Ayayi, la influencer virtual china con un aspecto inquietantemente humano que cuesta diferenciar de una persona real

Ayayi influencer

Ayayi (Instagram)

Desde hace un tiempo se está viendo cómo algunas empresas han decidido crear su propio influencer virtual. Así como lo oyes, se trata de una animación con forma humana que algunas compañías han lanzado, bien para promocionar sus propios productos, o bien para que actúe como un influencer al uso, negociando con marcas las tarifas de publicidad y actuando como si de una persona real se tratase.

Este concepto se ha popularizado mucho últimamente, en especial en China, donde se trata de un mercado que se prevé que mueva alrededor de 200 millones de dólares en 2023.

Sin embargo, si algo tienen en común la mayoría de influencers virtuales que han salido a la luz, es que se puede percibir que no son humanos en algunos rasgos y aspectos. Pero ahora se ha sumado a la lista otra influencer virtual llamada Ayayi, y su aspecto es inquietantemente realista.

Una de las cosas que más destacan esta influencer es la textura que presenta su piel, ya que se puede percibir la adaptación de la misma a diferentes iluminaciones y entornos, tal como le pasaría a una persona real.

Su aspecto, pese a que en algunas fotos se vea algo artificial —que al final, es inevitable— es ciertamente realista, tanto que en algunas ocasiones genera un poco de inquietud saber que es una persona creada por ordenador.

Por el momento, cuenta con algunas fotos en Instagram, y alrededor de 1.000 seguidores, aunque su presencia y popularidad en China es algo mayor. Aun así, esta influencer virtual tiene recorrido por delante, pero ya está comenzando a trabajar con marcas como Guerlain.

Ahora mismo hay una gran cantidad de influencers virtuales, que ya han protagonizado campañas de marcas tan prestigiosas como Chanel o Prada, y que facturan grandes cantidades de dinero que hacen que su diseño y animación, porque lógicamente alguien debe crear todo esto, salga rentable.

Los influencers virtuales son una tendencia que está triunfando en China, pero que no se sabe si prosperará en otras regiones. Lo que está claro, es que el diseño de estos metahumanos cada vez es más certero, y con las mejoras que se van viendo, cada vez es más complicado distinguirlos de una persona real

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