Los bancos fuerzan a Eroski a vender parte de su negocio para poder hacer frente a su deuda

Carles Huguet,
Un supermercado Eroski en el País Vasco
  • Los bancos llevan tiempo alentando a Eroski para que venda parte de su negocio para hacer frente a sus deudas.
  • La compañía vasca mantiene un pasivo que alcanza los 2.275 millones de euros.
  • En 2017, la empresa presentó unos beneficios de 33,2 millones de euros.

Tras un año de hostilidades, Eroski comienza asumir que no tiene más remedio que plegarse ante la banca. Si la compañía planteaba en un primer momento una refinanciación “en términos continuistas”, ya admite que va a tener que vender unidades del negocio con tal de hacer frente a un pasivo que alcanza los 2.275 millones de euros. Eso sí, todavía no ha definido las partes que abandonarán el grupo vasco.

Las negociaciones entre el conglomerado que preside Agustín Markaide y el conjunto de acreedores que lideran Banco Santander —con una deuda de 520 millones— y BBVA —con un pasivo de 350 millones— se acercan a costa de que Eroski rebaje sus peticiones. "Lo que está pagando la compañía a costa de las ganancias generadas [14,8 millones de euros en el primer semestre de 2018] no es suficiente; van a tener que vender", explican fuentes financieras.

Si bien las desinversiones ya estaban consensuadas entre la banca, las últimas reuniones hicieron ver la necesidad de acometerlas a la dirección. La venta de Caprabo, adquirida en 2007 por 1.450 millones de euros, "no está sobre la mesa", aseguran.

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Antes, y debido a que las entidades no concretan cuáles son los activos que Eroski debe vender, el grupo sondea otras ventas como Viajes Caprabo, la marca de ropa deportiva Forum Sport o el negocio de otras zonas geográficas como los establecimientos en las Islas Baleares y el 50% que posee de la cadena gallega Vegalsa.

Las conversaciones pueden prolongarse hasta el verano de 2019. ​Ni la empresa ni la banca tiene prisa, pues no se han producido impagos y el calendario es cómodo hasta el mes de julio. "Nuestra intención es no agotar el plazo", explican desde Caprabo. A pesar de no haber incurrido en incumplimientos —incluso amortizó 167 millones en 2017— la deuda sigue siendo alta, reconocía el propio Markaide hace un año. 

Sin embargo, hay otros actores implicados en las conversaciones a los que comienza a entrar el nerviosismo. Las aseguradoras de las compras a proveedores ya amagan con no garantizar las operaciones si no se llega a un acuerdo próximo entre ambos. Entre ellas está la financiera pública Cofides, dependiente del Ministerio de Industria.

La deuda de Eroski

Banco Santander, con el que arrastra una deuda de 520 millones, y BBVA, con el que tiene un pasivo de 350 millones, lideran el grupo que planteó el ultimátum a Eroski hace semanas. En el pool también está Caixabank, que suma 255 millones; Banc Sabadell (175 millones) y Kutxa (117 millones) para un pasivo total de 2.275 millones de euros.

La empresa presentó unos beneficios de 33,2 millones en 2017 frente a las pérdidas de 22,8 millones de 2016. Fue la nota positiva de unos resultados que vieron cómo las ventas caían el 7,2% hasta los 4.792 millones de euros. A superficie comparable, se mantuvieron estancadas en 5.505 millones de euros. En el primer semestre de 2018, las ganancias fueron de 14,8 millones y la facturación alcanzó los 2.314 millones.

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El crecimiento es la duda que persigue a la banca, que teme la agresiva expansión de la competencia en el País Vasco, donde Mercadona ya suma 15 supermercados en sólo tres años, y el auge de empresas como Amazon. Desde Eroski, contestaban hace semanas: "A pesar de las afectaciones obvias, Mercadona nos ha comido menos terreno de lo que correspondería". El descenso de la presencia en España va ligado a la venta de centros: la última, un paquete de 26 establecimientos vendido a Carrefour por 205 millones de euros. 

Se trata del segundo asalto entre Eroski y las entidades después de que la compra de Caprabo justo antes del estallido de la crisis económica hiciera tambalear los cimientos de la cooperativa. En enero de 2015 firmó una complicada reestructuración del pasivo con los acreedores, que dividió en varios tramos. Algunos, como los 300 millones ligados a desinversiones ya fueron completados. El resto se dividió en una parte de 791 millones de deuda senior, una porción de deuda inmobiliaria de 105 millones y un tramo de deuda no estructural de 948 millones. Otras partes iban relacionadas con la generación de Ebitda.

   

Artículo Original deEconomía Digital

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