8 aberraciones que cometes cada verano en la piscina y que has convertido en hábito sin darte cuenta

Hombre tomando el sol en la piscina

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Primero en Upday Cintillo

El verano es la mejor época para muchos y la peor para otros. Están los que aman ponerse al sol y los que lo rehúyen con todas sus fuerzas. Están los que son más de playa que de montaña y los que se son más de helado que de granizado. 

En cualquiera de los casos, si eres más de piscina que de playa, hay varias cosas que quizás no te habías planteado y es bueno tener en cuenta. 

Esta época del año es especialmente peligrosa si no se toman medidas, especialmente, para protegerse del sol. La medida más importante es la crema solar, elemento que despreciamos la mayoría de las veces, pero que puede salvarnos de muchos disgustos futuros. 

Cada año hace más calor y hay varios hábitos que hemos dado por hecho que "no pasaba nada". Sin embargo, es hora de empezar a dejar de hacerlos. 

1. No echarte crema por creer que a la sombra no te quemarás

Mujer en verano a la sombra

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Sí, a la sombra también te quemas. Aunque el refugio de un árbol o una sombrilla te parezcan lugares adecuados para protegerte del sol, sus rayos aún te alcanzan indirectamente. 

Si vas a pasar todo el día en la piscina, aunque sea a la sombra, es necesario echarse crema igualmente, de esta manera, proteges tu piel y además evitas las insolaciones. 

2. Utilizar el protector solar del año pasado

Pareja de ancianos echándose crema

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Estos productos contienen principios activos que penetran en tu piel y ejercen de pantalla, pero no duran para siempre. 

Es habitual guardar las cremas cuando se acaban las vacaciones. Ir acumulando estos productos para años siguientes puede hacer que dejen de tener efecto o se caduquen. La mejor opción es leer la etiqueta de los ingredientes y asegurarse de que no está caducada. 

3. Pensar que en el agua no te quemas

Niña tomando el sol en el agua

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Otro de los mitos populares es creer que en al agua no te quemas. Si eres de los que está más tiempo dentro que fuera de la piscina, es muy probable que acabes con el doble de exposición solar.

El agua refleja el sol, pero también lo traspasa. Echarte buena protección solar antes de pasar estos largos periodos dentro del agua te salvará de quemarte más fácilmente. 

4. No esperar a que se seque la crema

Hombre saltando a una piscina con un flotador

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El calor no espera por nadie, está en el aire y te hace querer tirarte a la piscina en cuanto llegas. 

Si eres de los que no puede aguantar ni un minuto, es muy recomendable que te eches la crema media hora antes de ir a la piscina para que tu piel absorba los ingredientes y no se te vaya todo el esfuerzo de aplicarla en el momento que tu piel roza el agua. 

5. Bañarte con gafas de sol

Mujer tomando el sol en la piscina con gafas

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Como vemos, es un placer en los días calurosos, estar dentro de la piscina la mayor parte del tiempo. Tener las gafas puestas también puede suponer un mal hábito por varias razones. 

La primera es que es muy probable que si no dejas tu cara al descubierto te acabes quemando con la forma de las lentes. La segunda tiene más que ver con el bolsillo. Las gafas son un bien imprescindible en verano, y lo es también que sean buenas para tus ojos. Por este motivo, es muy probable que puedas rallarlas de alguna manera o incluso perderlas en algún momento. 

6. Dormir al sol

Mujer durmiendo en una piscina

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La piscina es uno de los lugares donde más puedes relajarte. El agua fría en contraste con el calor del aire pueden provocar una sensación térmica óptima. Esta sensación añadida a la carga de trabajo de la semana puede hacer que te encuentres tan a gusto que acabes echando una cabezadita. 

Por muy cómodo que te encuentres, esas siestas suelen alargarse más de lo que planeas y es muy posible que cuando te levantes encuentres que te has quemado. Aunque te hayas puesto la crema solar, no existe un milagro para una larga exposición al sol y más si es de forma directa. 

7. Apretarte demasiado las gafas de bucear

Hombre con gafas de nadar

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Otra pieza fundamental de nuestro verano, especialmente si te gusta nadar, son las gafas de bucear. Muchas veces estas gafas no se ajustan a la cabeza o se las coges prestada a alguien, que la tira elástica se acaba dando de sí. 

Querer evitar que te entre agua mientras nadas o buceas hace que te aprietes demasiado las gafas. Esta práctica junto a la exposición al sol pueden ser una mala combinación para sufrir después jaquecas, dolores de cabeza e incluso mareos.  

8. Perder de vista a los más pequeños

Niño saltando en la piscina solo

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Esta sin duda es la práctica más peligrosa. Todos los años escuchamos en los medios de comunicación que niños han fallecido ahogados. Por ello, es imprescindible nunca dejarles solos en la piscina, incluso si ya parecen ser mayores. 

Un mal salto o un mal juego con amigos puede ser peligroso para los más pequeños que aún no son conscientes del peligro. Los expertos recomiendan que si no ves al pequeño en la piscina, no entres en casa, asegúrate primero que no está en la piscina. 

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