El Barcelona Supercomputing Center quiere liderar la carrera europea de la supercomputación

  • Europa quiere posicionarse a nivel mundial en el panorama de la supercomputación para hacer frente a la avanzadilla tecnológica de Estados Unidos, China y Japón.
  • El proyecto EuroHPC (siglas para High Performance Computing) intenta garantizar la soberanía tecnológica y la competitividad industrial europeas.

La carrera por encabezar la supercomputación se libra a escala global. China, Estados Unidos, Japón y Europa hacen sus propias apuestas por liderar la que será, también, una batalla tecnológica. Y España tiene mucho que decir en todo esto. En la capital catalana, entre los muros empedrados de la capilla Torre Girona, se encuentra el Barcelona Supercomputing Center - Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS). 

Compuesto por dos superordenadores, a los que se sumarán dos más en el 2019, el MareNostrum 4 se inscribe entre los seis supercomputadores más potentes del Viejo Continente y en el Top 25 de todo el mundo. 

A la cabeza de la supercomputación se encuentran Estados Unidos y China, a quien corresponden la primera y segunda posición de los superordenadores más potentes del mundo. 

Si algo les diferencia de Europa, no es tanto su potencia científica como la fuerte apuesta pública de sus respectivos gobiernos por la supercomputación, analiza el director asociado del BSC-CNS, Josep Martorell. Además, todo ello ha dado lugar al despliegue de potentes y grandes compañías tecnológicas que desarrollan justo eso, tecnología doméstica, tanto estadounidense como china. 

Sin embargo, advierte Martorell, la tecnología europea no es competitiva todavía a falta de una apuesta gubernamental para que se diseñara y produjera en el continente. España está entre los cuatro  primeros países más potentes de la Unión Europea tanto en investigación como en supercomputación, conjuntamente con Francia, Italia y Alemania, además de Suiza y Reino Unido (a punto de convertirse en extracomunitario). 

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Por este motivo, la Comisión Europea ha puesto en marcha el proyecto EuroHPC (siglas para High Performance Computing), en aras de que el Viejo Continente no se quede rezagado frente a Estados Unidos, China y Japón e intentar garantizar la soberanía tecnológica y la competitividad industrial europeas.

Enmarcada en esta iniciativa, por ejemplo, el BSC-CNS coge la batuta para liderar el desarrollo científico de los futuros chips europeos. Un proyecto que contará con una dotación de 240 millones de euros hasta 2021 para un consorcio de 23 socios, del que el BSC-CNS es líder científico y la multinacional francesa Atos líder industrial. 

Más allá de esto, el proyecto EuroHPC mira al horizonte del 2025 algunos de los centros de supercomputación del Viejo Continente cuenten con tecnología doméstica europea. "El objetivo es que a medio plazo haya una oferta tecnológica y europea competitiva que plante cara al resto de países", explica Martorell. 

Pero el proyecto EuroHPC también quiere posicionar la supercomputación europea a primer nivel mundial. En este camino, la iniciativa contempla instalar los dos primeros superordenadores en 2021, al que opta el BSC-CNS dado que en esta fecha corresponde reemplazar el actual MareNostrum por su quinta versión. Entre dos y tres años más tarde está previsto instalar los otros dos superordenadores europeos. 

BSC Barcelona Superordenador Marenostrum

El calendario establecido hasta 2025 irá instalando supercomputadores que sean competitivos con los que tienen China, Estados Unidos y Japón. "En nuestro caso queremos jugar un papel en este programa en el 2021", apunta Martorell. Este superordenador podría realizar hasta 200.000 billones de operaciones por segundo y contaría con una dotación de 120 millones de euros de la Unión Europea. " No se trata de una apuesta unilateral de España sino que es compartida por los demás Estados Miembros", aclara este científico y ejecutivo que aprovecha para dejar claro que la actual posición del MareNostrum 4  en la clasificación mundial es remarcable. 

La competición en supercomputación a nivel mundial está servida y este es un sector en el que los avances suceden a velocidades trepidantes. Por este motivo, incide el director asociado del BSC-CNS en la importancia de financiar este tipo de iniciativas con dinero público. "Sin inversiones públicas potentes en ciencia básica, sería imposible estar en el primer nivel mundial de la supercomputación. O estás o no estás, no hay ligas intermedias en este sector". 

A lo que se refiere Martorell es a la necesidad de que el capital privado y público entre en la ecuación para poder desarrollar la siguiente tecnología de vanguardia. En este caso pasa, entre otros, por los avances en inteligencia artificial o en computación cuántica. 

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Parece que los próximos progresos se basarán en la combinación de tecnologías. Así resuelve Martorell cómo la hibridación entre la inteligencia artificial y la supercomputación podría ayudar a diseñar nuevos procesadores y avanzar en computación. 

También la computación cuántica se encuentra entre las promesas del advenimiento tecnológico. Si bien es cierto que no será una realidad a nivel doméstico sí se habla de que en una década la combinación entre la computación cuántica y la clásica sea viable. "La Comisión Europea pone fecha en 2027-2028 para los sistemas de computación híbridos (combinación de computación cuántica y clásica)", aclara el director asociado.

En este sentido, Martorell tiene clara su apuesta: "en una o dos décadas veremos computadoras más y más potentes y algunas tecnologías, como estas, entran y empiezan a permitir que crezca el ritmo y velocidad de computación".
 

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