Alemania entra en recesión en el primer trimestre y enciende alarmas en la eurozona

Olaf Scholz, canciller de Alemania.
Olaf Scholz, canciller de Alemania.

REUTERS/Hannibal Hanschke

  • El PIB de Alemania se contrajo un 0,3% entre enero y marzo y entra en recesión al encadenar dos trimestres seguidos en negativo.
  • De sobra es sabido que, cuando Alemania estornuda, el resto de Europa se resfría. El peso de la economía germana y los estrechos vínculos con sus vecinos europeos son tales que, en caso de sufrir un grave shock, podría arrastrar consigo al resto del continente a una recesión. 

Finalmente se han confirmado los peores presagios: Alemania, la locomotora europea, entró en recesión en el primer trimestre.

El PIB de Alemania se contrajo un 0,3% entre enero y marzo, según la Oficina Federal de Estadística (Destatis), que ha revisado a la baja el dato de PIB frente al estancamiento estimado hace unos meses. Con esta caída, Alemania entra oficialmente en recesión, al encadenar dos trimestres seguidos de contracción económica.

"Después de que el crecimiento del PIB entrara en territorio negativo a finales de 2022, la economía alemana ahora ha registrado dos trimestres negativos consecutivos", ha confirmado Ruth Brand, presidenta de la Oficina Federal de Estadística.

Parecía que lo peor había pasado

La economía alemana había capeado las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania mejor de lo que se había temido durante mucho tiempo. La recesión parecía haberse evitado, y se suponía que la primavera traería la recuperación. El ministro de Economía, Robert Habeck, elevó su previsión de crecimiento para 2023 del 0,2 al 0,4%. 

Pero, de repente, el escenario ha dado un vuelco. Alemania protagoniza ahora mismo los peores datos de actividad de la eurozona. España e Italia crecieron un 0,5% en el primer trimestre, y Francia lo hizo un 0,2%, mientras que el promedio de la zona euro fue del 0,1%. De su lado, el PIB de Estados Unidos en el primer trimestre creció un 0,3%.

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez

¿Qué ha pasado? 

En su análisis, la Oficina estadística alemana apunta directamente a la crisis de precios como el gran problema. La inflación en Alemania descendió ligeramente en abril hasta el 7,2%. Pero sigue siendo un nivel alto. El descenso desde el pico del 8,8% en octubre ha sido más lento de lo esperado. 

La inflación se ha convertido en un lastre para el gasto en consumo final de los hogares, que disminuyó un 1,2% en el primer trimestre de 2023.

Esta mayor reticencia de los hogares a comprar se manifestó en el menor gasto en alimentos y bebidas, ropa y calzado en el primer trimestre de 2023 respecto del trimestre anterior, mientras que las familias alemanas compraron menos coches nuevos, lo que probablemente se deba, en parte, a la interrupción de las subvenciones para adquirir híbridos enchufables y la reducción de las subvenciones para vehículos eléctricos a principios de 2023.

La contracción de la economía alemana enciende las alarmas por sus posibles efectos en el resto de Europa. Alemania es la locomotora europea, y de sobra es sabido que, cuando Alemania estornuda, el resto de Europa se resfría. El peso de la economía germana y los estrechos vínculos con sus vecinos europeos son tales que, en caso de sufrir un grave shock, podría arrastrar consigo al resto del continente a una recesión. 

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