Aumenta la preocupación por una segunda oleada de coronavirus según se acerca el desconfinamiento

Médicos buscan a un infectado de coronavirus
  • A medida que los países comienzan a pensar en la desescalada del confinamiento, los expertos sanitarios alertan del riesgo de nuevos brotes de coronavirus.
  • Es lo conocido como segunda oleada, concepto que hace mención al repunte de una enfermedad pandémica cuando esta se creía controlada.
  • Hasta contar con una vacuna, frenar nuevas oleadas de la enfermedad conllevará seguir manteniendo medidas de distanciamiento y controles de rastreo y aislamiento de casos.
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Combatiendo aún la pandemia generada por el COVID-19 el miedo a que el mundo sea testigo de nuevas oleadas de la enfermedad no deja de crecer.

Frenar el avance del coronavirus pasa por desarrollar una vacuna al respecto. 

Hasta contar con ella lo único eficaz es reducir el número de contagios. Y esto solo puede hacerse con medidas de bloqueo o con sistemas eficaces de rastreo y aislamiento de nuevos posibles casos.

A medida que los países comienzan a preparar restricciones menos severas —con el objetivo de reactivar la economía— muchas voces alertan de que hacerlo de manera temprana podría llevar a repuntes de la enfermedad.

La temida segunda oleada de coronavirus, o dicho de otro modo, que la pandemia vuelva a golpear una vez se creía extinguida.

¿Por qué pueden darse nuevos repuntes del virus? ¿Qué hace frenar una oleada?  A continuación se explica con más detalle por qué existe el riesgo de una segunda oleada durante una pandemia y cómo se podría detenerse.

 

Qué es una segunda oleada

Gente paseando con mascarilla por Tokio durante la pandemia del coronavirus

Una segunda oleada de una enfermedad pandémica — aquellas con el potencial suficiente de infectar a una buena parte de una población— se da tras superar un primer pico de la infección. Es decir, el brote parecía controlado y de repente vuelve a resurgir.

Las segundas olas no deben desestimarse, pueden ser diferentes e incluso conllevar  picos secundarios más elevados que en la aparición del brote.

Es el caso de lo sucedido con la gripe española, que a principios del siglo XX se estima que acabó con la vida de entre 50 y 100 millones de personas en todo el mundo. Esta enfermedad se dio en tres oleadas, siendo la segunda de ellas la más letal, causando en torno al 75% de los fallecimientos.

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Como remarca la Organización Mundial de la Salud  (OMS) las olas pandémicas pueden estar separadas incluso por meses.

Por lo que una sensación "inmediata de tranquilidad" tras el control de un brote en un lugar puede ser prematura y darse nuevos repuntes.

Qué hace que una oleada retroceda

Médicos celebran la salida de un paciente de coronavirus de la UCI

Si se trata de un virus estacional, este se "apagará" llegado cierto periodo del año y volverá a activarse meses después.

Es lo que sucede con el virus de la influenza. Si bien durante los meses cálidos su capacidad de infección parece menor, esta vuelve a potenciarse con la llegada del frío.

Por otro lado un elevado número de individuos inmunes a la enfermedad en una comunidad conlleva a una menor probabilidad de infecciones y con ello a una disminución del brote. Es la llamada inmunidad del rebaño.

En lo relativo al nuevo coronavirus, las medidas de bloqueo asumidas por la mayoría de países afectados han favorecido la disminución de los contagios lo que puede favorecer el final de un primer brote.

Qué puede provocar una segunda oleada de coronavirus

Una enfermera revisa el estado de un paciente de coronavirus

Si un virus muta puede ocasionar nuevos picos en una pandemia, ya que el sistema inmunitario de las personas se ve nuevamente expuesto a un patógeno al que no se ha enfrentado. Aunque parece que este no es el caso, al menos por ahora, del nuevo coronavirus.

Otra causa que podría llevar a otra oleada tiene que ver con los cambios estacionales. Como ya se ha dicho, los meses fríos pueden potenciar de nuevo la acción de un virus tras un proceso de inactividad.

Según un estudio de investigadores de Harvard, la amenaza de nuevos repuntes del coronavirus podría permanecer hasta 2024, con "brotes invernales recurrentes".

En opinión del director del Centro para el Control de Enfermedades (CDC), Robert Redfield, incluso cabe el riesgo de un azote más severo del coronavirus el próximo invierno.

"Una ola invernal 2020-21 podría ser peor de lo que hemos experimentado esta primavera", aseguró Redfield a la CNN.

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Existen además otras vías que podrían llevar a nuevas oleadas de coronavirus, ligadas al fin de los bloqueos en los países. 

A medida que la población retome la actividad normal —saliendo a la calle, acudiendo a su puesto de trabajo, reabriendo las escuelas— se eleva el riesgo de volver a potenciar los contagios. Esto se debe a que pueden haber ciudadanos que no saben que están enfermos y que con el fin del confinamiento propaguen de nuevo la enfermedad.

Igualmente puede ocasionarse una segunda ola en un país a través de turistas internacionales si no existen medidas para controlar casos importados del extranjero.

El ejemplo más claro de ello se encuentran en Hong Kong o Singapur, que han visto dispararse sus casos tras permitir la llegada de locales que se encontraban en el extranjero.

¿Es posible evitar una segunda oleada de coronavirus?

Científicos preparan test diagnósticos de coronavirus en un laboratorio.

El fin de la pandemia de COVID-19 reside en el desarrollo de una vacuna. Si bien actualmente existen más de 70 en proceso, contar con ella podría llevar unos 18 meses.

Sin vacuna en el horizonte, otra medida que podría acabar con la pandemia sería la llamada inmunidad del rebaño, esto se da cuando una proporción tan elevada de la población es inmune que por sí misma sirve como herramienta para frenar los contagios.

Los expertos colocan este porcentaje en torno al 70%, una cifra que podría estar lejos de alcanzar si se tiene en cuenta que las estimaciones en Francia colocan en menos del 6%  la población que es hoy en día inmune en el país.

Sin estas dos alternativas, evitar una segunda oleada de coronavirus depende tanto de las medidas de bloqueo para minimizar contagios como de la capacidad de los países en rastrear  y aislar posibles casos.

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“Para disminuir el riesgo de una segunda ola en lugares donde la primera ola está controlada por un fuerte distanciamiento social, los gobiernos deberían considerar la realización de pruebas masivas, la monitorización de los contactos, cuarentenas para aquellos infectados hasta que haya una vacuna disponible, producida en masa y distribuida ampliamente" asegura el doctor Christopher Murray, director del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington (IHME) en una reciente investigación centrada en el brote en Europa.

En este sentido, la propia OMS publicó recientemente una serie de requisitos que deberían cumplir previamente los países que quieran iniciar los procesos de cese de confinamiento. 

Entre estas medidas se incluye tener la transmisión de la enfermedad bajo control, contar con sistemas de salud capaces de "detectar, probar, aislar y tratar cada caso y rastrear cada contacto" así como poder gestionar el riesgo de importar nuevos casos.

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