Agua 'cruda', la peligrosa moda de Silicon Valley que amenaza con propagarse por todo el mundo

Silicon Valley contra el sentido común
  • Silicon Valley se está obsesionando cada vez más con el agua sin filtrar ni tratar.
  • El agua "cruda" puede expandir bacterias y enfermedades como el cólera, E. coli, hepatitis A y la giardia.
  • Las personas toman decisiones ilógicas y se unen a modas absurdas por confiar más en emociones y experiencias personales que en los hechos científicos e históricos.

Silicon Valley no hace ascos a las modas más bizarras.

La última: agua sin tratar ni filtrar. Vendida como agua "cruda" o "viva", sus seguidores y promotores aseguran que la bebida tiene beneficios para la salud de los que carecen el agua corriente y el agua embotellada tradicional.

Existen muchas afirmaciones equivocadas. La primera, no existe ninguna evidencia científica de que el agua sin tratar tenga beneficios adicionales para la salud. De hecho, un montón de pruebas demuestran que si el agua no se trata correctamente puede llegar a ser muy peligrosa. "Prácticamente todo lo que puedas imaginar capaz de enfermarte puede encontrarse en el agua", explicó a Business Insider el experto en seguridad alimentaria Bill Marler.

El agua sin tratar ni filtrar, incluida la que viene de los arroyos más limpios, puede contener heces animales con Giardia, que provoca síntomas como el vómito y la diarrea y aproximadamente 4.600 hospitalizaciones al año en Estados Unidos. La hepatitis A, que causó 20 muertes durante un brote en California en 2017, también puede contagiarse a través del agua sin tratar. Lo mismo ocurre con el e.coli y el cólera.

La razón por la que estas infecciones no matan a los estadounidenses constantemente son los avances científicos –y las normas de seguridad e higiene– conseguidos a lo largo del último siglo. La obsesión con una bebida tan peligrosa como esta en determinados círculos muestra tanto una falta de conciencia científica como histórica.

Silicon Valley contra el sentido común

Como el agua filtrada y tratada se ha convertido en la norma, explica Marler, la mayoría de las personas no es consciente de lo peligrosa que la llamada "agua cruda" puede ser. "Hemos olvidado por completo las enfermedades que mataron a nuestros bisabuelos", explica.

La mayor parte de los estadounidenses no conocen personalmente a nadie que haya muerto por hepatitis A o cólera gracias a los avances tecnológicos y unas normas de seguridad cada vez más estrictas. Por tanto, también tienen más dificultades para comprender los riesgos que implica beber agua sin tratar. "Está bien hasta que alguna niña de 10 años tenga una muerta horrible por cólera en Montecito, Califnornia", sostiene Marler.

En otras palabras, quienes olvidan la historia están condenados a repetirla.

De hecho, la falta de agua potable y limpia sigue siendo un problema en el mundo hoy en día, incluida algunas partes de Estados Unidos. Según una encuesta realizada por Bluewater, cerca de 200 millones de estadounidenses están preocupados por la presencia de contaminantes en el agua que beben.

Es un problema que va mucho más allá del agua sin tratar.

"Al igual que Bodega (que busca reemplazar las tiendas de barrio tradicionales) y el difunto Juicero (que vendía exprimidores por 400 dólares), las empresas de 'agua cruda' quizá estén intentando resolver un problema que no existe, al menos en Silicon Valley", explicaba la redactora de Business Insider Leanna Garfield.

Según Marler, la tendencia del agua cruda es similar a la obsesión de las personas con la leche cruda o sin pasteurizar y la oposición a las vacunas. Si bien carecen de evidencia científica, las personas que las siguen están convencidas de su validez, en parte porque no logran ver las repercusiones de una vida sin avances científicos.

El agua de manantial o mineral, sin ningún sistema de filtración moderno, apela a la idea emocional de pureza y salud. Solo se necesita hablar con un científico o leer un libro de historia para ver que consumir agua sin filtrar ha provocado innumerables muertes a lo largo de los siglos.

"No puedes impedir que los adultos sean y se comporten como estúpidos", dice Marler. "Pero al menos deberíamos intentarlo".

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