Por qué Arte, la nueva gran patronal textil, puede encontrar en Inditex su mayor escollo para echar a andar

En la imagen, la central de Inditex en Arteixo (A Coruña).
En la imagen, la central de Inditex en Arteixo (A Coruña).

Reuters

  • Inditex, Primark y H&M protagonizaban hace unos meses un movimiento inédito en el sector textil con la creación de Arte, una gran patronal que vio la luz en plenas protestas salariales por todo el país.
  • La nueva patronal aspiraba a impulsar la creación de un marco estatal para el comercio textil que pudiera apagar los incendios laborales, pero ese plan se tambalea tras los últimos movimientos del gigante gallego.

Pequeños fuegos por todas partes. El título que da nombre al libro de Celeste Ng —y, posteriormente, su aclamada serie— bien podría ser la lectura de la coyuntura que atraviesa últimamente el sector textil en la geografía española. 

Hace unas semanas, los trabajadores de H&M de varias ciudades de Galicia iniciaron una serie de huelgas para exigir a la empresa sueca el cumplimiento del convenio provincial. No mucho antes, a mediados de febrero, los trabajadores de Primark empezaron protestas por toda España para tratar de obtener un incremento salarial con arreglo a la subida del IPC.

El germen de tanto movimiento en el sector textil se encuentra en Arteixo (Galicia), casa y centro de operaciones de Inditex, desde donde salió el histórico pacto que selló la empresa con sus dependientes de tienda en febrero.

Pese a que la paz ha ido llegando a cuentagotas, el mar de fondo se mantiene: históricamente el sector textil se regula por convenios provinciales que ni siquiera son específicos del comercio textil y eso suele generar tensiones de manera periódica, bien por desigualdad territorial o por marcos laborales desactualizados.

Ante esta situación, las grandes empresas del sector han protagonizado un movimiento inédito: la creación de Asociación Retail Textil España (ARTE), una suerte de gran patronal en la que Inditex suma fuerzas con rivales como Mango, H&M, Primark o Uniqlo.

Su lanzamiento, aún con las líneas de trabajo poco definidas, se vincula a la intención de crear un marco estatal para el sector, pero la viabilidad del proyecto se tambalea antes de echar andar. La clave reside en la magnitud de lo pactado en Inditex para salvar un conflicto laboral sin precedentes. 

Las claves detrás de la nueva patronal textil 

"Actuar en un marco de interés común para el sector, que represente y defienda los intereses y objetivos generales en el ámbito sociolaboral, pero también en el económico, y regulatorio".

Así define un portavoz de la asociación textil el cometido de la patronal. 

En los últimos meses, una cascada de empresas se han adherido a la patronal. Una veintena de las principales compañías textiles ya están en ella, con la única excepción de Tendam, matriz de Cortefiel o Women's Secret.

En este sentido, Tendam, explican fuentes de la empresa, sostienen que siempre son "bienvenidas las iniciativas colectivas en defensa del sector". No obstante, la posición de la compañía es clara y prefiere continuar con su modelo de relación sindical: "Nos permite dar mejor respuesta a las distintas realidades provinciales y comerciales".

"Quieren integrar a todas compañías del sector que tengan intereses comunes y alcanzar una gran dimensión". Lo dice Domingo Esteves, con casi 3 décadas en el industria textil a su espalda, tras haber ocupado el puesto de CEO de C&A para España y Portugal.

Prueba de la intención de la asociación, que ya se ha integrado en la CEOE, reside en los nombres propios detrás de ella, como refleja el registro del BOE: altos directivos de las empresas fundadoras y vinculados al área de Recursos Humanos. 

Su presidencia recae en Reyes Herce, directora de Personas de JD Group, matriz de Sprinter y Sport Zone. Su vicepresidente es Pablo Francesch Huidobro, director corporativo de Relaciones Laborales de Inditex. Aún más reseñable es el nombre del secretario general de la misma: Martin Godino, socio director de Sagardoy Abogados. Su despacho ha negociado todos los ERE de la banca española y, en lo que respecta a Inditex, su papel ha resultado capital en la paz laboral alcanzada con sus trabajadores. 

Martín Godino, de Sagardoy Abogados.
Martín Godino, de Sagardoy Abogados.

Sagardoy Abogados

A pesar de que el proyecto aún no ha empezado a rodar, la patronal no oculta su cometido:

"Es previsible que se explore la apertura de un marco de negociación estatal dentro del objetivo de la asociación de trabajar en un marco sectorial, aunque aún no se han iniciado procesos en esta línea", explica la patronal a Business Insider España.

Las dudas de Acotex, la otra gran patronal del sector

Arte, que aglutina a más de 50.000 trabajadores, nace al margen de la hasta ahora gran patronal textil, Acotex (Asociación Nacional del Comercio Textil, Complementos y Piel), que dispone de 800 empresas afiliadas.

Eduardo Zamacola, presidente de Acotex, no esconde que el padre de esta organización es Inditex, quien, sin embargo, confirma, sigue siendo asociado a la patronal. La cabeza visible de la asociación tampoco disimula las dudas que alberga sobre la nueva patronal: "Ni entendemos cuál es la pretensión de la asociación ni el oscurantismo que practica".

Con todo, el cambio de chip en Inditex parece evidente: "Es curioso porque siempre ha estado de perfil ante los conflictos y, por eso, estaba en Acotex. Esto implica la postura contraria: cobrar protagonismo".

Sobre el porqué de este viraje, el presidente tiene su propia teoría: "Creo que busca poder ser árbitro y fiscalizar lo que se firme o no se firme ante un hipotético marco estatal para el sector. Quiere que se escuche su voz". 

No obstante, la patronal avisa: "Estamos abiertos a estrechar lazos, pero bajo ningún concepto se puede abrir un debate sobre el sector comercio sin que nosotros estemos en él". Una coyuntura de la que las centrales sindicales también tienen mucho qué decir.

 

Un giro institucional que no convence a los sindicatos

Los dependientes de Zara o Massimo Dutti en La Coruña, corazón de la multinacional, entraron en guerra con el gigante gallego en el mes de noviembre tras el impulso de la Confederación Intersindical Galega (CIG), el sindicato mayoritario en Galicia.

Tras 3 meses de conflicto —incluida la primera huelga masiva del grupo— se logró, vía acuerdo provincial, firmar la paz en el corazón de la multinacional. Eso, a su vez, marcó el camino para un pacto histórico a nivel estatal.

Huelga de Inditex

CGT

Desde la CIG insisten que, de no ser por la fuerza ejercida a nivel provincial, no se habría logrado una subida salarial para más 30.000 trabajadores de toda España. Una presión que le valió a la central para revalidar su mayoría en las tiendas de Zara en La Coruña, por encima de UGT y CCOO. 

Atajar la desigualdad entre territorios, sumada a una creciente fuerza sindical en diferentes provincias, fue el impulso de una patronal a altura de la coyuntura, pero entre tanto, Inditex firmaba su paz laboral a nivel nacional. 

La confederación estatal de comercio de la CGT, que ha ido ganando peso en el sector en los últimos meses, explica que la mera creación de la patronal les hace estar "alerta y vigilantes sobre cuál será su plan de acción". 

Si se diera un convenio colectivo estatal, apuntan fuentes sindicales vinculadas a UGT, la lucha sindical perdería capacidad de presión y movilización: "Haremos todo lo posible para que no se produzca".

"Los convenios a nivel estatal siempre van más en detrimento de los trabajadores que los provinciales, pero el camino es más llano para las empresas: se ahorran la conflictividad que hay en determinadas provincias y sindicatos", mantienen desde la CIG. 

Estos movimientos, sostienen desde el sindicato gallego, buscan "el giro hacia los grandes sindicatos estatales ignorando a los provinciales".

 

De hecho, estas dificultades reabren otro viejo debate: "Si Inditex no convenciera al resto de compañeros de viaje de crear un convenio de comercio estatal, al final se decantaría por un convenio de empresa".

Esto, califican fuentes sindicales, supondría "mercadonizarse" o, lo que es lo mismo, reglarse por su propio marco laboral, como sucede en Mercadona, la empresa dirigida por Juan Roig.

Una situación, prosiguen, que convertiría a Inditex en un agente independiente dentro del sector y también agitaría de nuevo a ciertas centrales sindicales. 

De esta manera, el gigante se valdría, por ley, de aquellas formaciones con dominio estatal —UGT y CCOO— y dejaría fuera a las que actúan en minoría como CGT y a las que disponen de mayoría pero solo intervienen en ciertos territorios, como la CIG en Galicia y ELA en País Vasco.

"No todos somos Inditex"

En imagen, tienda de ropa.
En imagen, tienda de ropa.

Reuters

Establecer un marco laboral no será una tarea fácil. "Después de los movimientos en Galicia y el levantamiento en otros grupos textiles, la acción está tocada. Al menos a corto plazo", opinan los sindicatos.

Por lo tanto, podría nacer un hipotético acuerdo marco estatal, pero sin tocar los salarios, un escenario complejo que tampoco despierta sintonía entre todos los agentes. 

La clave, explican, reside en que "no tendría sentido" planificar un marco salarial por debajo del que ha pactado la parte activa de la patronal: Inditex. "La unidad de acción empresarial se rompería. Hay muchas empresas dentro de la patronal que no están dispuestas a pagar esos salarios".

El salario mínimo de los dependientes Inditex parte ahora de los 18.000 euros en la categoría más baja hasta llegar a los 24.500 euros para la más alta. No obstante, el sueldo de todos los trabajadores de tienda se compone de un fijo y un variable que también ha mejorado.

El acuerdo en el seno del gigante gallego supone una subida del 19% por encima del SMI y de un 20% de media. En los territorios con salario más bajo, el alza salarial se eleva a un 40%, más de 6.000 euros anuales. "Inditex nunca pensó que iba a tener que pactar un mínimo estatal; ahora, si el resto se pone a pensar en una base, tendría que partir desde la de Inditex", sostienen fuentes sindicales.

Un punto en el que también coinciden desde Acotex: "Un convenio a nivel estatal significa igualar salarios por arriba. Eso es sencillamente inviable para el resto del sector, del que Inditex y su envergadura no es representativo".

Con todo, la visión de la patronal es clara: "Tenemos a un Scalpers, Tendam o El Ganso, claro, pero también a cientos de pequeños comercios. Ni podemos ni debemos olvidar que no todo el mundo es Inditex".

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