El verano en el hemisferio norte podría durar de mayo a octubre en 2100, según un estudio

La playa de Valencia llena de turistas durante el verano de 2016.

Más calor y menos frío, ese es el principal efecto del cambio climático que nunca descansa, que sigue su curso y que tantos problemas podría ocasionar en aproximadamente 80 años.

Los inviernos cada vez son menos fríos, los veranos cada vez más calurosos y el calor tendría consecuencias nefastas tanto para la humanidad, que atraería plagas de mosquitos portadores de enfermedades, como también un fuerte cambio en el ecosistema y en el hábitat de los animales.

La Academia de Ciencias de China ha realizado un estudio teniendo en cuenta los datos climáticos desde 1982 al 2011, donde sale a la luz que los días son un 25% más cálidos.

La temporada estival creció de 78 a 95 días, mientras que el invierno se redujo desde los 76 a los 73 días. La primavera y el otoño también tuvieron una duración menor, se acortaron 9 y 5 días respectivamente.

Teniendo en cuenta estos cálculos, los investigadores comenzaron a desarrollar diferentes modelos climáticos, prediciendo y aproximándose así lo máximo a la realidad. Lo que se calcula es que en 2.100 el verano comience en mayo y finalice en octubre.

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Aunque podría tener consecuencias beneficiosas para los destinos que se sitúan en la costa, habría especies que se pondrían gravemente en peligro y nuevas enfermedades. La temporada de alergias también sería más larga, lo que sería una pesadilla para muchos, aunque los síntomas siempre podrían paliarse con un purificador de aire o medicación.

“Los veranos son cada vez más largos y calurosos, mientras que los inviernos son más cortos y cálidos debido al calentamiento global”, explica a Science Alert el oceanógrafo físico Yuping Guan, de la Academia de Ciencias de China. “Con más frecuencia, leo algunos informes meteorológicos fuera de temporada, por ejemplo, primavera falsa o nieve de mayo, y cosas por el estilo”.

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Muchas veces no es fácil ser consciente de nuestros actos, pero a la larga se ven repercutidos alrededor. Por suerte, cada vez más instituciones poseen planes para intentar frenar su impacto ambiental.

Fuente: Sciencie Alert

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