La inteligencia artificial genera más empleo del que destruye, según los economistas: la historia y este gráfico lo demuestran

Aumatización e inteligencia artificial.

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  • La inteligencia artificial está cambiando el mundo laboral a un ritmo vertiginoso y existe el miedo a que la irrupción de esta tecnología vaya a aumentar considerablemente el desempleo. 
  • Sin embargo, los economistas de Deutsche Bank Research aseguran que ese temor es tan antiguo como infundado y aquí puedes ver un gráfico —que incluye datos desde el 1755— que lo demuestra.

La inteligencia artificial está cambiando rápida y radicalmente el mundo laboral. Herramientas de IA generativa como ChatGPT son capaces de crear textos elaborados en cuestión segundos. Otros programas hacen lo propio con imágenes, sonidos o incluso vídeos. 

La humanidad parece estar al borde de una nueva revolución tecnológica. De nuevo, las personas observan fascinadas lo que son capaces de hacer las máquinas que ellas mismas han desarrollado, pero también se asustan —una vez más— al comprobar ese inmenso poder

¿La inteligencia artificial va a destruir tu puesto de trabajo? Los economistas de Deutsche Bank Research, la división de análisis económico de la entidad bancaria, opinan que no. A la larga, sugieren, la IA generará más puestos de trabajo de los que destruirá. La historia así lo demuestra.

Esta que acaba de comenzar sería la cuarta revolución industrial. La primera puso fin a siglos de estancamiento, desde finales del siglo XVIII, con la llegada de la máquina de vapor y las fábricas. En la segunda revolución, a principios del siglo XX, la producción en masa permitió que muchos bienes fueran asequibles para amplios sectores de la población.  

Unos robots ensamblando las piezas de un coche.

Con el cambio de milenio, la digitalización trajo consigo la tercera revolución. Ahora, la inteligencia artificial impulsa el cambio a un nuevo ciclo. Estos cambios siempre van acompañados del temor a que las máquinas le quiten el trabajo a la gente, además de mermar el poder adquisitivo de muchas personas.

Sin embargo, los economistas de Deutsche Bank Research consideran que ese miedo es infundado. Desde la primera revolución industrial, los cambios tecnológicos no han provocado más desempleo. Más bien, las fases de aumento del desempleo han sido desencadenadas por los ciclos y las crisis económicas.

Este gráfico lo ilustra: muestra la tasa media de desempleo en los principales países industrializados desde el año 1755. Los saltos tecnológicos y las crisis económicas se representan a lo largo del tiempo, al igual que las famosas advertencias sobre las consecuencias que tendrían los respectivos avances tecnológicos en el trabajo de la gente.

Gráfico de Deutsche Bank Research sobre el impacto del avance tecnológico en el desempleo.
Gráfico de Deutsche Bank Research sobre el impacto del avance tecnológico en el desempleo.

Deutsche Bank Research

Los temores son igual de antiguos que los progresos tecnológicos, apuntan Jim Reid y Henry Allen, economistas de Deutsche Bank Research, e incluso más antiguos que la propia Revolución Industrial. Ya en el 1589, la Reina Isabel I de Inglaterra se negó a conceder una patente al inventor de una máquina de tejer mecánica. Temía que esa máquina dejase sin trabajo a las tejedoras manuales

En 1772, al principio de la Revolución Industrial, el economista Thomas Mortimer aseguró que las máquinas "destruirían el trabajo de miles de hombres provechosamente empleados". A principios del siglo XIX, los obreros textiles destruían las máquinas porque les quitarían el trabajo

El propio autor de este artículo recuerda las huelgas convocadas en su ciudad natal por aquellos mecanógrafos que se oponían a la introducción de ordenadores en las oficinas de los periódicos.

Inteligencia artificial y trabajo: la tecnología no conduce al desempleo

"La historia nos enseña, en cambio, que la tecnología no conduce al desempleo", argumenta Reid, economista de Deutsche Bank. El gráfico deja claro que "el paro ha fluctuado en respuesta a los ciclos económicos, no a las olas tecnológicas". 

Actualmente, la tasa media de desempleo en los países del G7 es del 3,8%, muy por debajo de la tasa del Reino Unido, que era del 5% en 1755, a pesar de que prácticamente todos los empleos de 1755 ya no existen, de que hoy en día viven muchas más personas en esos países, más sanas y durante más tiempo, y de que trabajan menos horas y sus ingresos reales suelen ser superiores.

La automatización de muchas tareas no ha provocado una espiral de aumento del desempleo. La tecnología siempre ha dado a las personas más tiempo para dedicar su atención a otras actividades más productivas. Esto ha llevado a la creación de nuevas tareas, nuevas industrias y nuevos trabajos de los que a menudo la gente no tenía ni idea de que iban a surgir cuando empezaron a producirse los cambios.

 

Aun así, los economistas de Deutsche Bank Research también se han preguntado si podría ser diferente esta vez. Reid y Allen sostienen que existen motivos para pensar así, teniendo en cuenta lo rápido que se está implantando la inteligencia artificial y el tipo de empleos que podría sustituir. 

ChatGPT, el chatbot de OpenAI, fue utilizado por un millón de personas sólo 4 días después de su lanzamiento. Facebook necesitó meses para alcanzar esa cifra. Es probable que se pierdan muchos puestos de trabajo debido a la IA. Sin embargo, el potencial de la IA generativa para incrementar la productividad, resolver problemas y generar riqueza es mucho mayor.

"Así que la naturaleza de nuestro trabajo cambiará, como siempre ha sucedido, pero en última instancia la IA creará más puestos de trabajo de los que destruirá", afirman desde la división de análisis económico de la entidad bancaria. 

La conclusión de los economistas es optimista, especialmente después de haber experimentado años de estancamiento de la productividad y de la actual —y creciente— escasez de mano de obra: "La historia sugiere que deberíamos dar la bienvenida a tecnologías rompedoras como la inteligencia artificial, especialmente en el mundo de baja productividad en el que nos encontramos hoy".

A corto plazo, en cambio, también se producirán avances importantes en el mundo laboral, especialmente para los trabajadores de cuello blanco. Los políticos protegerán a estos empleados, ya sea a través de la legislación o la redistribución de la renta, "el reto será garantizar que esto no frene el potencial productivo de la tecnología", señalan Reid y Allen. 

Esto es importante, apuntan, porque "necesitamos un incremento de la productividad mientras luchamos contra el crecimiento de la deuda pública, el envejecimiento de la publicación y el crecimiento económico moderado".

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