¿Está funcionando la rebaja del IVA a los alimentos? Sí, pero no es suficiente: 3 señales que prueban que no llega al bolsillo

Inflación supermercado

REUTERS/Stephane Mahe

  • El repunte de enero revela que la medida sí está surtiendo efecto, pero no el suficiente como para contribuir a la moderación de la inflación. 
  • Los economistas avisan de 3 señales que explican por qué no toda la rebaja llega al bolsillo de los hogares.


La tradicional cuesta de enero se ha hecho todavía más cuesta arriba en 2023, cuando la cesta de la compra volvió a encarecerse, a pesar de la rebaja del IVA a los alimentos aprobada por el Gobierno con el objetivo de, precisamente, aliviar la tensión de precios. 

Después de 5 meses seguidos en que los precios se moderaron, dándole un respiro al bolsillo de los hogares, la inflación apretó con una subida del 5,9% en enero, 2 décimas más que en diciembre y una más de lo esperado por el INE hace unas semanas.

El cambio de tendencia lanza la pregunta de si la rebaja del IVA, en la que el Gobierno gastó 700 millones de euros, está funcionando. La medida fue aprobada el 27 de diciembre de 2022, por lo que sus primeros efectos sí deberían empezar a verse en enero. 

Según el propio Ministerio de Economía, esa bajada de precios sí que se está produciendo de forma generalizada en los alimentos. Un argumento que hace unas semanas ya adelantaba el secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés, al asegurar en una entrevista con Business Insider España que "la rebaja del IVA está funcionando".

García Andrés atribuía la subida de enero a otras dos causas: el fin de la bonificación al combustible, que dejó de estar en vigor el 1 de enero, y un cambio en la ponderación de los datos estadísticos. Una tesis en línea con la explicación del INE, que confirma que parte de la subida de enero viene por el encarecimiento de los carburantes.

El precio de la gasolina, por ejemplo, había caído un 7,7% en diciembre. Un mes después, cuando el descuento al combustible dejó de estar en vigor, la gasolina se encareció un 1,3%.

Tras analizar los datos del IPC, la conclusión es que la medida sí está surtiendo efecto, pero no el suficiente como para contribuir a la moderación de la inflación. 

La rebaja del IVA afectaba al precio del aceite, la pasta, el pan, la harina, leche, queso, huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales. Después de comparar la subida de diciembre (antes de que entrara en vigor la rebaja) y la de enero, se confirma una moderación en el precio de todos estos alimentos.

Aceites como el de girasol son en los que más se ha notado la rebaja: han pasado de disparar su precio un 50,6% en diciembre a un 32,1% (todavía alto) en enero. Por impacto de la rebaja, le siguen las harinas y cereales, la pasta, el aceite de oliva y la leche. Todos ellos con bajadas de 4 puntos porcentuales entre diciembre y enero.

Pero por mucha rebaja que hubiera, la realidad es que los alimentos continuaron encareciéndose en enero, y lo hicieron a un ritmo muy parecido al que crecían en diciembre, cuando no había rebaja. 

Si en diciembre el precio de los alimentos marcó un máximo histórico escalando un 15,7%, en enero se encarecieron un 15,4%, solo 3 décimas menos, siendo todavía una de las tasas más altas nunca vistas. 

Un chico compra en un supermercado en medio de la escalada de los precios de los alimentos.

3 señales que prueban que no toda la rebaja llega al bolsillo

Una de las explicaciones tiene que ver con que esa rebaja no se está trasladando completamente al precio final de los productos. 

Lo cierto es que, según los economistas, el esfuerzo invertido en la rebaja no está siendo proporcional a su impacto en el ahorro de las familias

Básicamente, esto ocurre porque se trata de una medida que no es ni proporcional a la renta, ni redistributiva, y donde existe el riesgo de que las empresas absorban una parte en forma de márgenes. Exactamente lo mismo que ocurría con la bonificación a los combustibles (que, sorpresa... no duró mucho, precisamente por eso).

Ayer, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación anunció que convocará a los supermercados para analizar la medida en una reunión que se celebrará previsiblemente el próximo 27 de febrero.

Beneficia más a los hogares ricos

En primer lugar, "la reducción beneficia más a las personas y hogares con rentas elevadas, que, seguramente, no necesitan esa ayuda", asegura un informe elaborado por Fedea. Concretamente, los hogares ricos se ahorrarán 60,7 euros de media, frente a 22,4 euros de rebaja de las rentas bajas, casi 3 veces menos.

Una parte se queda por el camino

Al no ser una medida focalizada y distribuida de forma directa (por ejemplo, vía ayudas), la consecuencia es que una parte de la rebaja se queda por el camino: de los 700 millones de euros de gasto público que el Gobierno invirtió en la medida, los hogares solo han percibido un 31% de la misma.

Esto se ha traducido en un ahorro muy simbólico en la cesta de la compra. Los hogares se ahorrarán 40 euros en 6 meses o, lo que es lo mismo, una compra mensual que sale unos 6,5 euros más barata por familia, según cálculos de Fedea.

Ese descuento podría ser el triple si estuviera dirigido solo a hogares vulnerables. "Si sustituyéramos la rebaja del IVA por ayudas directas concentradas en el 40% de los hogares con menores ingresos, el coste de la medida se reduciría a un tercio del actual o, alternativamente, podríamos multiplicar por 3 la ayuda media con el mismo coste agregado", resume un informe de Fedea.

Cepsa gasolinera

Las empresas aprovechan para aumentar beneficios

Aunque la normativa aprobada por el Gobierno prohíbe expresamente que las empresas trasladen esta rebaja a sus márgenes (cuestión que vigilará a través de la CNMC), los economistas no están tan seguros de que esto no vaya a ocurrir.

Fedea avisa de que una parte de esa reducción sí que podría terminar "trasladándose a una mejora de los márgenes empresariales". Análisis con el que coincide María Romero, socia directora de Economía de Analistas Financieros Internacionales (Afi), que explica que "la reducción en el precio final no es proporcional a a rebaja del impuesto". 

Esto es lo que ocurrió con la bonificación de 20 céntimos por litro de combustible. Según los cálculos de Afi, cuando el Gobierno aprobó la medida, la mayoría del descuento (alrededor de unos 15 céntimos) se los quedaba el oferente, por lo que el consumidor apenas percibía una mínima parte del mismo. 

Esto explicó por qué horas después de que el descuento dejara de estar en vigor, el precio del combustible se disparara más allá de los 20 céntimos.


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