Auge y caída de Domestika: así contribuyó el ludismo del siglo XXI a disfrazar de digitalización una crisis galopante

Domestika

Startup Stock Photos/Pexels

  • Domestika es una plataforma de aprendizaje online que hace unas semanas llevó a cabo un despido colectivo en España que afectó a casi la mitad de su plantilla.
  • Una de las causas, según publicó la prensa, fue la sustitución de trabajadores por ChatGPT, pero la historia de la actual crisis de la compañía va mucho más lejos.

En los últimos meses, un fantasma recorre las oficinas y centros de trabajo de todo el mundo: "¿Me va a sustituir una máquina?", se preguntan millones de trabajadores. 

El despliegue de herramientas de inteligencia artificial generativa como ChatGPT ha puesto en guardia a muchas personas que temen perder sus empleos al ser reemplazados por estos sistemas de producción de contenido.

Un informe reciente de Goldman Sachs señala que esta tecnología podría alterar significativamente el mercado laboral. En concreto, puede afectar a unos 300 millones de empleos a tiempo completo, es decir, al 18% del mercado de trabajo. 

Esto ha provocado una vorágine de incertidumbre y miedo por parte de miles de trabajadores azuzada por el torrente de noticias que se publican cada día sobre el tema.

En este ambiente, una startup ha ganado protagonismo en las últimas semanas en los medios españoles. Su nombre es Domestika, y se trata de una plataforma de educación online gestada en nuestro país, pero con sede en Delaware (Estados Unidos) que en enero de 2022 se convirtió en unicornio al lograr una valoración de 1.300 millones de euros.

 

Según las primeras informaciones, la empresa, que fue en su tiempo un ejemplo más del pujante ecosistema emprendedor nacional, había iniciado un proceso de despido colectivo que afectaba a 89 personas en España, casi la mitad de la plantilla en el país. 

Pero la cuestión era todavía más grave: según empezaron a recoger multitud de medios, los despedidos iban a ser sustituidos por el mismísimo ChatGPT. De hecho, el asunto escaló tan rápido que a los pocos días el caso Domestika hasta se coló en el Congreso de los Diputados a través de un diputado de Unidas Podemos.

ChatGPT afecta a menos del 10% de la plantilla

Sin embargo, como apuntan varios trabajadores de la startup en conversación con Business Insider España, la realidad es otra. 

"Sí que van a implementar la IA, pero no va a sustituir nuestro trabajo ni nos va a reemplazar, porque actualmente esta tecnología no puede hacer lo que nosotros hacemos", apunta uno de estos empleados. "Lo que ha pasado es un problema de mala gestión y previsión", añade.

De las 89 personas afectadas por el ERE, 22 pertenecen al equipo de traducción, donde sí es verdad que se van a utilizar herramientas como ChatGPT para las tareas que hasta ahora hacían estos empleados. Con todo, incluso estas labores serán supervisadas siempre por 2 editores.

Esto supone menos del 10% de los afectados por el despido colectivo. Una de las primeras personas en señalar que esto no se debía a una estrategia de digitalización fue la redactora y traductora Nieves Gamonal en este hilo de Twitter.

El Periódico de España se ha hecho eco también recientemente de esta tesis en un reportaje que recoge las explicaciones del CEO de Domestika, Julio Cotorruelo. Este asegura que "la empresa nunca ha hecho ninguna declaración que vincule el ERE con la inteligencia artificial. Realmente desconocemos de dónde ha salido eso", señala el directivo.

Business Insider España se ha puesto en contacto con Cotorruelo a través de LinkedIn, pero no ha recibido respuesta antes de la publicación de esta información.

ChatGPT y Domestika: una bola de nieve

Todo empezó con un artículo en La Vanguardia que dio la exclusiva del despido masivo, y la posterior busca de la viralidad del resto de medios hizo que el caso Domestika se convirtiera en una gran bola de nieve.

Ahora, los términos Domestika y ChatGPT parecen ir de la mano hasta el infinito, e incluso tras las múltiples noticias sobre este tema, una ola de personas descontentas con que se sustituya a trabajadores por algoritmos autónomos aseguran que dejarán de comprar cursos de la startup debido a su apuesta por la IA en vez de personas.

"La Vanguardia publicó la información correcta, pero el resto de la prensa… Ni es la postura de la empresa ni lo que nosotros comunicamos. La empresa habla constantemente de eficiencia", asegura un trabajador a Business Insider España.

La compañía en ningún momento ha desmentido las informaciones referidas a su interés por la IA hasta la respuesta de su CEO al El Periódico de España

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En Brasil, donde Domestika aterrizó en 2020, la empresa ha despedido a principios de este año a los 26 empleados que formaban en ese momento la plantilla. Y en esos despidos la palabra inteligencia artificial no ha aparecido en ningún momento, según comparten 2 trabajadores de la empresa en el país carioca con Business Insider España.

Estos trabajadores, de hecho, siguen inmersos en un proceso de despido colectivo y mantienen abierto un litigio con la empresa por presuntas irregularidades en la contratación de muchos empleados entre 2020 y 2022, cuentan fuentes de la compañía a Business Insider España.

La crisis que atraviesa Domestika y los despidos masivos tiene raíces más profundas que la inteligencia artificial, y todo empezó nada más convertirse en unicornio.

De unicornio a despidos masivos en solo 2 meses

En enero de 2022, Domestika anunció una ronda de 110 millones de dólares (más de 96,7 millones de euros en ese momento), y entró en el selecto grupo de unicornios españoles. En la nota de prensa que compartió entonces la compañía aseguraba que cada mes publicaba 110 nuevos cursos y contaba con estudios en 12 países de Europa y América.

Solo en 2021, Domestika lanzó estudios en Francia, Italia y Alemania, que se sumaron a los que ya disponía en España, Latinoamérica, Estados Unidos y Reino Unido. "Esta última ronda de financiación ayudará a mantener este impulso y seguir ampliando y alimentando la comunidad creativa en el mundo", recogía el comunicado.

A los 2 meses, como publicó El Periódico de España, despidieron a 150 personas en todo el mundo, de los cuales 70 estaban en España. Los trabajadores demandaron a la compañía por llevar a cabo un ERE encubierto.

"A partir de allí todo cambió. Toda la confianza se fue al traste", comenta a Business Insider España un trabajador. "Hicieron una reunión con todo el mundo y dijeron que habían hablado con el board y los inversores y que estaba todo ok. Lo que pasa es que luego no estaba todo ok".

"El año pasado fue un año muy raro", apunta un trabajador de Domestika en Brasil. "En las dos rondas de despidos que han hecho aquí no dieron muchas explicaciones".

"Todo ha sido un sufrimiento", añade un trabajador de España.

Domestika empezó a cerrar oficinas en todo el mundo, según el testimonio de varios empleados. Estos trabajadores aseguran que el goteo de despidos, más allá de los ERE, ha sido continúo a lo largo de 2022. La empresa se escudaba en la guerra de Ucrania y la situación macroeconómica, cuentan.

Víctima del pinchazo de la burbuja tecnológica

En general, durante 2022 y lo que llevamos de 2023, el capital riesgo —fundamental hasta la fecha en la estrategia de muchas empresas para escalar y expandirse internacionalmente— ha experimentado un intenso frenazo. La vertiginosa subida de tipos de interés de los bancos centrales ha puesto fin a una era de dinero fácil y barato que regó con miles de millones de euros los ambiciosos sueños de muchos CEO por lanzarse a conquistar nuevos mercados.

Domestika ha sido otra víctima más del pinchazo de la burbuja tecnológica. Los trabajadores reprochan a la empresa su gestión de la situación, la falta de comunicación y transparencia, además de los múltiples errores de previsión y estrategia.

"Durante la pandemia todo era una fiesta", comenta un trabajador. Según comparte, Domestika estaba duplicando objetivos en ese momento. "El problema fue que cuando estábamos ya volviendo a la normalidad, los objetivos y las métricas seguían siendo prácticamente los mismos", añade.

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"Solo en 2021 llegaron más de 500 personas nuevas a la empresa", apunta otro trabajador. "Había una media de contratación diaria de 2,3 personas".

En la pandemia, debido a los confinamientos masivos en todo el mundo, muchas personas encontraron en los cursos de Domestika —la mayoría a un precio de apenas 10 euros en España— una manera de entretenerse y formarse en infinidad de temáticas de toda índole con la creatividad por bandera; desde el diseño a la moda, pasando por la ilustración en 3D o la fotografía.

Sin embargo, los despidos y los recortes generalizados protagonizaron el 2022 a medida que la demanda de cursos iba disminuyendo.

Una empresa creativa sin creatividad

Ahora, según los propios empleados a un lado y otro del Atlántico, la sospecha es que la compañía busca una venta a un competidor más grande, aunque el propio CEO ha negado a El Periódico de España que haya habido ninguna conversación por ser adquirida.

La cuestión de ChatGPT y Domestika se debe más un ahorro de costes que de un proceso de digitalización, a pesar de los apresurados posts en LinkedIn que hablan de la inminente ola de empresas que van a empezar a sustituir trabajadores por máquinas y utilizaban a Domestika como ejemplo.

Ante la falta de financiación y la busca de la rentabilidad actual exigida por los inversores, los despidos masivos están siendo la tónica general en el sector tecnológico.

"El caso de Domestika es especialmente triste, irónico y patético", opina un trabajador. 

"Domestika siempre se ha posicionado como una herramienta para profesionales del sector creativo, y resulta que en el momento más importante para definir hacia dónde vamos ha dicho: 'Toda esta gente me sobra y me sale muy cara; prefiero tener unos artículos de corta y pega", añade esta misma fuente.

Todos los trabajadores coinciden en que el uso de ChatGPT tendrá un impacto negativo en la calidad de los proyectos que a partir de ahora va a desarrollar Domestika. "Era una empresa que iba de progresista, pero esto es el capitalismo puro y duro", concluye un empleado.

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