecesarios como conversaciones en voz alta, gritos o payasadas de borrachos, así que, por favor, no hagas ruido.

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También es cierto que si planeas irte a dormir a las 8 de la tarde, no te recomendaría alojarte en un party hostel.

3. Descuidar la higiene personal

Dado que compartirlo todo es el día a día de los albergues, es importante prestar atención a tus hábitos de higiene y ser considerado con los demás.

Después de un largo día de aventuras o de una noche de fiesta, es muy común oler mal. Sin embargo, antes de saltarte la ducha y echarte a dormir, ten en cuenta que tu olor corporal puede impregnarse en la litera y afectar a los que te rodean.

Lo mismo pasa con la ropa cuando la tiras por ahí. Si no puedes lavarlos enseguida, mételos en una bolsa de plástico hasta que puedas, o al menos evita dejarlos en lugares donde molesten a los demás.

4. No limpiar lo que ensucias

Si vas a compartir espacio con otras personas, limpia lo que ensucies.

Parte de mi trabajo en los albergues es la limpieza de los baños y las habitaciones. Muy a menudo me encuentro con condones usados, productos de higiene femenina en la ducha, pilas de platos sucios en el fregadero y restos de comida en la cocina común.

También, casi todos los albergues disponen de taquillas individuales en las habitaciones para dejar tus pertenencias, pero debes llevar tu propio candado. Existen cortinas de privacidad en la mayoría de los party hostels, así que puedes hacerte con una zona individual si lo deseas. Yo siempre cierro la cortina cuando salgo de la habitación.

Guarda tus objetos personales en el espacio que te han asignado en lugar de esparcirlos por la habitación, y nunca dejes tus cosas en las camas de los demás. Los mejores huéspedes del albergue siempre limpian lo que ensucian y no dejan tampoco que otros manchen sin recogerlo.

5. Comer comida que no te pertenece

Cuando pongas comida en la cocina, escribe tu nombre en ella para que nadie tenga dudas sobre de quién es.

Yo nunca cocino cuando, pero algunos huéspedes de albergues viajan durante mucho tiempo y si tienen un presupuesto limitado, suelen aprovechar las cocinas para ahorrarse algunas comidas.

En Sudamérica, la gente suele comer fuera porque es muy barato, pero en algunos hospedajes organizan cenas asequibles para que todos los que se están hospedando puedan comer juntos. Algunos incluso crean sus propias cenas familiares e invitan a gente por un precio simbólico, como 5 euros por persona.

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Poner el nombre en los alimentos también ayuda a los trabajadores del albergue a saber qué tirar a la basura en caso de que la gente se vaya y accidentalmente se olvide de llevárselo.

6. Mostrar demasiado afecto físico con personas desconocidas

Me encanta conocer gente nueva y parte de mi trabajo consiste en ser acogedor y agradable con la gente que llega a los albergues. Pero también es crucial que no se confunda la amabilidad con el coqueteo y que sepa leer las señales sociales.

Con demasiada frecuencia me encuentro en situaciones incómodas en las que los viajeros me dan un abrazo sin ninguna confianza, me dan un beso en la mejilla o tocan partes inapropiadas.

 Aunque los albergues suelen ser entornos bastante informales, tocar a los trabajadores o huéspedes sin su consentimiento no está bien, así que mantén las manos quietas.

7. Tener expectativas demasiado altas

Si esperas un hotel de 5 estrellas, estás en el lugar equivocado.

He tenido huéspedes que se han quejado de todo, desde la calidad de la comida hasta la presión del agua en la ducha. Una vez un viajero me dijo que deberíamos cambiar el menú del restaurante. Uno incluso se quejó de encontrarse en ese país, a pesar de haberlo elegido él.

El mejor huésped es el que tiene la mente abierta, aprende a esperar lo inesperado y a aguantar los inconvenientes.

Si eres el tipo de persona que no sabe apreciar otras culturas y tiene unas expectativas poco realistas de lo que se va a encontrar, probablemente la vida en un albergue no sea para ti.

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