Nos acercamos a una crisis mundial del agua que podría tener como consecuencias desplazados climáticos y guerras

El depósito de agua María Cristina, casi vacío, durante una grave sequía cerca de Castellón,el 14 de septiembre de 2018.
El depósito de agua María Cristina, casi vacío, durante una grave sequía cerca de Castellón,el 14 de septiembre de 2018.
  • Aunque alrededor del 70,8% del planeta sea agua, tan solo el 0,5% del total del disponible en el planeta es destinada al consumo.
  • Actualmente, unos 844 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable y se espera que para 2030  la demanda de agua superará el suministro en un 40% .
  • Todo apunta a que encaramos una crisis mundial del agua que podría tener como consecuencias desplazados climáticos y guerras.
  • World Resources Institute (WRI)  analiza los factores que están provocando que el mundo se enfrente a una crisis mundial del agua.

Habitamos el conocido como Planeta Azul, pero a pesar de ello la falta de agua es inminente.

Y es que aunque alrededor del 70,8% del planeta sea agua, tan solo el 2,5% de esta es dulce. Almacenada en glaciares y casquetes de hielo, aguas subterráneas, lagos, suelos, o la propia atmósfera, esto quiere decir que tampoco toda ella es consumible. De hecho, solo el agua subterránea o superficial es apta para el consumo, y eso supone el 0,5% del total del agua disponible en el planeta. Poco a poco se vislumbra el problema.

Abrir el grifo y ver el agua correr puede parecernos algo normal, pero lo cierto es que a pesar de la vital importancia de este líquido, unos 844 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable, y aproximadamente 4.500 millones de personas carecen de acceso a sistemas de saneamiento seguros.

Y todo apunta a que el problema seguirá empeorando. Se prevé que la demanda de agua superará el suministro en un 40% para 2030. Para la década de 2050, las predicciones ya sitúan en más de 650 millones las personas  que se enfrentarán a una disminución en la disponibilidad de agua dulce de al menos el 10%.

Leer más: Las ciudades africanas se están quedando sin agua y el continente necesita 66.000 millones de dólares para evitar una crisis sanitaria y de deshidratación

La falta de agua saludable no solo conlleva problemas de salud para las personas. La disminución de las reservas de agua en elmundo está derivando en que muchos de los conflictos actuales (y en el futuro) vengan motivados por el dominio sobre este líquido. La agricultura y el bienestar humano dependen en gran medida del agua y los cambios drásticos en los suministros estacionales de agua,comienzan a amenazar la estabilidad a nivel regional, local y global, como resalta el Foro Económico Mundial (WEF).

La falta de acceso al agua repercute en la salud, la economía e incluso la paz de los países y se está convirtiendo en un problema a medida que los efectos del cambio climático son más patentes en nuestros ecosistemas.

Así lo recoge el World Resources Institute (WRI) que en un artículo analiza los factores que están provocando que el mundo se enfrente a una crisis mundial del agua.

Desde el crecimiento de la población, los cambios hacia dietas basadas en carne hasta el cambio climático, a continuación recogemos las 7 razones por las que nos enfrentamos a una crisis mundial del agua, de acuerdo al WRI.

1. Los efectos del clima se están volviendo extremos

Una vecina, entre los escombros causados por las fuertes lluvias en Sant Llorenc de Cardassar, Mallorca, el 10 de octubre de 2018.
Una vecina, entre los escombros causados por las fuertes lluvias en Sant Llorenc de Cardassar, Mallorca, el 10 de octubre de 2018.

El cambio climático está llevando a nuestro planeta a experimentar efectos más extremos. Por un lado las zonas secas y cálidas se están volviendo más calientes y se espera que en ellas, las olas de calor y las sequías aumenten con el paso del tiempo. 

Frente a esto, las lluvias se están volviendo más extremas y variables en otras partes del mundo, llegando a provocar serias inundaciones. El deshielo derivado del aumento de la temperatura global está incrementado el nivel del mar y las predicciones ya empiezan a recoger los riesgos de ciertas ciudades costeras que podrían ver gran parte de su extensión desaparecer bajo el agua.

Actualmente, al menos 21 millones de personas en todo el mundo corren el riesgo de inundaciones de ríos cada año, una cifra que podría aumentar hasta los 54 millones tan solo para 2030, como recoge World Resources Institute,. Algo que sin duda afectará a los países económicamente y que producirá —y ya produce— desplazamientos de la población, en lo que ya se conoce como refugiados climáticos.

2. La demanda de agua se incrementará a medida que se vuelva más preciada

Presa de Mequinensa.
Presa de Mequinensa.

La demanda de agua se volverá un problema a medida que la población aumente. Se espera que para 2050 seamos 10.000 millones de personas en el planeta. Si bien esto supone todo un reto en cuestiones alimenticias, también lo es a la hora de cubrir las necesidades de agua de esta población.

A esto además cabe sumarle que gran parte de la sociedad a nivel mundial se está moviendo hacia hábitos que consumen más cantidad de agua, como es el caso de sociedades antes más desfavorecidas que ahora están incrementando su consumo de carne, o el gasto de agua que suponen las energías de los combustibles fósiles.

La escasez de agua ya esa produciendo efectos en la capacidad energética de un gran número de países, lo cual se incrementará a medida que los niveles de agua se vean reducidos en ciertas partes del mundo.

3. El agua subterránea se está agotando

Agricultura

De acuerdo a WRI alrededor del 30% del agua dulce de la Tierra se encuentra en las profundidades de los acuíferos y es utilizada diariamente para la agricultura, el consumo y los procesos industriales, a menudo a tasas peligrosamente insostenibles. De estas prácticas, la agricultura juega un papel destacado sobre el agua dulce del mundo, representando casi el 70% de todas las extracciones de agua, llegando hasta el 90% en algunos países.

Un uso que se incrementa a medida que aumenta la población y deben cubrirse sus necesidades. En países como India, el 54% de los pozos de agua subterránea están disminuyendo, y podrían estar en niveles críticos en tan solo 20 años, de seguir este ritmo.

Pero no solo se trata de países puntuales. Según recoge un estudio de la NASA  de 2015, hasta 21 de los 37 acuíferos más grandes del mundo han superado los puntos de inflexión de sostenibilidad y se están agotando.

4. Existe un claro deterioro de las infraestructuras del agua

Alcantarilla

El agua que consumimos es transportada, acumulada, recogida y tratada. Para todo ello hace falta una serie de infraestructuras, como el alcantarillado o las plantas de tratamiento, que en opinión del WRI se encuentran en un estado de deterioro tal que conlleva un desperdicio constante de agua.

En nuestro país los especialistas hablan de que al menos el 40% de nuestras infraestructuras reclaman una mejora. Según datos de 2017, en España las fugas de este tipo de sistemas conllevan a la perdida de una cuarta parte del agua potable.

5. La pérdida de vegetación repercute en los niveles de agua

Bosque de secuoyas en Redwood, California.
Bosque de secuoyas en Redwood, California.

Como resalta WRI a esto cabe sumarle que los entornos naturales que acumulan y limpian el agua también se están viendo afectados por el impacto del hombre.

Las plantas y los árboles permiten el almacenaje de las aguas subterráneas, permitiendo por ejemplo que la lluvia se filtre en el suelo. Pero la deforestación, el sobrepastoreo y el crecimiento de las ciudades (urbanización) están reduciendo las zonas destinadas a la vegetación y con ello eliminando los beneficios que brindan

. Según los datos ofrecidos por el informe, las cuencas han perdido ya hasta el 22% de sus bosques en los últimos 14 años.

6. Estamos desperdiciando el agua

grifo, agua

Como hemos indicado aunque la Tierra sea conocida como el Planeta Azul, eso no significa que el agua sea un elemento sobrante en ella. Y es que aunque esta sea unrecurso renovable, podemos estar desperdiciándola en demasía y ciertas prácticas actuales están contribuyendo a ello.

El riego por inundación o el enfriamiento con agua en las centrales térmicas, son un ejemplo de esto. Además, nuestro ritmo de contaminación medioambiental está haciendo que el agua disponible sea cada vez menor. Para muchos países resulta más barato recibir agua limpia que tratar la ya existente, lo que incrementa el gasto de este líquido. Alrededor del 80%  de las aguas residuales del mundo se vuelven a lanzar a la naturaleza sin tratamiento ni reutilización.

El coste del agua no refleja su importancia

Una chica bebe agua de una botella de plástico en un aeropuerto

El precio relativamente barato del agua puede hacernos olvidar la importancia de este elemento. Abrir el agua en casa y que esta salga cada día, sin que suponga un excesivo desembolso conlleva a que en ciertas regiones esta puede ser infravalorada. Y es que en ciertas partes del mundo gastar agua cuesta poco.

Si comparamos países ricos y pobres, el precio del agua puede distar mucho. Según un estudio de WaterAid una factura de agua estándar en países desarrollados supone el 0,1% de los ingresos de alguien que gana el salario mínimo, mientras que en países donde se depende de un camión cisterna, esta persona gastaría hasta el 45% de su ingreso diario solo en el suministro mínimo diario recomendado. 

A nivel de infraestructuras este "bajo coste" del agua en ciertas regiones también lleva a posturas que ignoran los beneficios del ahorro del agua. Por qué un país destinaría cuantiosas cantidades de dinero a mejorar su sistema de alcantarillado o sus depuradoras cuando el precio del elemento que quiere tratar, (el agua) resultará mucho más barato que la tecnología a imponer. De acuerdo a WRI cuando en las regiones ricas, "el precio de recibir agua limpia esté más cerca de su coste de servicio real, se incentivará el uso eficiente del agua".

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.