Ana Botín sobre el feminismo: "No son suficientes los cambios de actitud de las mujeres, se necesitan medidas proactivas"

Ana Botín Twitter

La presidenta de Banco Santander, Ana Botín, ha explicado en un post de Linkedin porqué es feminista y porqué ha decidido qué es el momento para hablar de ello. La máxima ejecutiva de la entidad asegura que sus ideas sobre la igualdad de género no son una variante del feminismo autosuficiente. "Son admirables las mujeres autosuficientes, son significativos los cambios que algunos hemos puesto en marcha en nuestro entorno, pero es necesario hacer aún más para cambiar los cimientos de la sociedad; y hacerlo de forma colectiva", asegura Botín en ese post. 

"Hace diez años no me hubiese definido como feminista, pero hoy sí", dijo Ana Botín en una entrevista a la cadena Ser hace unos meses. A partir de esto se abrió el debate. Sin embargo, la presidenta de Santander asegura que esto no se debe a un proceso de transformación interno, si no al momento en el que nos encontramos. 

La ejecutiva señala que no basta con mujeres autosuficientes, que es necesario hacer cambios en la sociedad y en los métodos de trabajo. "Con los años estoy más convencida de que no son suficientes los cambios de actitud de las mujeres, se necesitan medidas proactivas", apunta. 

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En este sentido, se refiere al feminismo que denomina "autosuficiente" como el que ha defendido la directora operativa de Facebook, Sheryl Sandberg, en su libro Lean In (Vayamos adelante, en su traducción al español). La tesis de Sandberg se basa en que cuando las mujeres no defienden sus capacidades, dejan de competir por posiciones influyentes y no logran puestos más altos.

Esta tesis (que a menudo se lee o se escucha a otras altas ejecutivas) pone el foco en las mujeres y en cómo tienen que comportarse para conseguir acceder a puestos más alto, pero dejando de lado políticas más amplías para buscar soluciones. Estas ideas defiende que las mujeres pueden ascender profesionalmente a base de esfuerzo, hablar claro y a la vez haciendo presión para conseguir condicionales laborales más flexibles. 

Botín se desmarca de esta idea asegurando que sus ideas sobre la igualdad de género, también las de hace diez años, "no son una variante de ese feminismo autosuficiente de Sandberg". "Ya sabía entonces que, aunque las mujeres sí necesitamos aprender a defendernos mejor, y ser más asertivas, estos esfuerzos individuales no serían suficientes para lograr el cambio que necesitamos", escribe. 

"Una parte del aumento de representación femenina, especialmente en posiciones de liderazgo, llegará por mujeres que sean autosuficientes (“Lean in”) y se valgan por ellas mismas", escribe Botín. "Pero, si de verdad valoramos la capacidad de escuchar y de colaborar en nuestros equipos, la opción no es siempre animarles a 'usar los codos'", señala y apunta que la respuesta es más bien asegurar que tanto las personas que son mejores en hablar claro como aquellas que saben escuchar de verdad, ya sean hombres o mujeres, puedan contribuir.

"Ya entonces pensaba que, además de esa fortaleza individual, también necesitábamos cambios estructurales en la organización del trabajo, si aspiramos a un entorno laboral más justo", apunta. 

Una idea que, asegura, ha ido creciendo con el paso del tiempo. "Con los años estoy más convencida de que no son suficientes los cambios de actitud de las mujeres, se necesitan medidas proactivas",señala. 

"Por ejemplo, un estudio de McKinsey de hace unos años demuestra que, cuando se abre una nueva posición en la empresa, muchos hombres que se postulan cumplen solo con el 50-60% de los requisitos del puesto. Las mujeres, sin embargo, se presentan cualificadas en un 100 o 120% en la mayoría de los casos. Es decir, incluso cuando están muy cualificadas las mujeres se muestran más inseguras y son menos insistentes que los hombres. Cuando se busca talento, por tanto, es importante contar con un sistema capaz de identificar a estas mujeres, ofreciendo formación para mejorar su asertividad y valorando estas diferencias entre hombres y mujeres", dice. 

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Pero no solo eso, también se refiere al reparto de las tareas domésticas. "Todavía hoy, un punto clave en el tema de igualdad de oportunidades es el trabajo doméstico, a menudo el segundo turno para la mujer", señala. En este sentido, señala que se necesitan "políticas públicas que permitan mayor flexibilidad en el entorno laboral". "Es muy difícil para las mujeres negociar estos acuerdos de forma individual. El impulso para lograr la igualdad es también un impulso para conseguir un mayor equilibrio entre la vida laboral y personal para todos, hombres y mujeres", apunta. 

Por qué ahora

Botín señala que ha decidido hablar públicamente sobre este tema por varias razones. En este sentido, señala que el mundo digital ha tenido que ver con ello. Cita a la socióloga Zeynep Tufekci, especialista en el impacto social de la tecnología, para explicar cómo ha evolucionado la conexión que existe a través de las redes sociales con movimientos concretos como el #MeToo.

Las redes sociales han generado un entorno de conexión donde los hashtags se asemejan bastante a las manifestaciones y sirven para hacerle saber a la gente que no está sola. "Es decir, tú y yo no solo sabemos lo mismo. Ahora sabemos que otros también lo saben. Y esto es algo que cambia el cálculo de riesgo cuando haces una manifestación pública", explica. 

"Hoy soy consciente de que decir las cosas públicamente, de forma solidaria con otras mujeres, tiene el poder de cambiar. Soy consciente de estar en una posición privilegiada para hacerlo", señala. "Así que, cuando hablo, no lo hago solo por mí misma. Lo hago, junto con la gran mayoría de los hombres que nos apoyan, por todas las mujeres. Por eso mi feminismo es ahora público. Y quizá el tuyo también debería serlo", concluye 

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