Apple y Samsung entierran de una vez por todas la guerra de patentes por el diseño del iPhone

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Fin a una de las batallas más sangrientas de los últimos años en el sector tecnológico. Apple y Samsung han llegado a un acuerdo para poner fin a siete años de peleas en los tribunales y acabar de una vez por todas la guerra de patentes que les enemistó durante años y les ha costado a ambas empresas cientos de millones de dólares.

La guerra nació en 2011 en un contexto bien diferente, tanto a nivel de mercado como por la situación por aquel entonces de ambas compañías. Hace siete años Steve Jobs aún era el CEO de Apple y fue uno de los que lideró la estrategia agresiva de Apple que dirigió a Samsung ante los tribunales, acusada de copiar el diseño del iPhone.

Los abogados de Samsung rechazaron la acusación y pasaron a la acción mientras la tensión se escalaba entre las dos grandes compañías de la telefonía móvil. Samsung acusó a Apple de violar varias de sus patentes y los abogados surcoreanos incluso llegaron a describir la actitud de Apple como "yihadista".

La guerra de patentes entre Samsung y Apple se eternizó en los tribunales de Estados Unidos y tuvo todo tipo de capítulos por el resto del mundo en una batalla que ha costado a ambas mucho esfuerzo y, sobre todo, cientos de millones de dólares tanto en multas como en abogados.

El acuerdo para poner fin a la guerra de patentes llega pocas semanas después del fallo judicial que condenaba a Samsung a pagar casi 540 millones de dólares a Apple por haber copiado el diseño del iPhone. Parte de esa cantidad ya había sido abonada tras otra decisión a favor de Apple en los tribunales, lo que había dejado a Samsung sin demasiado margen de maniobra.

Los representantes legales de ambas compañías se han presentado ante un Tribunal de California (Estados Unidos) para presentar un documento de mutuo acuerdo que pone fin a la batalla legal, aunque por ahora se desconocen los detalles de ese texto.

"Los luchadores de sumo se han cansado de combatir", explica Paul Berghoff, abogado de patentes de McDonnell Boehnen Hulbert & Berghoff en declaraciones a Bloomberg. "Quizás nunca sepamos quién parpadeó primero, quién hizo la primera llamada", sentencia.

"Lo que Apple y Samsung han demostrado es que litigar no es la manera ideal de resolver estas peleas", reflexiona Michael Carrier, profesor de la Rutgers Law School en Camden (Nueva Jersey, Estados Unidos), ante las preguntas de los periodistas de Bloomberg. "Al final del día no estoy seguro de que Apple pueda decir que haya merecido la pena. Ha sido un litigio muy caro que se ha alargado durante años", sentencia.

Enemigos íntimos

A pesar de que ambas compañías siguen siendo férreas competidoras en el universo de los smartphones de alta gama su relación ha cambiado radicalmente, entre otras cosas por la situación del mercado. Samsung se ha convertido en un compañero imprescindible para Apple, que confió hace un año en los coreanos para elegirles como proveedores de la pantalla OLED de su iPhone X, el dispositivo estrella de su catálogo.

Apple y Samsung todavía son los líderes indiscutibles del mercado, pero en seis años han pasado de dominar prácticamente la mitad del mercado ha sumar entre ambos en la actualidad un 39% de la cuota total según datos de IDC. 

Ambas compañías han cedido terreno a costa de sus rivales chinos, especialmente de Huawei que ha conquistado ya buena parte de varios mercados occidentales (como España) o de Xiaomi, que exhibe números de récord en Europa.

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Apple siempre ha defendido que este caso de patentes iba mucho más allá del dinero, ya que las cantidades en disputa no suponen un agujero considerable para empresas de este calibre: Samsung obtuvo un beneficio operativo de 14.400 millones de dólares en el primer trimestre de 2018.

Tim Cook aseguró en su momento que era una cuestión de "valores" y que la compañía emprendió la vía legal " a regañadientes y después de pedir repetidamente a Samsung que dejara de copiar" su trabajo.

Apple y Samsung ya no solo pelean por el reinado en la industria de la telefonía móvil, sino que van camino de convertirse también en competidores en nuevas categorías de dispositivos conectados como altavoces inteligentes, software de inteligencia artificial, asistentes de voz, gafas de realidad virtual o aumentada e incluso coches autónomos. 

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