9 mitos sobre las vacunas que amenazan el freno de la pandemia
- Los mitos que rondan a las vacunas de COVID-19 afectan a la confianza generalizada en las candidatas.
- La creencia de estas 9 noticias falsas frente a los hechos, podría estar amenazando el freno de la pandemia de COVID-19.
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La incertidumbre sobre algunas de las cuestiones cruciales sobre las vacunas contra COVID-19, ha dado pie a que se sigan alimentando muchos de los mitos que rondan a las candidatas de Pfizer y BioNTech o Moderna —aprobadas y en despliegue en Estados Unidos y Europa—.
Algunos de ellos apelan al desarrollo de las vacunas, a supuestos efectos nocivos para la salud y a cuestiones no resueltas por evidencia científica.
Entre ellas, la inmunidad que generan, su eficacia frente a la propagación y efectos adversos para embarazadas, lactantes o mujeres en edad fértil.
Por su parte, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), la Organización Mundial de la Salud (OMS), universidades como Johns Hopkins o Missuri (EEUU) y Mayo Clinic insisten en la seguridad y eficacia de las candidatas, que han sido revisadas por los reguladores sanitarios de Europa y EEUU: Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) y Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA).
Estos son los 9 mitos que podrían amenazar el freno de la pandemia de COVID-19, según expertos.
Las farmacéuticas se han saltado pasos en la elaboración de las vacunas
"No nos estamos saltando pasos. Lo que sucede es que tenemos una mejor tecnología", explica a Business Insider el director médico de la Asociación Americana del Pulmón de Estados Unidos, Albert Rizzo.
Las primeras vacunas aprobadas, desarrollada por Pfizer y BioNTech y Moderna, se basan en la tecnología ARN mensajero —que lleva años en desarrollo, aunque estos sean los primeros fármacos autorizados para su uso de emergencia—.
Estas contienen material genético que instruye a las células para que produzcan proteínas y pueden ser creadas usando sólo el código genético del virus.
Otros factores favorecen la aceleración de los procesos de desarrollo de las vacunas.
De acuerdo con la Universidad de Johns Hopkins, además de la tecnología, también podría influir la pronta construcción del genoma del SARS-CoV-2 por China, la superposición de procesos para recopilar datos más rápidos, la cuantiosa inversión de los Gobiernos y los pagos por adelantado y el elevado número de voluntarios en los ensayos.
Además, para recibir la autorización de uso de emergencia, el fabricante debe haber seguido al menos a la mitad de los participantes del estudio —más de 43.000 personas en total en los ensayos de Pfizer y BioNTech y más de 30.000 en los de Moderna— durante al menos 2 meses después de completar la serie de vacunación, detalla Mayo Clinic.
La tecnología ARN mensajero sobre la que se basan las nuevas vacunas, es completamente nueva
Las vacunas contra COVID-19 son el primer fármaco autorizado para su uso de emergencia con la tecnología ARN mensajero, explicada en el punto anterior.
Pero no, no son la primera investigación que aborda dichos avances.
La tecnología ARN mensajero se descubrió en 1961. Aproximadamente 30 años después, identificaron cómo fabricar ARNm para que instruyera a las células vivas a fabricar proteínas específicas.
En 2017, investigadores de BioNTech y la Universidad de Pennsylvania (EEUU) consiguieron que una vacuna de ARNm protegiese a ratones y monos contra el virus Zika.
Mientras la biotecnológica Moderna ya contaba con hasta 8 vacunas en ensayos clínicos basadas en dichos avances.
Los que han pasado el COVID-19, no necesitan vacunarse
No hay información suficiente para confirmar si las personas están protegidas frente a una nueva infección con COVID-19 tras superar la enfermedad —es decir, cuán eficiente es la inmunidad natural— o durante cuánto tiempo es inmune el paciente.
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Conforme con los CDC, debido a los graves riesgos para la salud asociados con COVID-19 y a la reinfección, las vacunas se ofrecerán igualmente a los recuperados.
Asimismo, reconocen que también se desconoce cuánto dura la inmunidad por la vacunación. Pero, según la biotecnológica Moderna, esta podría ser de al menos un año.
La vacuna puede infectarte con el nuevo coronavirus
La vacuna contra COVID-19 no contiene el virus SARS-CoV-2. Por ende, esta no puede contagiarte con la enfermedad que el coronavirus provoca.
La proteína que ayuda a tu sistema inmunológico a responder al contagio con el virus, no causa infección de ningún tipo, explica Hopkins.
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Según los CDC, todas las candidatas aprobadas o en desarrollo orientan al sistema inmunológico a reconocer y combatir el virus que causa la patología pandémica.
Tampoco darás positivo en una prueba de detección de COVID-19, como las PCR. Pero sí podrías dar positivo en un test de anticuerpos, tras desarrollar una respuesta inmunitaria.
Se puede prescindir de la mascarilla tras vacunarse
No, ni siquiera las 2 dosis completas justificarán la ausencia de mascarillas o el distanciamiento social.
Esto ya no sólo se debe a que se desconoce cuánto dura la inmunidad de las inyecciones o la respuesta natural, como se ha mencionado con anterioridad.
Las candidatas han sido diseñadas para evitar que te enfermes de COVID-19, pero no para no contraer y propagar el virus.
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Es decir, el virus podría ingresar en tu cuerpo igualmente y convertirte en un propagador asintomático. Pero todavía se necesita más investigación.
Además, especifican los CDC, el cuerpo tarda algunas semanas en desarrollar inmunidad. Esto implica que, si justo antes o después de recibir la vacuna, estás en contacto con un positivo con COVID-19, podrías contagiarte y enfermar.
La vacuna puede afectar a la fertilidad de las mujeres
Tanto a corto como a largo plazo, los expertos descartan riesgos asociados a la fertilidad de las mujeres. Esto, conforme a los CDC, no es un efecto secundario de ninguna vacuna.
"Las vacunas que administramos no pueden causar infertilidad. No existe una vacuna que cause infertilidad", divulga a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la doctora Katherine O'Brien, experta en epidemiología neumococal, de pruebas de vacuna y estudios de impacto neumococal.
9 claves para las embarazadas sobre las vacunas contra COVID-19
Por su parte, la Universidad de Johns Hopkins (Estados Unidos) destaca que, durante los ensayos de la vacuna de Pfizer, 23 mujeres voluntarias se quedaron embarazadas.
Sólo una de ellas sufrió una pérdida de embarazo y no había recibido la vacuna real, sino un placebo.
La vacuna altera el ADN
Ni siquiera aquellas que aún no se han autorizado para su uso de emergencia contienen el virus vivo y activo entre sus componentes —una de las razones por las que no puede infectarte con el nuevo coronavirus—.
Estas tampoco ingresan al núcleo de la célula, donde reside el ADN de los humanos, ni pueden alterarlo involuntariamente.
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Las candidatas instan una respuesta inmunológica a una proteína que forma parte del coronavirus SARS-CoV-2, que ayuda al cuerpo a reconocer y combatir el virus.
"Las vacunas de ARNm de COVID-19 funcionan con las defensas naturales del cuerpo para desarrollar de manera segura la inmunidad a las enfermedades", explicitan los CDC.
Los efectos secundarios a largo plazo son peligrosos
Al activar el sistema inmune del organismo, las vacunas podrían provocar la sensación de enfermar durante los primeros días tras la administración.
Según Mayo Clinic, el 15% de los pacientes que recibieron la inyección de Pfizer desarrollaron síntomas de corta duración en el lugar de la inyección. El 50% presenciaron reacciones sistémicas.
Los síntomas más comunes tras recibir las dosis de las vacunas son:
- Dolor en el sitio de la inyección
- Fatiga
- Dolor de cabeza
- Malestar muscular
- Afecciones musculares
- Escalofríos
De manifestarse, todos estos síntomas duran tan sólo unos días tras las inyecciones, según los CDC. Ninguno de ellos es grave o pone en riesgo la salud de los inmunizados.
A largo plazo, estos efectos aún no han sido estudiados en profundidad.
Las vacunas contienen microchips o se desarrollaron con sustancias controvertidas
Ninguna de las vacunas contra COVID-19 tienen microchips, implantes o localizadores —que se han afamado tras la publicación de un vídeo de jeringuillas con dispositivos que se utilizan para rastrear el origen de las dosis, según la Universidad de Missouri, EEUU—.
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Mayo Clinic aclara que la tecnología de certificado digital de registros de vacunas no es un microchip, no se ha implementado y no está vinculada al desarrollo, prueba o distribución de las vacunas COVID-19.
"Todos los componentes que forman parte de las vacunas se someten a pruebas rigurosas para garantizar que todo lo que contiene, en la dosis que contiene, sea seguro para los seres humanos", asegura O'Brien a la OMS.
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