El 'boom' de las SPAC está amenazando el famoso ciclo de fracasos de las startups de Silicon Valley

Helicóptero guardacostas

Mary Altaffer/AP

  • Las SPAC (sociedades de propósito especial para una adquisición) son el mecanismo de salida al mercado de moda y más de 400 empresas están usando este instrumento.
  • Conocidas también como empresas de cheque en blanco, su auge permite a startups de baja calidad debutar en el parqué.
  • Antes de la popularización de las SPAC, por lo general estas startups o captaban dinero de fondos buitre o, simplemente, morían.
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En 2019, WeWork pasó de poner en marcha una salida en bolsa a casi caer en bancarrota en apenas seis semanas. Un año y medio después, esta misma compañía está a punto de volver a cotizar, esta vez a través de una fusión con una compañía de propósito especial para una adquisición (SPAC, por sus siglas en inglés) con el exjugador de baloncesto Shaquille O'Neal como consejero.

Para WeWork y sus financiadores, salir a bolsa es una redención. Para los críticos, es la última muestra de que el mercado de las SPAC se ha sobrecalentado.

Pero, más allá de eso, una pregunta fundamental, que quizás no se está haciendo mucha gente, es qué supone el boom de las SPAC para el sistema de startups de Silicon Valley, donde el fracaso está considerado como un componente vital. Al ofrecer una ruta alternativa levantando capital de los mercados, las SPAC dan una oportunidad a propuestas innovadoras para que su negocio crezca, pero también pueden servir como una forma de prolongar artificialmente la vida de startups con problemas.

Varias SPAC se acercaron a WeWork durante el mes de diciembre, según dijo su consejero delegado, Sandeep Mathrani, a la CNBC. "Algunas veces no eliges el camino; el camino te elige a ti", aseguró.

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El interés por WeWork refleja la necesidad de adquirir una compañía de las 435 SPAC que actualmente están buscando objetivos mientras su reloj, que cuenta cuándo deberían devolver el dinero a sus inversores, va corriendo.

Académicos y reguladores, entre otros, están mostrando su preocupación por la posibilidad de que quienes apoyan una SPAC puedan sacrificar la calidad por la oportunidad de obtener un trato en un entorno de gran competitividad. De hecho, la SEC estadounidense ya está investigando a tres compañías que salieron a cotizar a través de una SPAC: la aseguradora de salud Colver Health, la compañía de camiones eléctricos Lordstown Motors y la empresa de coches eléctricos Nikola.

De hecho, en Twitter se han podido leer bromas sobre que incluso Theranos, la fraudulenta startups de análisis de sangre, habría salido a cotizar con una SPAC si hubiera sido fundada unos años más tarde.

Las lecciones del fracaso

Silicon Valley está lleno de ejemplos de emprendedores que aprendieron de sus fracasos lecciones cruciales que finalmente acabaron desembocando en productos que cambiaron la historia. Jeff Hawkins, uno de los creadores del Palm Pilot, comenzó trabajando en el dispositivo móvil cuando su compañía anterior, Grid Computing, no consiguió acelerar. Twitter y Slack nacieron después del fracaso de otras startups en las que habían estado sus fundadores.

En el escenario actual de dinero fácil y SPAC, el riesgo es que esos aprendizajes no se produzcan de la misma manera.

La consolidación de la fiebre por las SPAC y el flujo incesante de dinero de fondos privados en los mercados están manteniéndose por el bajo nivel de los tipos de interés, según Andy More, consejero delegado del banco de inversión B. Riley Securities, que apoya varias SPAC.

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"Diría que las SPAC —y su reciente crecimiento— son simplemente uno de los instrumentos a través de los cuales las políticas de intereses cero de la Reserva Federal se están manifestando", opina. "Con o sin ellas, en un mundo en el que el capital no tiene coste, las startups se mantendrán más tiempo del que deberían", añade.

En el negocio del capital riesgo que rodea a Silicon Valley, el fracaso es parte del modelo. Los fondos que observan el ecosistema para buscar startups que financiar esperan que alguna de sus elecciones falle porque asumen que los éxitos permitirán más que soportar las dudosas aventuras. 

Masayoshi Son, consejero delegado de SofBank, dijo el año pasado que 15 de las 100 compañías en las que invierte en su Vision Fund podrían no lograr salir adelante. Teniendo en cuenta ese criterio, al porfolio de Vision Fund no le ha ido mal: solo dos compañías han caído en bancarrota, mientras que las demás están cotizadas o a punto de hacerlo a través de una SPAC.

Competencia para los fondos buitre

Algunas SPAC están compitiendo con los inversores acostumbrados a buscar compañías en problemas que necesitan un salvavidas al que agarrarse, algo que es muy ilustrativo sobre cómo estas compañías que están acercándose a la bolsa de esta manera son muy diferentes a las que hacen una salida a bolsa tradicional.

Adam Cohen, que dirige el fondo Caspian Capital, explicó este mes a Business Insider que esta fiebre por las SPAC acabará "en lágrimas". Su firma estaba evaluando al menos una decena de empresas en problemas que acabaron saliendo a bolsa a través de una SPAC en los últimos seis meses, lo que les permitió refinanciar sus deudas.

"Estamos extremadamente desconcertados, enfadados y celosos por ello", asegura.

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Por su parte, George Schultze es el responsable de Schultze Asset Management, un fondo de cobertura de 200 millones de dólares (unos 170 millones de euros) que también busca oportunidades en empresas con dificultades. Lanzó una SPAC a finales de 2018 y compró Clever Leaves, una compañía de cannabis que salió en diciembre a bolsa valorada en 250 millones de dólares.

Según explicó a Business Insider, para él las SPAC son una extensión de la estrategia de inversión que ya utilizaba.

"Hay mucho solapamiento entre ambas. Hay un montón de compañías que miramos día a día que podrían usar las SPAC como solución", añadió.

Muchos billetes de lotería, apenas grandes ganadores

Una fábrica de unicornios de peluche en China.

Los académicos aún le están buscando el sentido al boom de las SPAC. Hay algunas pistas que apuntan a que estarían dando gasolina para crecer a muchas startups, al mismo tiempo que la evidencia muestra que las malas compañías seguirán siéndolo incluso consiguiendo atraer a una SPAC.

Un documento de trabajo de un profesor de la Universidad de Illinois (EEUU) y dos profesores de Harvard descubrió que, comparadas con las empresas que entre 2003 y 2020 habían salido a bolsa a través de una OPV (oferta pública de venta de acciones), aquellas que habían optado por una SPAC eran "más arriesgadas, pero habían conseguido una tasa de crecimiento mayor o similar".

Por lo general, las SPAC analizadas eran más pequeñas y tenían menores ingresos cuando son cotizadas. Varios años después, tenían un ritmo de crecimiento similar o incluso mayor que aquellas que habían optado por la vía tradicional.

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No obstante, también se ha revelado que aquellas startups que eran un fracaso seguían siéndolo aun habiendo llegado a estar cotizadas a través de una SPAC. Los acuerdos sellados al final del ciclo de una SPAC tienden a dar peores rendimientos que los del capital riesgo, según otro documento de trabajo de profesores de las universidades de Carolina del Sur y Florida.

Cuando un negocio acaba fracasando después de haberse fusionado con una SPAC, la fórmula del fracaso de Silicon Valley sigue produciéndose, pero con algo más de retraso. Y las pérdidas las soportan los inversores, en lugar de los fondos de capital riesgo.

Josef Schuster, cuya firma creó el índice IPOX SPAC, asegura que las investigaciones sobre el rendimiento de las compañías que salen a bolsa a través de una OPV muestran que las que menor rendimiento ofrecen son las compañías de tamaño pequeño, exactamente esas que están saliendo al mercado a través de SPAC.

"Pese a que hay más billetes de lotería, grandes ganadores sólo habrá unos pocos", asegura.

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