Amazon pensó que Alexa se convertiría en el nuevo iPhone, pero solo ha conseguido ser un "reloj despertador venido a más"

Amazon Echo Dot con reloj

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  • Alexa fue el proyecto-mascota del Amazon de Jeff Bezos: ahora es el primer objetivo de los recortes de la multinacional.
  • Business Insider ya informó de que la división de Alexa espera perder 10.000 millones de dólares este año.
  • Se suponía que los asistentes de voz serían revolucionarios, pero nadie sabe cómo hacerlos rentables.
Análisis Faldón

La división que desarrolla Alexa en Amazon perderá 10.000 millones de dólares solo en este año, como avanzó Business Insider. Los recortes ya han comenzado en la multinacional, y el equipo responsable de estos altavoces, que en su día contó con más de 10.000 personas y una apasionada confianza del entonces CEO Jeff Bezos, se ha convertido en el gran objetivo de los mismos.

El Amazon Echo se lanzó en 2014 y fue el primer éxito de la compañía como fabricante de hardware. Las primeras versiones de los asistentes de voz nacieron a principios de los 80, y Siri llegó a los iPhone en 2011, pero los Echo supusieron dieron el pistoletazo de salida a una nueva gama de dispositivos: los altavoces inteligentes.

Este altavoz stand-alone se convirtió en algo muy útil y para 2018 el gigante del comercio electrónico ya había vendido más de 100 millones de productos con Alexa.

Comenzó vendiendo estos Echo a precio de coste para animar a la gente a comprar en Amazon a través de ellos, pero los altavoces nunca han logrado la cuota de ventas que la empresa esperó. Por otro lado, tener que escuchar a Alexa leer durante 2 minutos un texto sobre pastillas lavavajillas para asegurarte de que son de la marca que quieres no es una gran experiencia de usuario.

Bezos

Pero cuando las ventas de Echo superaron las expectativas iniciales de la compañía, Amazon y muchas otras firmas empezaron a pensar en los asistentes de voz como una nueva plataforma. Crearon una tienda de apps, Alexa Skills, confiando en que sería una chispa de innovación similar a la que vio Apple cuando introdujo la App Store en iPhone en 2008.

Comenzó a diseñar productos de marca propia como hornos microondas y televisores con Alexa incorporado, y empezó a licenciar Alexa a otros fabricantes, confiando que el asistente se convertiría en un ente ubicuo a todos los hogares de sus clientes.

Una de las mayores debilidades para las ambiciones de Amazon es que el gigante del comercio electrónico carece de su propia plataforma. No controla un sistema operativo para ordenadores como sí lo hacen Microsoft o Apple, ni tampoco una plataforma móvil como Android de Google o iOS también de Apple: hasta las tabletas Amazon Fire usan una versión modificada de Android.

Muchos pensaron que los asistentes de voz podrían convertirse en la siguiente gran plataforma, y que Amazon podría ser su propietaria.

"Relojes despertador venidos a más"

Pero los datos internos de Amazon así como sus propias encuestas empezaron a mostrar que los comandos de voz son útiles para un limitado catálogo de tareas: poner un cronómetro, reproducir música o ver qué tiempo hace. Seguramente hayas escuchado alguna vez a tu Alexa recordar que puede hacer mucho más que poner un cronómetro: Amazon sabe que la gente no hace mucho más.

De hecho, muchos usuarios dejan de utilizar el dispositivo al cabo de unas semanas.

La visión más pesimista fue la de que "Amazon había tenido éxito al vender una enorme cantidad de relojes despertador venidos a más". La escribió en 2019 Benedict Evans, exsocio de Andreessen Horowitz.

Fue la gran paradoja para los asistentes de voz como Alexa o el Asistente de Google. La tecnología era tremendamente exitosa. Muchos usuarios la veían genuinamente útil. Y nadie podía sacar dinero de ella.

Amazon no consigue que la genet compre más cosas con Alexa, y ha optado por no exigir que los usuarios tengan una suscripción Amazon Prime para poder utilizarla. Amazon Skills ha sido una decepción para los desarrolladores en tanto que muchos se han dado cuenta de que no circula dinero en el ecosistema como para crear nada. 

Las crecientes pérdidas muestran el fracaso de un modelo de negocio en el que Amazon fue pionero.

Incluso Amazon aprovecha las órdenes de voz para ofrecer publicidad personalizada, pero este negocio es un segmento minúsculo del total de ingresos de la compañía.

Amazon no está sola. Google ha optado de invertir en su Asistente de Google a hacerlo en su gama de teléfonos Google Pixel, como avanzó The Information a principios de año. Otros pretendientes a competir con Alexa, como la Cortana de Microsoft o el Bixby de Samsung, están prácticamente muertos.

La única compañía que parece no sufrir con el ocaso de los asistentes de voz es Apple con su Siri. Pero eso se debe a que los altavoces inteligentes de Apple no ocasionan grandes pérdidas a la compañía. Puedes comprar un HomePod Mini desde 99 euros y un HomePod desde 319. Los Echo de Alexa pueden encontrarse desde 60 euros.

Bezos explicó a sus accionistas en 2013 que vendía sus dispositivos a esos precios porque Amazon pretendía hacer dinero "cuando los usuarios los usaran, no cuando los usuarios los compraran". Apple optó por otra vía: decidió que si iba a vender algo para reproducir música, poner cronómetros o dar el tiempo, necesitaría tener unos buenos márgenes.

Amazon, con la esperanza de llegar a más usuarios, ha mantenido todo este tiempo sus precios bajos, convirtiendo Echo y Alexa en un dispositivo básico: barato y poco llamativo.

Se puede hacer dinero vendiendo dispositivos básicos. Muchas compañías continúan en la industria vendiendo portátiles, impresoras y routers. Pero Amazon, que se enfrenta a una tumultuosa época de recortes, no se puede permitir que un "reloj despertador venido a más" le provoque pérdidas de 10.000 millones de dólares ni que le obligue a emplear a 10.000 personas.

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