Un astronauta del Apolo 16 explica cómo estuvo a punto de matarse en la Luna por un tropiezo fatal hace casi 50 años

Charlie Duke posa junto al cráter Descartes de la Luna en 1972. Al fondo, un rover lunar.
Charlie Duke posa junto al cráter Descartes de la Luna en 1972. Al fondo, un rover lunar.NASA
  • Los astronautas de la misión Apolo están celebrando el 50 aniversario del Apolo 11 y el primer alunizaje.
  • Charlie Duke, un astronauta que voló con la misión del Apolo 16 de la NASA, dijo que el momento de su vida en el que más miedo pasó fue cuando se tropezó en la Luna en abril del 72.
  • La gravedad de la luna es seis veces menor que la de la tierra, por lo que Duke intentó conseguir un record de salto en honor a las Olimpiadas del 72.
  • Duke se tropezó al caer. Explicó que si se hubiese roto la mochila de soporte vital de su traje, el percance le habría matado.
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El 20 de julio es el 50 aniversario de la llegada a la Luna. Mientras que el gran momento se acerca, los astronautas están celebrando el histórico logro de la NASA con debates a lo largo de todo el planeta.

Uno de los eventos más recientes de esta índole tuvo lugar en el Museo de los Orígenes de la Aviación de Nueva York. Charlie Duke, quien fue el piloto del módulo lunar del Apolo 16, explicó a Business Insider lo que él todavía considera como el momento más aterrorizador de su vida.

"Era 1972 y las Olimpiadas de Munich eran en ese año, así que pensamos hacer las Olimpiadas lunares", detalló Duke, que en aquel momento tenía 36 años y fue el astronauta más joven de la historia en pisar el satélite.

Pero Duke no había practicado su movimiento clave en su restrictivo traje espacial. Esto provocó una torpe caída que pudo haber abierto una brecha en su uniforme: lo habría matado.

El gran salto mortal de Duke

Duke, quien caminó por la luna en la misión del Apolo 16, posa junto al traje espacial en el Museo de los Orígenes de la Aviación de Nueva York.
Duke, quien caminó por la luna en la misión del Apolo 16, posa junto al traje espacial en el Museo de los Orígenes de la Aviación de Nueva York.Dave Mosher/Business Insider

En el Museo de los Orígenes de la Aviación, Business Insider ha entrevistado a un puñado de astronautas. En este museo se expone uno de los tres módulos lunares que estuvieron en activo.

Se les ha preguntado qué piensan de que el presidente Donald Trump haya retomado los planes para llevar al hombre a la luna en 2024, y cuál creen que será el siguiente gran "momento Apolo".

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También se le pidió a cada uno de estos astronautas que contasen alguna historia poco conocida de sus misiones. Una de la anécdotas de Duke, que también se incluyen en su libro Moonwalker, publicado en 1990, fue la siguiente.

Duke y su comandante, John Young, decidieron usar los últimos minutos de su paseo espacial por la Luna para romper algunos records terrestres de atletismo. Lo que sería posible, por supuesto, porque la gravedad en la Luna es seis veces menor que en la Tierra.

"Empezamos con los saltos de altura", explicó.

Acabaron "revolcados en el suelo", señaló el astronauta, quien sin embargo consiguió levantarse más de 1,2 metros de altura —una marca espectacular para cualquiera, particularmente para alguien que lleva un pesado traje espacial—. Sin embargo, enderezó su espalda en mitad del salto, lo que pudo haber sido un error fatal.

Los trajes que llevaban los astronautas en la superficie lunar pesaban más de 135 kilos en la Tierra. No suponía mucho problema en la misma Luna, porque gracias a la gravedad más débil en su superficie, los trajes pesaban allí alrededor de 25 kilos. Aun así, mucho del peso se concentraba en la mochila, por lo que provocaba muchos problemas de equilibrio —especialmente, en humanos saltando—.

"La mochila pesaba tanto como yo. Así que me caí de espaldas", detalló Charlie Duke. "La mochila estaba recubierta por fibra de carbono, y contenía todos los sistemas de soporte vital. Si se rompía, estaba muerto".

Duke intentó caer de lado moviéndose, pero aun así golpeó su mochila, también llamada PLSS por las siglas en inglés de "sistema de soporte vital portátil".

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Si rompía su PLSS o se rasgaba su traje, Duke habría sufrido una pérdida de aire respirable. Se habría quedado inconsciente y probablemente muerto antes de que su comandante, Young, presente en la escena, pudiera haberlo arrastrado al módulo lunar, cerrado sus compuertas y presurizado la cabina.

"Mi corazón latía fuerta. Young, mi comandante, vino hacia mí, miró abajo, y me dijo: 'Eso no ha sido muy inteligente, Charlie'. Le dije: 'Ayúdame, John', y me quedé muy callado".

En cuanto se levantó, Duke procuró escuchar los sonidos de su PLSS para comprobar si había algo roto.

"Podía oír la maquinaria funcionando, así que pensé que bueno, estaba bien". "Aprendí una valiosa lección: nunca hagas nada en el espacio que no hayas practicado antes. Y nosotros no habíamos practicado el salto de altura".

Una cámara de televisión grabó el terrorífico momento, aunque parte del equipo científico bloquea la imagen de Duke cayendo.

Caerse en la Luna

Aquella no fue la única caída de Duke en la Luna. También se cayó de bruces cuando intentaba introducir un instrumento llamado penetrómetro en la superficie luna, y volvió a perder el equilibrio después de saltar para recoger un par de pinzas —que había soltado para coger un martillo que se le había caído antes—.

Otros astronautas también se han tambaleado en la Luna. Los humanos no están acostumbrados a la gravedad lunar, lo que hace que los objetos y los cuerpos se comporten de manera anormal.

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Además, a pesar del entrenamiento intenso, los astronautas muchas veces luchaban por conseguir manejar sus pesados y rígidos trajes. Usar un vestido como ese es como trabajar en un globo rígido e inflado en exceso. Agacharse para coger cosas era imposible.

Uno de los trucos que hacían era saltar para agacharse, ya que así conseguían comprimir las partes más hinchadas de sus trajes.

Para próximas misiones a la Luna o Marte, la NASA y otras compañías aeroespaciales están diseñando nuevos trajes espaciales, más ligeros, mejor equilibrados, más flexibles y más adaptados a los movimientos habituales de los humanos.

Con algo de suerte, los ingenieros se asegurarán que los tropiezos más tontos —y potencialmente mortales— estén completamente descartadosen las futuras bases lunares de la NASA o en la ciudad de SpaceX en Marte.

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