7 lecciones vitales que la gente suele aprender demasiado tarde

Pavel Ramírez
Un hombre reflexiona en un parque.
Un hombre reflexiona en un parque.
  • Muchos de los actos y hechos que deberían cambiar tu personalidad deberían cambiar nuestra conducta, pero no siempre sucede así.
  • Nicolas Cole, autor y fundador de Digital Press, reflexiona sobre el tiempo que pasa entre los errores que cometemos y su aceptación.
  • Estas son 7 lecciones vitales que la gente suele aprender demasiado tarde.

"La definición de la locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados". Esta cita, mal atribuida a Albert Einstein —en realidad, aparece por primera vez en el libro Muerte Súbita, de Rita Mae Brown, en 1983—, refleja a la perfección la importancia del proceso de aprendizaje para el ser humano.

En la sabiduría popular hay otro ejemplo, tal vez, igual de acertado: "El ser humano es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra". O, lo que es lo mismo, que al ser humano le cuesta aprender.

En este sentido, Nicolas Cole, autor y fundador de Digital Press, reflexiona en este artículo publicado en Inc sobre el tiempo que pasa entre los errores que cometemos y el aprendizaje.

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"Las lecciones vitales están llenas de sabiduría porque a menudo tienen que ser aprendidas por las malas. En cualquier caso, la parte más dura del proceso es darse cuenta de que, a veces, no todas las oportunidades duran para siempre. Al final, lo captas tiempo después", resume.

Eso sí, Cole recomienda "aprender estas cosas mejor antes que después". Estas son 7 lecciones vitales que la gente suele aprender demasiado tarde:

1. Si quieres hacer "lo que amas", tienes que trabajar 3 veces más duro que cualquier otro.

"La mayoría de la gente no pasa su vida haciendo lo que ama. En su lugar, hacen lo que se les dice que deben hacer, o lo que sus padres, la sociedad, los amigos o compañeros sugieren. O, simplemente, no buscan absolutamente nada en su corazón. Pero si quieres 'hacer lo que amas', necesitas verlo como un privilegio, no como una expectativa. Esas personas no son la mayoría. Así que si eso es lo que realmente quieres, debes ponerte a trabajar en ello ya", explica Cole.

2. Detrás de la ira siempre hay miedo

"Como dice el maestro Yoda, 'el miedo es el camino hacia el lado oscuro. El miedo conduce a la ira, la ira conduce al odio, el odio conduce al sufrimiento'. Cuando sufrimos, especialmente durante largos períodos de tiempo, al principio creemos que se debe a algo fuera de nosotros, algo que odiamos. Y si superamos esa emoción, a continuación encontramos que el odio es un rumor de la ira; algo que hemos mantenido dentro durante demasiado tiempo. Pero detrás de todo eso está siempre el miedo. Un miedo a la pérdida. Un miedo a la vulnerabilidad. El miedo a dejar ir. Pero si puedes llegar al punto de reconocer el miedo, verás su sombra alegre, compasiva. Y podrás avanzar", asegura.

3. Nuestros hábitos cotidianos forman nuestro ser futuro.

"Lo que hagas hoy es un paso más hacia lo que serás mañana. Cuando esa acción se replica en el transcurso de una semana, empiezas a rascar la superficie del cambio. Cuando esa acción se replica en el transcurso de un mes, comienzas a notar una ligera diferencia. Cuando esa acción se repite en el transcurso de un año, dos años o cinco años, es posible que ya no te reconozcas: habrás cambiado, ene ese punto en particular, por completo. No subestimes el poder de cada hábito pequeño y su repetición en el tiempo. Para bien o para mal, tus hábitos determinan en quién te convertirás", sostiene.

4. Tus emociones requieren de práctica

"Cuando pensamos en la práctica, a menudo hablamos en términos de habilidad. Practicas el piano o practicas el hockey. Pero la cosa es que, quien eres emocionalmente también requiere de práctica. Puedes practicar la humildad, puedes practicar el perdón. Puedes practicar la autoconciencia y el humor, con la misma facilidad con la que puedes practicar la ira, el resentimiento, el drama y el conflicto. Quién eres, emocionalmente, es un reflejo de las cosas que conscientemente (o inconscientemente) practicas. No has 'nacido' enfadado. Simplemente has practicado esa emoción mucho más que, por ejemplo, la alegría", argumenta Cole.

5. Todo el mundo tiene su propia agenda

"Esta es una frase bastante cliché y se dice a menudo en un contexto negativo. Pero lo estoy usando de manera diferente: vale la pena reconocer que, al final del día, todos debemos tener tiempo para nosotros mismos. Todos tenemos nuestros propios sueños, metas, aspiraciones, familias, amigos cercanos y otras personas importantes, y todos queremos lo mismo. Hay personas en las que puedes confiar, por supuesto, pero la mejor manera de mantenerte arraigado y a gusto es saber que cada persona tiene su propia agenda. No puedes controlar a los demás. No puedes esperar que te antepongan antes que ellos mismos. Y tratar de hacerlo puede funcionar durante un período de tiempo, pero con el tiempo, la verdad saldrá a la superficie. En su lugar, conviértete en un punto de ayuda para que otros avancen hacia sus propios sueños, a medida que solicitas su ayuda para avanzar hacia los suyos. La relación se moverá más suavemente en la dirección correcta de esta manera", explica.

6. El fin nunca es tan satisfactorio como el camino

"Una cosa es establecer una meta y obtener la ayuda de otros para lograrla. Otra completamente distinta es sacrificar tu propio bienestar y el bienestar de quienes te rodean para lograr ese objetivo. El final nunca vale tanto la pena por la tensión emocional que se produce para llegar allí. Si no puedes disfrutar del viaje con quienes te rodean, entonces la meta final no tendrá sentido", expone Cole.

7. Trabajar duro y reírse no son mutuamente excluyentes

"Sobre la base del punto anterior, nunca entendí por qué las personas sienten que reír significa no tomarse un asunto en serio. Las mejores ideas vienen a través de la facilidad. Fluyes mejor en momentos de alegría. La conexión humana comienza con la risa, y reírse mientras se trabaja o resuelve un problema es estar abierto a nuevas posibilidades. Algunas personas nunca aprenden esto, se vuelven gruñones y viejos. Pero la vida se trata de divertirse. Y divertirse no significa, de forma predeterminada, que no estés "haciendo nada". Al contrario: puedes divertirte y hacer más de lo que jamás imaginaste", concluye.

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