Asimo, el famosísimo (y poco práctico) robot humanoide que iba a cambiar la tecnología, se jubila tras más de 20 años de servicio

El rey de España, Felipe VI, estrecha la mano de Asimo.
El rey de España, Felipe VI, estrecha la mano de Asimo.

Reuters

  • Asimo, el robot de aspecto humanoide desarrollado por Honda en el año 2000 para abrir una nueva era en la robótica, dejará de funcionar este jueves.
  • Aunque fue concebido para ayudar a los seres humanos en sus tareas diarias a través de infinidad de funciones, su tecnología poco práctica lo terminó relegando al papel de anfitrión en visitas de jefes de estado a Japón.
  • Con todo, Asimo se ha convertido en un icono, algo que Honda piensa aprovechar vendiendo productos asociados a su imagen.
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Iba a ser el futuro, pero ya es pasado. Asimo, el robot de aspecto humanoide desarrollado por Honda hace más de 20 años, se jubila este jueves. 

Como los deportistas que en sus primeros años prometían mucho más de lo que fueron, lo hace tras haber recorrido una trayectoria irregular que deja un buen puñado de destellos junto con un reguero de desilusiones y sinsabores.

Porque Asimo, según vaticinaron muchos fanáticos de la robótica a comienzos de milenio, no solo no debería estar jubilándose, sino que a estas alturas ya debería haber copado los hogares de medio planeta y haber hecho más sencilla la vida de miles de millones de personas.

En vez de eso, el robot de Honda se ha pasado los últimos años estrechando la mano a cada jefe de estado que ha puesto sus pies en Japón (incluidos Felipe VI y la reina Letizia) y golpeando balones de fútbol, entre otras monerías. Pero ayudar, lo que se dice ayudar a la humanidad, no mucho.

Al menos, no directamente.

Lo de Asimo iba a ser toda una revolución. Aunque hoy muchos no lo recuerdan, su nombre es el resultado del acrónimo que surge de Advanced Step in Innovative Mobility, es decir, un paso avanzado en movilidad innovadora.

El robot de Honda, como apunta su nombre original, nació con la misión de ayudar a personas con movilidad reducida a caminar, moverse y valerse por sí mismos.

Con el paso de los años, prometió la compañía japonesa, la capacidad de Asimo de relacionarse con los humanos permitiría, además, que el robot ayudara a los más pequeños de la casa con los deberes e incluso que fomentara en ellos el amor por la ciencia o las matemáticas.

Asimo iba a ser, por tanto, un verdadero todoterreno, una máquina imprescindible para cualquiera.

El problema, sin embargo, es que pronto surgió una distancia abismal entre las expectativas y la capacidad de Asimo de colmarlas.

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La historia del robot, según relataba la propia compañía en su web en 2013 y tal como recordó recientemente Business Insider España hace no mucho, arranca incluso mucho antes de todas estas promesas. 

Concretamente, lo hace en 1986, cuando unos ingenieros de la compañía se plantearon un reto que por aquel entonces parecía casi irrealizable: crear un robot que caminara. 

"ASIMO es la culminación de dos décadas de investigación en robótica humanoide por parte de los ingenieros de Honda. Puede correr, caminar por pendientes y superficies irregulares, girar suavemente, subir escaleras y alcanzar y agarrar objetos. También puede comprender y responder a sencillas órdenes de voz. Tiene capacidad de reconocer el rostro de un grupo de personas", explica Honda en su web. 

Pero surgió pronto una dificultad: las funciones de Asimo eran impresionantes cuando se presentaban en encuentros de expertos en robótica, pero no resultaban del todo prácticas para la vida diaria del común de los mortales.

Al fin y al cabo, para ¿para qué iba nadie a necesitar un robot que subía pronunciadas pendientes? ¿A quién le importaba que pudiese girarse o subir escaleras? ¿Tenía alguna utilidad que pudiera agarrar objetos más allá del propio hecho de poder decir que podía hacerlo? 

¿De verdad era imprescindible que pudiera responder a órdenes de voz, una tecnología que ni siquiera hoy, 20 años después del lanzamiento de Asimo, está del todo asentada en dispositivos que están preparados específicamente para ello?

A ello hay que añadir su precio. Desarrollado con la última tecnología, Asimo era cualquier cosa menos barato, y hacerse con uno se convirtió pronto en misión imposible. 

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En 2011, más de 10 años después de su lanzamiento, los portales especializados cifraban el coste de la última versión del robot en más de 2 millones de euros.

Con el paso de los años, Honda fue asumiendo poco a poco que la revolución robótica que iba a traer Asimo bajo el brazo no iba a ser tal o que, por lo menos, no iba a ser la que ellos habían pronosticado en un primer momento.

Poco a poco, Asimo se fue viendo relegado a misiones más protocolarias que llevar la compra a casa o ayudar a resolver cuentas matemáticas. En los últimos años, el robot ha estrechado la mano, entre muchos otros, del expresidente de EEUU Barack Obama

Lo ha hecho convertido por el Gobierno nipón, más que en la punta de lanza de la innovación tecnológica, en un símbolo de la obsesión del país por ser el líder de la próxima revolución de la robótica. En 2018, Honda anunció finalmente que no desarrollaría más Asimo.

¿Fue Asimo un fracaso? A ojos de los expertos, no necesariamente. 

Por una parte, como se han ocupado muchos de recordar en los últimos días, algunas de las tecnologías de Asimo como el reconocimiento facial o su capacidad de interactuar con los seres humanos han servido de base para el desarrollo de tecnologías que hoy se pueden disfrutar.

Por ejemplo, en septiembre del año pasado Honda anunció un plan para desarrollar un robot avatar, esto es, una máquina que se podrá controlar de manera remota. Este vendrá equipado con una mano con múltiples dedos y una función de control remoto que contará con IA.

¿Hubiesen podido los ingenieros de Honda imaginar un dispositivo así de no haber contado antes con la experiencia de haber desarrollado un buen puñado de versiones de Asimo? 

Cabe imaginar que no o que, por lo menos, no lo podrían haber hecho con un conocimiento tan profundo de qué necesitan de verdad las personas de la robótica en un mundo hiperconectado.

Por otra, Asimo es algo más que una simple máquina. Aunque su campo de acción finalmente se ha visto circunscrito solo al ámbito de las recepciones reales y las demostraciones en convenciones de tecnología y museos de ciencias, la creación de Honda ha sabido ganarse el corazón del público, especialmente de los amantes de la tecnología.

Así lo ha entendido también la empresa nipona, que, tal y como recogen medios locales como Japan Times, ha aprovechado el anuncio de la jubilación definitiva de Asimo para aclarar que piensan seguir comercializando productos asociados al robot humanoide. 

Asimo ha acabado su misión, pero su historia continúa.

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