'Alerta roja' convence a Netflix de que el éxito de sus películas no solo está en los premios, sino también en los taquillazos

Gal Gadot en 'Alerta Roja', de Netflix

Frank Masi/Netflix

Netflix va a reducir el número de películas originales que se estrenarán en su servicio. Después de un año en el que un nuevo estreno ha llegado a la plataforma cada semana, la compañía parece haber comprendido que la verdadera rentabilidad no está en el volumen, sino en el impacto

A principios de este año Netflix anunciaba a bombo y platillo que estrenaría 70 películas a lo largo de 2021, una cada semana. La cifra no solo superaba las estadísticas de años anteriores sino también el volumen de estrenos anual que suele manejar un estudio. A pesar de la magnitud de la cifra, en el negocio del streaming parecía viable. 

A diferencia de una major, Netflix no obtiene un beneficio directo (la venta de entradas) que requiera un recorrido comercial dilatado en el tiempo. Su retorno económico se proyecta en las horas de visionado que el estreno genera o en las altas que impulsa, dos elementos que se concentran muchísimo en el tiempo y que, por tanto, permiten una elevada rotación de estrenos. 

La decisión de Netflix tuvo sentido por el contexto en el que se produjo. A principios de este año los países todavía estaban diseñando un plan de vacunación para inmunizar a la población y gran parte de las actividades colectivas contaban con importantes restricciones. 

El entretenimiento seguía, en gran medida, cautivo en el hogar y Netflix, sencillamente, decidió aprovechar esta circunstancia para cimentar aún más la fidelidad hacia sus clientes. 

En los últimos seis años la estrategia de contenidos de Netflix ha girado en torno al volumen, la principal gasolina de su crecimiento. Es, con diferencia, la plataforma que más originales estrena. Pero no todos los contenidos han mostrado el mismo nivel de eficiencia a la hora de conseguir sus dos grandes objetivos: impulsar nuevas altas y reducir las cancelaciones.

En este sentido, las películas han ido un paso por detrás de las series de televisión, un tipo de contenido con más fuerza para convertirse en referente cultural y reforzar la percepción de que es la plataforma que hay que tener contratada para no perderse las cosas de las que todo el mundo habla. Netflix no había logrado un verdadero fenómeno global de la mano de una película … hasta Alerta Roja

Puede que no pase a la posteridad por su calidad (tiene un 37% en Metascore) pero ha conseguido algo meritorio: convertirse en la película más vista en la historia de la plataforma, con más de 353.870.000 horas acumuladas de visionados en los primeros 28 días tras su estreno. Esta cifra equivaldría a más de 170 millones de cuentas viendo la película (de 155 minutos de duración) de principio a fin. 

En estos términos, como indicaba Lucas Shaw en Bloomberg, es lo más parecido a un blockbuster que ha salido de la cocina de Netflix. Por eso les ha convencido de que necesitan abordar los proyectos cinematográficos de manera diferente. 

Netflix eleva la apuesta en el nuevo eje estratégico de la 'Streaming Wars': las franquicias

Hasta ahora los proyectos más ambiciosos eran los que se preparaban para hacer campaña en los grandes premios de la industria, para lograr ese tipo de reconocimiento de la industria que permite captar talento y mejorar el atractivo de la plataforma ante los clientes potenciales. 

Según Scott Stuber, Global Film Chief de Netflix, la atención se va a ampliar en el caso de su otra línea de actividad: las películas más comerciales. 

A partir de ahora pasará del volumen total de estrenos a la magnitud individual de cada título. Es decir, quieren menos películas pero más grandes, de esas que podrían formar parte de la oferta de cualquier sala comercial por el prestigio de sus actores y actrices y la envergadura de sus presupuestos.

Quieren, en definitiva, lo mismo que han conseguido con varias de sus series: películas de las que todo el mundo hable, tremendamente populares, con potencial para generar nuevas entregas

Stuber es consciente de que, para lograrlo, necesitan que la calidad sea la norma, no la excepción. "Ahora vivimos en un mundo mortalmente competitivo y necesitamos asegurarnos de que estamos estrenando a un ritmo que permita a la gente ver grandeza de forma consistente no de manera aleatoria".

El éxito de Alerta roja (Red Notice en su versión original) ha tenido una ventaja adicional: ha permitido eliminar gran parte de los prejuicios que el sector cinematográfico clásico ha mostrado hacia Netflix.

El propio Stuber reconocía en The New York Times que es la culminación de cuatro años de trabajo tratando tratado de convencer a Hollywood de que tener más de 200 millones de suscriptores en todo el mundo vale tanto como un buen resultado en taquilla. O incluso más. No puede haber blockbusters sin un talento acorde, por eso Netflix confía que más estrenos con semejantes resultados amplíen la lista de rostros famosos que quieran unirse a sus proyectos. 

Es indudable que los presupuestos que Netflix está moviendo no son menores, aunque sigue planeando la duda de si una plataforma tiene la misma capacidad para generar la notoriedad de un gran estreno en cines, algo que eleva la cotización del talento. 

Netflix apuesta el futuro de su división de películas a dos cartas: la popularidad y el reconocimiento. Solo el tiempo dirá si el tándem de taquillazos y películas galardonables consigue erradicar esa impresión generalizada de que producen mucha morralla. 

 

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.