"No hemos salido de la burbuja": Los inversores de élite de Wall Street alertan en privado de que el mercado bursátil se encamina hacia una segunda ola de sufrimiento

Wall Street Boomerang burbuja

Getty Images; Alyssa Powell/Business Insider

  • Según la élite del mundo de la inversión, Wall Street se dejó llevar por una falsa sensación de seguridad, y esta complacencia hará que el inminente retroceso del mercado bursátil sea aún más doloroso. 
  • Las condiciones económicas que provocaron el cambio de paradigma inicial del mercado —la subida de los tipos de interés y la inflación— no van a desaparecer a corto plazo. 
  • Cada vez que Wall Street lo ha olvidado en el último año, ha sido castigada

El mercado bursátil ha comenzado el año en un estado de euforia, olvidándose de las preocupaciones que dominaron el espíritu de los inversores durante los anteriores 12 meses: inflación, guerra encarnizada, guerra fría, tipos de interés por las nubes, recesión.

Las buenas noticias son innegables. Lo entiendo. Un invierno más suave en Europa ha mantenido bajos los precios de la energía. China se está recuperando del estancamiento económico que supuso la política de "covid cero". Y la economía estadounidense está asombrando a todo el mundo con su resistencia.

"La economía está en plena ebullición", afirma por correo electrónico un prestigioso gestor de hedge funds, citando los 517.000 puestos de trabajo creados en Estados Unidos en enero. "Ese no es el aspecto de una recesión".

Esta euforia ha adormecido a Wall Street con una falsa sensación de seguridad, según la élite del mundo inversor con la que he hablado en las últimas semanas. En privado, estos maestros del mercado advierten de que esta complacencia hará más cruel la caída que se avecina.

"La sorpresa es que la inflación está a punto de reacelerarse, y la Reserva Federal tendrá que responder haciendo mucho más", afirma el gestor de hedge funds, que ha hablado bajo condición de anonimato para poder pronunciarse libremente acerca de su postura. "En ese momento, puede que acabemos sufriendo un aterrizaje forzoso".

El rápido crecimiento económico de Estados Unidos complica la tarea de acabar con la inflación. Significa que la Reserva Federal tiene que seguir subiendo los tipos de interés, lo que genera volatilidad e incertidumbre en los mercados. Significa que aún se está escribiendo la historia de la estabilización de la economía mundial. Y significa que la recesión sigue siendo uno de los muchos escenarios sobre la mesa. El mercado bursátil sigue en medio del bosque, y hay osos en él.

Qué hacemos ante mercados bajistas

Es fácil olvidarse de que existe un mercado bajista cuando las cosas pintan bien. Incluso con una cierta debilidad en los últimos tiempos, el S&P 500 ha subido casi un 5% en lo que va de año, y el Nasdaq algo menos del 11% en lo que va de año. La economía estadounidense sigue sorprendiendo con un fuerte gasto de los consumidores y un gran crecimiento del empleo. Es como si todos los chicos y chicas buenos de Wall Street hubieran pedido un repunte por Navidad y lo hubieran conseguido.

Aunque la buena marcha de la economía es buena para el estadounidense medio, pero es un arma de doble filo para Wall Street. Durante meses, analistas e inversores han debatido si la batalla contra la inflación provocará un aterrizaje duro o suave para la economía. En un aterrizaje brusco, las subidas de tipos de interés de la Reserva Federal ralentizan tanto la economía que el país entra en recesión y el desempleo se dispara. En un aterrizaje suave, la Reserva Federal es capaz de reducir la inflación hasta su objetivo del 2% sin causar mucho daño a la economía. El economista jefe de Apollo Global Management, Torsten Slok, ha empezado a decir a sus clientes que la fortaleza de la economía y la todavía elevada inflación implican que Estados Unidos podría dirigirse hacia una tercera opción: un escenario de no aterrizaje.

En un escenario de no aterrizaje, perseguimos a la inflación, y es como un cerdo grasiento. La solidez de la economía y la fortaleza del consumo impiden que la oferta y la demanda se ajusten plenamente, lo que aumenta el riesgo de brotes inflacionistas y mantiene el índice de precios al consumo por encima del objetivo del 2% durante un periodo prolongado. En consecuencia, la Reserva Federal tendrá que seguir subiendo los tipos de interés, lo que dificultará la liquidez para las empresas y los inversores. También se encarece la deuda. Todo ello reduce los beneficios y los márgenes, perjudicando a las empresas.

Tal y como están las cosas, Estados Unidos sigue lejos de cualquier tipo de aterrizaje: el índice de precios al consumo —el indicador de inflación más utilizado— ha bajado desde su máximo del 9,1% en junio, pero en enero se situaba en el 6,4%, muy por encima del objetivo de la Reserva Federal y apenas un poco por debajo del 6,5% de diciembre. La Fed debe considerar la posibilidad de que el rango del 6% sea un terreno pantanoso para la inflación y, para bajar los precios, podría verse obligada a subir los tipos más de lo que esperan los analistas.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha dejado claro que se toma en serio este escenario de no aterrizaje, recordando a Wall Street que puede subir más los tipos y que lo hará si los precios siguen altos. En un discurso pronunciado el 7 de febrero, dijo que veía por delante un camino "lleno de baches" para la inflación si el mercado laboral se mantenía sólido. Raphael Bostic, presidente del Banco de la Reserva Federal de Atlanta, advirtió en otra entrevista que la Reserva Federal podría tener que subir los tipos más de lo previsto para vencer de lleno a la inflación.

Pero, ¿crees que Wall Street escuchó esas palabras de cautela? Ni de coña: es hora de subidas en bolsa.

La dureza de la bolsa empujará a algunas empresas a disimular sus malos resultados recurriendo al fraude.

"Hasta que Cathie Wood no deje de vender fantasías con una prensa que la adora, no habremos salido de la burbuja", explica el jefe de inversiones de una gran family office. Además, añade que el sólido retorno al mercado de los inversores minoristas no profesionales indica un repunte insostenible. "Todo el mundo cree que la Reserva Federal bajará los tipos a finales de año, pero el propio mercado se está asegurando de que eso no ocurra", afirma el jefe de inversiones. El objetivo de la Fed es absorber el efectivo que flota en la economía y que la está poniendo al rojo vivo. Y nada dice "aún demasiado caliente" más que los estadounidenses volviendo a activar sus cuentas en Robinhood para comprar acciones meme otra vez.

Y el hecho de que el mercado vuelva a subir no significa que la gravedad económica no pueda tirar de él hacia abajo. Charles Lemonides, fundador del hedge fund ValueWorks, me recordaba recientemente que los mercados bajistas se caracterizan por largos y molestos movimientos a la baja de los precios de las acciones, seguidos de fuertes repuntes. Desde que el mercado se desplomó en marzo, hemos asistido a dos repuntes de este tipo, uno en agosto y otro en noviembre, pero ninguno de ellos duró. Y, por supuesto, puede que éste sea diferente. Pero Lemonides, cuyo fondo obtuvo una rentabilidad del 39,3% el año pasado, según los documentos consultados por Business Insider, mantiene la mirada fija en lo que está ocurriendo bajo el capó.

"La inflación en los niveles actuales sigue siendo inaceptablemente alta", escribió en una carta a los inversores el mes pasado. "Así que espero que la política monetaria restrictiva siga drenando liquidez durante algo más que otro par de meses. Que eso culmine en una contracción económica o simplemente en un crecimiento más lento es, en mi opinión, una cuestión muy abierta que no lleva en sí misma a conclusiones de inversión. En cualquier caso, yo esperaría que una política más restrictiva pesara sobre los precios de la renta variable durante al menos la primera mitad de 2023".

Las condiciones económicas que provocaron el cambio de paradigma inicial del mercado —la subida de los tipos de interés y la inflación— no van a desaparecer a corto plazo. Cada vez que Wall Street lo ha olvidado en el último año, ha sido castigada. De hecho, con una economía tan sólida como la actual, la inflación podría incluso intentar remontar. La dramática variabilidad de los resultados inyecta una volatilidad en el mercado que incluso a los inversores más avezados les resulta difícil sortear.

Juegos de despiste

Los pequeños rayos de sol que motivan el actual repunte de los mercados no proceden sólo de Estados Unidos: los inversores también empiezan a ver señales de esperanza en China y Europa. Sin embargo, al igual que ocurre en Estados Unidos con las buenas noticias ahora y las malas después, los principales inversores se muestran cautelosos ante el cambio de tendencia en el extranjero.

La razón para el optimismo en China es obvia. El país se está reabriendo al mundo después de casi tres años de confinamiento a causa del COVID-19. La relajación de las restricciones también ha venido acompañada de una mayor transparencia. La relajación de las restricciones también vino acompañada de un tono más conciliador de Pekín hacia los inversores, en un claro intento de recuperar el entusiasmo por los mercados financieros del país. Los responsables chinos han visto recompensadas sus buenas palabras: los inversores extranjeros volvieron a invertir 21.000 millones de dólares en acciones chinas en enero.

En Europa, la crisis del suministro energético provocada por la invasión rusa de Ucrania no ha afectado a la economía tanto como algunos temían. Los analistas más optimistas también creen que la renovada demanda de China ayudará a impulsar la mayor locomotora de la economía europea, Alemania, que exporta muchos productos al país.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde

Pero según Justin Simon, fundador del hedge fund Jasper Capital, las recientes buenas noticias de ambas regiones son falsedades. Con el tiempo, sus problemas a largo plazo —inflación en la UE y limitaciones estructurales del crecimiento en China— acabarán asomando la cabeza, explica Simon. Sólo es cuestión de saber cuándo.

La inflación sigue siendo persistentemente alta en la eurozona, por lo que los responsables políticos tendrán que seguir siendo agresivos. Y no se trata de una inflación directamente relacionada con la guerra de Ucrania. La inflación subyacente alemana, es decir, excluidos los alimentos y la energía, fue del 5% en el último año y del 6% anualizado en los últimos seis meses, por debajo de la española. Esto significa que aún no se ha salido de la crisis y que la política monetaria seguirá endureciéndose.

En China, hay indicios de que la reapertura de su economía no generará la demanda del pasado. Los economistas observan esta dinámica en los precios de materias primas como el petróleo y el cobre. China solía engullirlas. Pero cuando el país se reabrió hace unos meses, los precios no subieron, sino que bajaron. Al mismo tiempo, los responsables políticos chinos intentan ser lo más flexibles posible, recortando los tipos de interés, relajando las restricciones a los préstamos en su sobreinflado sector inmobiliario e inyectando cantidades récord de efectivo.

"La evolución de los precios, provocada por la relajación de las condiciones financieras por parte de los bancos centrales, ha iniciado una carrera en busca de rentabilidad", afirma Simon, cuyo fondo obtuvo una rentabilidad superior al 40% en 2022, según personas al corriente del tema. "Soy escéptico en cuanto a que las condiciones sigan siendo tan laxas durante el resto del año".

Si la estrategia de crecimiento de China te suena familiar, es porque se trata de un viejo libro de jugadas que el país ha intentado abandonar durante años. Ya sabemos cómo funciona. Los bancos vuelven a conceder préstamos a las empresas inmobiliarias, que representan el 30% del producto interior bruto chino. Esos promotores inmobiliarios compran terrenos a los gobiernos locales, y todo el sistema se infla de nuevo. 

Eso ocurre, por supuesto, hasta que parece que va a derrumbarse por su propio peso de nuevo, como ocurrió en 2015, en 2019 y en 2021. Esta estrategia de crecimiento económico tiene un techo, y es cada vez más bajo. La población de China también está disminuyendo. Por eso ha admitido que tendrá que aceptar un crecimiento más lento y que necesita cambiar su modelo económico. Todo esto será doloroso y llevará tiempo asimilarlo. Pero, oye, si quieres ganar dinero rápido en acciones chinas de Internet mientras Xi Jinping dice que no pasa nada porque todo el mundo se tire a la piscina, date un chapuzón.

Sólo puede quedar uno

El crecimiento económico que estamos experimentando es fuerte, pero no va a librar a las acciones de la influencia de la subida de tipos. Sólo hay una forma de devolver la certidumbre y la estabilidad al mercado, y es alcanzando el objetivo de inflación del 2% de la Reserva Federal. Las alzas que se produzcan antes de eso deben considerarse una prueba, quizá dolorosa, pero sólo una prueba.

Hay gente que le dice a Powell que "se calme" con las subidas de los tipos de interés, ya que parece que la inflación está bajando por sí sola. Pero Powell ha dicho en sus discursos que ese sería su mayor error. Powell no quiere relajarse demasiado pronto y ver cómo la inflación se descontrola mientras él está —y odio volver a usar esta palabra— relajándose. 

Los mismos promotores bursátiles que hace dos años animaban a los inversores a lanzarse al mercado y comprar cualquier cosa predican ahora la religión de las métricas contables y la auditoría en conferencias privadas sobre inversión. Algo ha cambiado. Y los inversores más hábiles de Wall Street saben que el camino de nuestra economía hacia algo parecido a la normalización no tiene por qué avanzar en una única dirección coherente. Como he dicho, es un cerdo engrasado.

No sabemos a qué ritmo, ni hasta dónde llegarán, pero se avecinan más subidas. Y eso significa que Wall Street tendrá que abrir los ojos, sacarse los dedos de las orejas y ver cómo se desmorona este rally bajista.

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