El ASUS Vivobook Pro 14 es un portátil muy competente que brilla por su panel OLED y que se configura como el compañero ideal para los creativos

ASUS hace infinidad de cosas, pero donde realmente destaca e innova es en el terreno de los portátiles, como se puede ver en sus números: una cuota del 5,4% a nivel mundial durante el primer trimestre del año, según datos recogidos por Statista. 

Ahora han renovado su lineal de productos portátiles enfocados claramente a los perfiles creativos y con una apuesta que me ha parecido sencillamente genial: panel OLED en todos sus equipos. 

Durante las 3 últimas semanas he tenido entre manos el ASUS Vivobook Pro 14, la evolución de su fantástico portátil que viene con los deberes hechos y un montón de novedades de peso para convertirse en una opción muy a tener en cuenta. 

Se trata de la gama de entrada a la familia que está por debajo del ASUS ZenBook, así como el Studiobook Pro, pero eso no quita que se trate de un producto realmente competente. 

Ahora bien, ¿merece la pena el Vivobook Pro 14? Descúbrelo más adelante. 

Un diseño que destaca por los pequeños detalles, muy cómodo de llevar y liviano para su tamaño.

El Vivobook Pro 14 es un equipo muy elegante y moderno que destaca entre otras muchas cosas por lo que debe brillar un portátil: su peso y lo cómodo que es de transportar de un lado a otro. 

A pesar de que cuenta con una pantalla de 14 pulgadas, está francamente bien aprovechado y no crece mucho en dimensiones. Para que te hagas una idea, tengo un MacBook Pro de 13 pulgadas y prácticamente lo supera en altura por tan solo un dedo. 

Además, pesa tan solo 1,4kg, algo meritorio para su tamaño por lo que la sensación de llevarlo en la mano es realmente agradable. Dónde sí podrían haber puesto más esfuerzo es en el grosor del equipo, aunque viendo la gran cantidad de puertos que tiene, se te olvida rápidamente. 

Pero donde destaca este ASUS es en los pequeños detalles que le dan mucha personalidad. Ese logo en relieve donde se lee ASUS Vivobook que destaca en una carcasa mate negra preciosa le sienta como un guante y detalles como el toque de color en algunas teclas o lo austero —y muy acertado— de su diseño general se agradece mucho. 

Un panel que es una absoluta delicia gracias a la apuesta por la tecnología OLED. 

Sin duda es el principal reclamo de este equipo, ya que la mayoría de ordenadores apuestan desde hace años por paneles IPS o VA y la diferencia se nota al poco de encender la pantalla. 

No me extrañaría en absoluto que la competencia empiece a montar esta tecnología en sus equipos porque la diferencia es muy palpable y navegar por el ordenador es una auténtica gozada. 

En cuanto a los números, se trata de un panel de 14 pulgadas con tecnología OLED con una resolución de 2880 x 1800 píxeles WQXGA+ que me ha dejado completamente enamorado. Además, el panel cubre el 100% de la gama de color DCI-P3, y está calibrado de fábrica para ofrecer colores precisos que son realmente vibrantes y llamativos. 

También llama mucho la atención esa tasa de refresco de 90hz que consigue que todo lo que se ve en pantalla sea mucho más fluido y gracias a Windows 11 —que puedes instalar sin problemas— la experiencia sube todavía más enteros. 

El único punto flojo es que se queda en 400 nits de brillo máximo. Algo perfecto para interiores, pero que no logra dar la talla tanto en exteriores con algún reflejo molesto y poca luminosidad en general. 

Lo que está claro es que es un equipo pensado para trabajar de manera creativa, gracias a la fabulosa y realista representación de los colores, pero que también da la talla en contenidos de alta definición que puedas ver en streaming. 

Rendimiento excelente, pero enfocado al trabajo: si quieres jugar, mejor apuesta por otra opción.

Me ha parecido oportuno destacar este punto y empezar por aquí, ya que el ASUS Vivobook Pro 14 monta una gráfica GeForce RTX 3050 de Nvidia, uno de los últimos modelos de gama media que deja unos resultados excelentes. 

Sin embargo, ha sido incluida para poder utilizar los últimos drivers de la firma en programas de creación como Premiere Pro, 3ds Max, Blackmagic Design o más.

Además, la gráfica está capada para consumir un máximo de 35W frente a los 80W que ofrece un portátil gaming de media, por lo que el resultado en juegos deja bastante que desear para un ordenador con estas prestaciones. 

Ahora, habiendo dejado de lado lo negativo, toca hablar de todo lo positivo, que es mucho y muy bueno. 

Empezando por los números, el equipo monta un procesador AMD Ryzen 9 5900HX con 16 GB de RAM y deja un comportamiento simplemente excepcional. 

En unos 12 segundos arranca desde cero y luego la apertura de aplicaciones, la multitarea y elementos de carácter más exigente como renderizado de vídeos y edición de imágenes es sobresaliente.

El equipo va como un tiro y acierta prácticamente en todo lo que se propone. Eso sí, 2 pegas para terminar: se calienta demasiado en procesos de alto rendimiento, algo que se nota mucho si lo tienes entre las piernas o tocando en la parte superior del teclado y no permite ampliar la memoria RAM hasta los 32 GB. 

Lo bueno, eso sí, es que a pesar de que la temperatura, el equipo se comporta de manera excelente y el ventilador hace acto de presencia en determinados momentos muy puntuales, así que estás ante un equipo generalmente silencioso. 

Un teclado que es una gozada al que le acompaña un trackpad con un recorrido exquisito y un comportamiento genial.

La sensación de estar escribiendo en el ASUS Vivobook Pro 14 es realmente buena. Las teclas tienen un recorrido fantástico, su ligero relieve hace que sea francamente cómodo y gratificante pasar los dedos y gracias a la ausencia del teclado numérico —que se esconde de una manera genial en el trackpad como ya es habitual en sus equipos— hace que el teclado esté centrado respecto a la pantalla, algo que agradezco muchísimo. 

El único problema que tiene es que la retroiluminación de las teclas se queda a medio camino, aunque cumple su propósito. 

En cuanto al trackpad me ha parecido una delicia. Descansa en el centro del equipo, es francamente grande y lo más importante: no falla ante nada. La presión para hacer clic izquierdo, además, puede hacerse desde cualquier parte y deja unos resultados formidables. 

Pero de nuevo, al igual que el teclado, tiene una pequeña pega. ASUS presentó un botón físico que ha incorporado en sus dispositivos de alta gama para ayudar a creativos a ser más eficientes y en aquellos equipos de gama más baja, el dial iba a estar escondido en el ratón, pero tristemente, en este modelo no está presente. 

Conectividad total para lo que necesites.

Si buscas conectividad, con el ASUS Vivobook Pro 14 vas a ir bien servido. 

En el lado izquierdo descansan 2 puertos USB 2.0 y en el lado derecho está la toma de corriente, otro puerto USB extra que sube de categoría a 3.2, HDMI 1.4, USB-C lector de tarjetas MiniSD y puerto minijack para auriculares. 

Además, cuenta con wifi 6, bluetooth y un lector de huellas integrado en el botón de encendido que tiene un comportamiento excelente. 

En el apartado de sonido sube la apuesta con equipo Harman Kardon que ralla a un muy buen nivel y webcam solvente con pestaña para cerrar la cámara. 

Igual puedes echar en falta un puerto ethernet para conectarlo por cable o un lector de tarjetas SD, pero lo cierto es que yo, por lo menos, no lo he necesitado. 

La batería es uno de sus puntos flacos, aunque es suficiente para una jornada de trabajo optimizando recursos. 

Cuenta con una batería de 63 Wh que con el 100% ofrece un tiempo de autonomía de unas 6 horas con todo al máximo. 

Si por el contrario buscas que te dure más, la cifra puede elevarse hasta 9 horas, pero también es cierto que el rendimiento baja y además tienes que trabajar con una iluminación que puede no ser la más correcta. 

De todas formas, el cargador es bastante apañado y no muy grande, por lo que puedes llevarlo contigo siempre que lo necesites y disfrutar de esa autonomía infinita que te da tenerlo conectado a la pared. 

Viene con Windows 10 Pro de serie y sí: puedes instalar Windows 11 sin problemas y es una auténtica pasada. 

Al ASUS Vivobook Pro 14 viene con Windows 10 Pro instalado por defecto, pero lo que de verdad me ha hecho ilusión es que el equipo puede actualizar a Windows 11 sin problemas. 

Si has estado al tanto de las últimas novedades sobre el nuevo sistema operativo de Microsoft, sabrás que no todos los equipos pueden actualizar a Windows 11 por sus elevados requisitos mínimos y por la necesidad de contar con un chip TPM —salvo determinados casos— así que cuando vi la opción entre las opciones de actualización del equipo, no lo dudé. 

Y lo cierto es que la experiencia con el nuevo software es una pasada. 

Salvando pequeños problemas de la actualización, que seguramente serán cosa de Microsoft y que irán mejorando a base de parches, el sistema tiene un comportamiento ejemplar y además, ese estilo más minimalista con opacidad en las ventanas y la nueva configuración que tiene el sistema le sientan como un guante y se engrandecen todavía más gracias al panel OLED. 

El ASUS Vivobook Pro 14 es un equipo muy competente que brilla por su fantástica pantalla y que es el compañero perfecto para los perfiles más creativos que busquen un portátil que de la talla en temas de edición de fotos o vídeo. 

El ASUS Vivobook no es un portátil perfecto, ya que puede quedarse a medias en algunas cosas como la batería, un rendimiento óptimo para juegos, la ausencia del gran reclamo de los nuevos equipos de la marca, el dial, o que no puedas ampliar la memoria RAM, pero por lo demás es un equipo francamente competente que tiene muy claro a qué público ataca. 

Si buscas una pantalla sensacional que estoy convencido de que se convertirá en estándar en el futuro gracias a la representación tan fidedigna de los colores, un rendimiento excepcional en tareas de edición de vídeo o imagen y un portátil muy cómodo y liviano con una fuerte personalidad, no te vas a equivocar. 

El único problema es que, de momento, falta el precio final, pero teniendo en cuenta que el anterior modelo de 14 pulgadas está en unos 800 euros, lo lógico es pensar que rondará esa cifra.