Algenex, la biotecnológica española que lleva años desarrollando una nueva forma de hacer vacunas a partir de insectos, podría ser la solución en futuras pandemias

Las crisálidas que utiliza Algenex
  • La biotecnológica Algenex ha puesto su tecnología sobre la mesa para cubrir el vacío que existe en España de empresas con capacidad de realizar todo el proceso de producción de una vacuna dentro del país. 
  • La directora general de Algenex explica en una entrevista con Business Insider España cómo ha sido la trayectoria de la compañía, el rol que está jugando en la pandemia y qué decisión debe tomar España para enfrentarse a futuras pandemias. 
  • La compañía inaugura este mes la primera planta con capacidad de fabricar hasta 100 millones de dosis de vacunas de uso humano. 
  • Además, la biotecnológica ofrece su planta a las farmacéuticas que tienen un candidato vacunal ya en fases avanzadas. 
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La biotecnológica Algenex ha puesto su tecnología sobre la mesa para cubrir el vacío que existe en España de empresas con capacidad de realizar todo el proceso de producción de una vacuna dentro del país

Claudia Jiménez, directora general de Algenex.
Claudia Jiménez, directora general de Algenex.

La compañía inaugura este mes la primera planta con capacidad de fabricar vacunas de uso humano (aunque está cerrando acuerdos con un socio para que termine el proceso de filtrado y envasado) con potencial para producir 100 millones de dosis. 

Y podría llegar a tiempo de fabricar una vacuna contra el coronavirus, según asegura Claudia Jiménez, la directora general de Algenex, en una entrevista con Business Insider España. 

La compañía ha desarrollado hasta ahora vacunas veterinarias y, aunque la tecnología le permite comenzar a trabajar ya, está pendiente de recibir la aprobación de su tecnología para uso humano por parte de la Agencia del Medicamento, un proceso que ya está en marcha. 

La propia Algenex tiene un candidato vacunal contra el coronavirus pero, aunque no descarta producirlo, Jiménez explica que están explorando la vía de asociarse con otros agentes de la industria para acelerar la fabricación. 

"Hay proyectos vacunales iguales que el nuestro, pero que ya están más avanzados", señala la directora general de Algenex. "Tiene más sentido ofrecerles nuestra tecnología para fabricar su vacuna y que llegue antes", sostiene. 

Y es que la plataforma de la biotecnológica—que utiliza crisálidas de insectos para fabricar antígenos y que la compañía ha patentado bajo el nombre de CrisBio—tiene una enorme capacidad de producción y de escalabilidad. 

"En dos meses somos capaces de fabricar un antígeno vacunal", explica Jiménez, y "en 2 meses podríamos inocular a 250 millones de insectos, cada uno capaz de producir entre 10 y 80 dosis vacunales". 

La directora explica que la plataforma es capaz también, por tanto, de solucionar uno de los principales problemas que lleva a la falta de test diagnósticos: la falta de antígenos para las pruebas. 

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La "larga travesía en el desierto" de Algenex: de brillar en veterinaria a dar el salto a la salud humana 

Podría decirse que la pandemia ha pillado a Algenex bastante preparada, pero la historia de la compañía es una de años de investigación y paciencia. 

La biotecnológica fue fundada en 2005 por los doctores José Escribano y Covadonga Alonso, que investigaron desde el inicio cómo aprovechar la capacidad de los insectos de fabricar proteínas complejas. 

Actualmente está especializada en la producción de proteínas a través de las crisálidas de insectos para la fabricación de vacunas, moléculas terapéuticas y reactivos diagnósticos.

La idea es la misma que utilizan grandes farmacéuticas como Sanofi o GSK, explica Jiménez. Estas compañías fabrican proteínas a través de los biorreactores, un método tradicional y mucho más costoso. Lo que hace Algenex es convertir el insecto en el biorreactor y actualmente  es la única biotecnológica que ha desarrollado y patentado una plataforma que utiliza crisálidas de un insecto como biofactorías en combinación con vectores baculovirus para obtener productos biotecnológicos basados en proteínas útiles para el desarrollo de vacunas, moléculas terapéuticas o reactivos diagnósticos. 

Jiménez describe como una "larga travesía del desierto" el proceso de 10 años hasta que consiguieron patentar la tecnología en 2015. Tres años después la compañía encontró inversores más especializados y comenzó realmente a despegar en el campo de la veterinaria, en el cual han desarrollado vacunas, anticuerpos y reactivos diagnósticos. 

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Actualmente, el 70% de la compañía pertenece a un fondo privado de Luxemburgo, y el 30% a otros accionistas como la gestora de capital riesgo Uninvest, así como a los fundadores de la compañía. En 2019, obtuvo una facturación de 650.000 euros y próximamente realizará una ronda C de inversión.

En 2019 la compañía hizo su primera incursión en la salud humano y realizó una prueba de concepto en gripe aviar, una zoonosis como el coronavirus. Jimenez explica que la compañía fue capaz de fabricar un candidato a vacuna en solo 4 meses y probar la funcionalidad y la seguridad de esta vacuna en modelos animales. 

Cuando la pandemia de coronavirus demostró que había llegado para quedarse, el equipo de Algenex puso en marcha su tecnología para fabricar antígenos para diagnóstico y para desarrollar un candidato vacunal. 

Las vacunas para uso humano tendrían ya parte del camino recorrido de cara a la aprobación regulatoria, ya que "usamos el mismo virus de Sanofi", explica Jiménez. "Quedaría por demostrar que la utilización de insectos no produce efectos secundarios", añade. 

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Algenex podría tener la clave de lo que se necesita para hacer frente a futuras pandemias: "Hay que invertir en capacidad de producción"

"España no tiene capacidad de producción de vacunas", afirma rotunda la directora general de Algenex. La carencia ha quedado al descubierto durante la crisis sanitaria, que también ha puesto el foco en una industria que sí la tiene: la veterinaria. 

De cara al futuro, si España quiere estar preparada para futuras pandemias, Jiménez asegura que solo hay una receta: "Hay que invertir en capacidad de producción". 

En esa línea, la directora general de la compañía advierte de que el país deberá decidir si invierte en plantas que utilizan cientos de millones de biorreactores y requieren una inversión mucho mayor o si "apostamos por una tecnología nueva capaz de fabricar más dosis por menos dinero". 

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Las palabras de Jiménez están avaladas por las cifras: la planta que la compañía inaugura este mes ha requerido de una inversión de 1,4 millones de euros. 

Por comparar, el proyecto que inició Rovi en 2009 para construir una planta de vacunas en Granada había requerido hasta su cancelación en 2014 de una inversión de 92 millones de euros para unas instalaciones que habrían tenido capacidad de fabricar 40 millones de dosis frente a los 100 millones de Algenex. 

Además, Jiménez señala que la construcción de la planta se ha terminado en tan solo 5 meses, por lo que "de llegar a una situación de emergencia otra vez, rápidamente podría construirse otra". 

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