Estos alimentos están afectando a tu cerebro sin que te enteres, según los expertos

Algunos productos como el alcohol, los alimentos que contienen muchos azúcares o aquellos que incluyen una gran cantidad de grasas trans impactan de forma negativa en el estado del cerebro, según los expertos. 

La salud de las personas viene determinada en gran parte por el tipo de comidas que consumen, ya que hay nutrientes que son esenciales para el correcto funcionamiento del organismo. Así, tomar ciertos alimentos puede ayudar a mejorar el estado del riñón, del hígado o del corazón, tal y como explica El Español. 

De la misma forma, el cerebro también se ve afectado por la calidad de los productos que se consumen, siendo los más beneficiosos algunos como los frutos secos o los vegetales de hoja verde y viéndose afectado por otros como las bebidas azucaradas, los ultraprocesados, las grasas trans o el alcohol. 

En el caso del primero, los expertos apuntan que es bien sabido que el exceso de este elemento no le sienta bien al cuerpo, ya que favorece enfermedades como las cardiovasculares o la diabetes. Además, hay estudios que han relacionado el síndrome metabólico con un mayor riesgo de demencia o de alzheimer. 

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Los ultraprocesados tampoco son beneficiosos para el cerebro, ya que contienen grasas saturadas y trans, azúcares y exceso de sal. De acuerdo con varios estudios citados por el mismo medio, su consumo habitual se asocia con un mayor riesgo de mortalidad, así como el desarrollo de enfermedades degenerativas. 

Las grasas trans son otro de los productos que deben ser evitados a toda costa, ya que están relacionadas con el síndrome metabólico. De la misma forma que el exceso de azúcar, las dietas altas en este elemento se asocian con un mayor riesgo de alzheimer, menos memoria y declive cognitivo, según explica la misma fuente.  

Por otro lado, el alcohol es otro de los elementos que afecta de forma negativa al cerebro, ya que genera dependencia, influye en el sistema nervioso y provoca pérdidas de memoria y confusión. Su consumo a largo plazo también altera la calidad y duración del sueño e impacta sobre el estado de ánimo y las emociones.