Así funciona la impresora 3D que unos suecos usan para ‘fabricar’ órganos y cánceres

Alberto Iglesias Fraga
Cellink, startup sueca de impresión 3D de órganos.
Cellink, startup sueca de impresión 3D de órganos.
Cellink es una startup sueca capaz de producir piel, orejas, cánceres, células del hígado o generadoras de insulina con una simple impresora 3D y un gel especial.

Cada día, unas 20 personas mueren en todo el mundo debido a la falta de órganos disponibles para su trasplante a pacientes de una amplia y heterogénea variedad de enfermedades. Ni tan siquiera España, líder mundial en donación de órganos, se libra de que la ley de la oferta y la demanda se sitúe, en este caso, del lado equivocado. Una situación que plantea retos hoy por hoy imposibles de superar para los sistemas sanitarios del mundo, pero que podría cambiar si triunfa la revolucionaria idea de una startup sueca.

Se trata de Cellink, una compañía fundada en 2016 por un grupo de científicos que vieron en la impresión 3D algo más que una virguería visual o una herramienta más para la industria 4.0. Sus investigadores, liderados por Itedale Namro Redwan, comprendieron que una curiosa combinación de polímeros sintéticos y naturales, junto con materiales como los basados en ECM (Extracellular matrix) podían servir de caldo de cultivo perfecto para generar nuevos órganos y reproducir toda clase de células. 

La receta es sencilla: crear un hidrogel con ese cóctel de materiales, moldearlo con la ayuda de una impresora 3D extraordinariamente precisa y muy rápida (puede construir una oreja en apenas 20 minutos) y añadirle nutrientes. Una vez tenemos esta particular base, con el diseño final del órgano a reproducir, tan solo hemos de añadir unas pocas células del órgano en cuestión del paciente y dejar reposar durante unos pocos días. Como si de un plato al horno se tratase, el resultado después de la espera es simplemente espectacular.

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"Estamos en un momento vibrante de la revolución biológica", explica Itedale Namro Redwan, directora científica de Cellink, a quien Business Insider España tuvo acceso durante el festival Cutting Edge 2018, celebrado en Oslo (Noruega). "Nuestro gel es capaz de secarse, expandirse y ser habitado por bacterias. El planteamiento detrás de todo esto es realmente sencillo: si nuestros órganos crecen en 3D de forma natural, ¿por qué no reproducirlos de la misma manera?". Una premisa sencilla y de una lógica aplastante la que formula esta experta, quien comenzó a trabajar con la bioimpresión 3D en el campo de la biología y diferenciación de células madre.

Lo cierto es que son muchas las compañías que ya trabajan con la impresión 3D de células humanas, pero Cellink posee algunas características que la hacen diferente. Sus geles son únicos en el mercado ("con propiedades muy específicas de viscosidad, gelatinidad, capacidad de formarse en red, tiempo de fabricación o tensión cortante"), al igual que lo son sus impresoras. La tercera generación de sus equipos BIOX permite construir capas de apenas 50 micras, con una resolución de tan solo una micra. Todo en un equipo extraordinariamente pequeño (130x90x70 mm), "capaz de colocarse sin problema en una mesa de quirófano", según reconoce Redwan. "Además, nuestra impresora es hasta 10 veces más barata que la de nuestro inmediato competidor".

Por el momento, los resultados acompañan el discurso de Itedale Namro Redwan. Esta startup ya ha conseguido imprimir piel humana (con su particular gel y una serie de fibroplastos), aunque también ha hecho sus pinitos en áreas como la reproducción del cáncer ("podemos imprimir decenas de modelos de cáncer para probar distintos tratamientos en ellos y decidir cuál es el mejor para cada paciente individual"), los tejidos del hígado o de las células beta que proporcionan la insulina que necesitamos para sobrevivir.

Con todo ello no es de extrañar que Cellink haya pasado, en tan solo dos años, de ser una pequeña startup científica de Suecia a una empresa cotizada en Bolsa, con presencia en 48 países de los seis continentes. Actualmente, esta compañía de bioimpresión 3D emplea a 70 personas y trabaja con más de 450 laboratorios en todo el mundo, así como mantiene relaciones de colaboración de diversa índole con las principales firmas del sector farmacéutico, a saber: Merck, Johnson and Johnson, Roche o Novartis. E, incluso, con entidades tan alejadas aparentemente de estas lides como es el Ejército de Estados Unidos. Y es que, ¿quién puede decir que no a un órgano fabricado en apenas un instante y perfectamente personalizado para nosotros?
 

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