Autónomo: ¿Realmente compensa aumentar la cotización para jubilarte?

Diego Lorenzana
Tipos de autónomos
  • La inmensa mayoría de los autónomos cotiza por la base mínima, lo que hace que sus pensiones sean bastante reducidas.
  • Ante esta difícil situación, muchos autónomos se plantean aumentar su base de cotización.
  • Pero, ¿y si destinásemos ese dinero a inversión? ¿Cuál sería el resultado?

A diferencia de los trabajadores por cuenta ajena, cuya base de cotización se calcula de acuerdo a su salario, los trabajadores autónomos pueden elegir libremente su base de cotización, entre un mínimo y un máximo que va cambiando casi todos los años. En 2019 oscila entre 944,40 y 4.070,10 euros al mes.

Esta base, a su vez, se utiliza para calcular la cuota de autónomos que abonan los miembros de este colectivo mes tras mes. Por eso, la inmensa mayoría de ellos, en torno al 85%, eligen la base mínima.

Esta situación, y dado que la base de cotización determina posteriormente la pensión de jubilación, provoca que muchos trabajadores autónomos acaben obteniendo una pensión muy baja, un 40% por debajo de los trabajadores asalariados.

Por suerte, la solución a este problema es sencilla, al menos a priori:aumentar la base de cotización.

Evidentemente, esto implica aumentar la cuota de autónomos y, por tanto, reducir nuestros ingresos netos. Ante esta situación, os planteamos la siguiente disyuntiva: ¿es mejor aumentar la base de cotización o ahorrarlos e incluso invertirlos de cara a nuestra jubilación?

Vamos a ver qué dicen los números.

Cómo influye el aumento de la base de cotización a nuestra pensión

Lo primero que debemos saber es cómo influye un aumento de la base de cotización a nuestra pensión. Imaginemos, por ejemplo, que cotizamos por la base mínima en 2019 (944,40 euros) y que decidimos aumentar la base hasta los 1.500 euros al mes.

Esto significa aumentar la cuota de autónomos desde 283,32 euros hasta 450 euros, suponiendo que aplicamos un tipo de cotización del 30%, el vigente para contingencias comunes y cese de actividad. Es decir, 166,68 euros más al mes.

¿Cuál sería el impacto sobre nuestra pensión?

Vamos a suponer, además, que este trabajador ha aumentado su base de cotización durante el periodo que cuenta para el cómputo de la pensión (o dicho de otro modo, para el cálculo de la base reguladora), que en 2019 es de 22 años (o 264 meses). Los resultados son los siguientes:

Bases de cotización mensuales

Total Bases de cotización

Base reguladora

944,40 €

249.321,60 €

809,48 €

1500 €

396.000,00 €

1.285,71 €

Al final, el resultado de la base reguladora no es más que el prorrateo de las bases de cotización en 14 pagas, que es como la persona que se va a jubilar va a recibir su pensión. Es decir, aumentando nuestra cuota de autónomos 166,68 euros al mes, logramos un aumento de la pensión de 476,23 euros brutos más al mes.

Parece interesante, ¿no?

Cuánto capital podemos conseguir invirtiéndolo

Pero demos la vuelta a la tortilla. Supongamos que invertimos esos 167 euros en lugar de destinarlos a un aumento de la base de cotización en el mismo plazo que en el ejemplo anterior, es decir, 22 años. ¿Cuánto dinero podríamos obtener?

La respuesta depende de muchos factores, pero fundamentalmente del riesgo que queramos asumir. No es lo mismo invertir en un producto de renta fija que, aunque seguro, ofrece una rentabilidad más bien baja, que en un producto de renta variable con el que tradicionalmente se vienen obteniendo rentabilidades más que aceptables a largo plazo.

Si optamos por esta última opción,  y suponiendo una rentabilidad del 6,6% anual, podremos obtener un capital al cabo de esos 22 años de unos 120.000 euros. Suponiendo que decidimos optar por una renta a 20 años, obtendremos un total de 6.000 euros al año, o lo que es lo mismo, 500 euros más al mes.

Los impuestos sí importan

En los ejemplos anteriores, las cantidades no son homogéneas, de modo que no son directamente comparables. La razón es su fiscalidad. Así, mientras en el primer caso tendremos que tributar por la totalidad de la pensión pública, en el segundo caso tan solo tendremos que hacerlo por la plusvalía obtenida.

Además, los tipos impositivos del IRPF cambian: la pensión tributa como rendimiento del trabajo, con unos tipos comprendidos entre el 19 y el 45%, mientras que en el caso de la inversión, dependerá del instrumento, pero los tramos están comprendidos entre el 19 y el 23%.

Eso sí, estos supuestos no aplican en el caso de los planes de pensiones, que tributan del mismo modo que lo hace la pensión pública, a rendimientos del trabajo por la totalidad de los derechos consolidados. Eso sí, las aportaciones también son deducibles,igual que las cotizaciones a la Seguridad Social.

Qué es mejor: ¿cotizar más o invertir?

Entonces, ¿qué es mejor? ¿cotizar más o invertir? La respuesta, como casi todo es: depende. Supuestamente, la Seguridad Social ofrece mayor seguridad, aunque bien es cierto que el sistema de pensiones está en continua reforma (y, desde luego, no en favor de los futuros pensionistas) y no sabemos qué ocurrirá en los próximos 20, 30 o 40 años. En teoría, tanto aportas, tanto vas a ganar.

En el caso de la inversión, existen muchos más riesgos. El comportamiento de los mercados es impredecible, y más a largo plazo. La rentabilidad que hemos supuesto es una aproximación, pero todo depende de la evolución de la bolsa y el mundo en los próximos 20-25 años, algo que ni el mayor experto en bolsa puede saber.

En todo caso, conviene tener en cuenta que no todos los instrumentos de inversión son iguales. Los planes de pensiones han demostrado ser menos eficaces, más caros y peores desde el punto de vista fiscal para lograr mayor patrimonio de cara a la jubilación.

Los fondos de inversión, por su parte, sí que han conseguido rentabilidades más atractivas, entre otras cosas por su mayor oferta de productos que encajan con más perfiles.

La decisión depende de cada autónomo y de cada circunstancia particular.

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