Los bancos recortan más de 21.000 empleos en los últimos 5 años, pero a pesar de los grandes ERE de CaixaBank, Santander o BBVA es la banca pequeña y mediana la que destruye más puestos

Dos trabajadores colocan el letrero de CaixaBank en una sucursal en Málaga

Cada vez hay menos trabajadores en la banca. 

Cierres de sucursales, digitalización, fusiones y desaparición de entidades se han convertido en la tormenta perfecta para acabar con miles de puestos en el sector bancario. En los últimos 5 años, el sector ha destruido 21.196 puestos de trabajo, según los datos que recoge el Banco de España

El sector tenía 185.297 trabajadores en entidades de depósito a cierre de 2017, frente a los 164.101 con los que cerró el año 2021. Lo que supuso una reducción de un 11,5% de los trabajadores en el periodo. 

Entra las dos fechas, el sector se ha enfrentado a la compra de Popular por parte de Santander, a la fusión de CaixaBank con Bankia, un par de ERE de Sabadell o al primer ERE de BBVA en España. A pesar de estas grandes destrucciones de empleo, el sector también ha visto la concentración de las entidades pequeñas y medianas. 

Pero si se observan las cifras, en estas grandes entidades la destrucción del empleo ha sido en total en estos cinco años de 9.073 puestos de trabajo, por lo que el resto correspondería a las entidades de menor tamaño. 

Tomando los datos de las memorias anuales de los 4 grandes bancos (5 en el comienzo del periodo, dado que todavía Bankia no se había fusionado con CaixaBank), la plantilla de estos era a cierre de 2017 de 115.330 trabajadores y se habría reducido a 106.257 a cierre de este año. 

Por lo que si se observan los 21.196 puestos menos de la foto general, habría 12.123 puestos de empleo destruidos que corresponden al resto de entidades. 

El estallido de la burbuja del ladrillo se llevó por delante el sistema de las cajas de ahorro, que en muchos casos fueron absorbidas por grandes entidades para evitar su quiebra y en otros, se fueron fusionando entre ellas para crear entidades más grandes y solventes. 

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Tras la primera parte del proceso que tuvo lugar en los primeros años de la crisis financiera, donde además se vivió el rescate a Bankia, el proceso de concentración de la banca mediana ha continuado en paralelo a que las entidades buscan mejorar su rentabilidad, para lo que han ido, entre otras medidas reduciendo oficinas y plantilla. 

Ibercaja, por ejemplo, acordó en diciembre de 2020 un plan de 750 salidas y el cierre de 199 oficinas. Una reducción de empleo que también ha llevado a cabo en otras entidades como Abanca, que planteaba un ERE de alrededor de 300 empleados.  

En este proceso, entidades como Liberbank ha protagonizado una de las últimas operaciones tras fusionarse con Unicaja y pasar a estar entre las 5 mayores entidades del país. Una fusión que ha ido acompañada de recortes de empleo y de sucursales. 

Prejubilaciones no cubiertas y menos sucursales 

Más allá de los grandes ERE del sector, los sindicatos llevan un tiempo señalando que la banca está en un proceso de prejubilaciones de trabajadores con mayor experiencia, pero también con mayores salarios, dentro de su proceso de búsqueda de la rentabilidad. Unos puestos que no vuelven a cubrirse, por lo menos en gran parte. 

Este hecho, unido a una creciente digitalización, junto con la reducción de la red de oficinas, no ha hecho sino apuntalar la reducción de plantillas. Se da la circunstancia, además, que la pandemia del COVID-19 sirvió para acelerar los procesos de digitalización dentro de la banca.

En su último informe sobre el empleo en la banca, el sindicato CCOO entre sus reivindicaciones situaba la de que el sector vuelva a crear empleo a través de una tasa de reposición, en lo que denominan un “contrato social” con pacto intergeneracional que permita la incorporación de profesionales jóvenes para sustituir las salidas producidas.

Una petición de aumento de plantilla que también tenía sus cimientos en la campaña de denuncia de Carlos San Juan, que comenzó a finales del año pasado, para reivindicar una atención a los mayores. El compromiso de la banca fue de autorregulación, aunque queda por ver si esto estará recogido en alguna normativa. 

Por su parte, CCOO también pedía que esto no se limitara a un "lavado de cara cortoplacista" y que se dotara a de recursos en forma de plantilla. "No es admisible que las direcciones bancarias sigan utilizando a sus profesionales como escudos humanos que soportan las consecuencias de sus decisiones empresariales", apuntaba el sindicato. 

En cualquier caso, los ajustes de empleo siguen en marcha. Aunque queda por ver cómo la nueva situación de política macroeconómica se refleja en las cuentas de los bancos, y por tanto, en sus plantillas. 

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